Como el Rock Werchter no empezaba hasta el jueves (y no se permite acampar hasta entonces) y nuestro vuelo Mallorca-Bruselas era para el miércoles, decidimos pasar un día en la capital belga para darle una segunda oportunidad (cuando fuimos un fin de semana hace dos años no nos pareció nada espectacular).
Esta vez fuimos sin ninguna prisa; queríamos dejarnos encandilar por una ciudad nueva. Por eso, pedimos a nuestras guías de lujo, Basia y Anna-Lisa (del Hospitality Club) que nos mostraran la verdadera Bruselas, la que no llegan a ver los turistas. Al final del día, tuve una agradable sensación tras haber recorrido la «otra» Bruselas. Quizás también fuera porque era Julio y teníamos la ola de calor encima, pero aquella ciudad del norte dejó de ser gris y fría para parecerse a la mejor Barcelona cosmopolita y mediterránea, inundada de terracitas y festivales en la calle.
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Planing alternativo en Bruselas:
BARRIO DE SANTA CATERINA. Barrio popular mayoritariamente flamenco, lejos de los turistas, lleno de terracitas y calles singulares para pasear un rato. Me pareció una especie de Born de Barcelona.
En el BARRIO DE LA BOLSA también se encuentran varios bares donde tomar una autétinca cerveza belga. Algunas buenas Cerveza Belga: Stella Artois (la más normal y conocida), Kwak (habitualmente presentada en un vaso largo y un soporte de madera), Duvel (otra gran cerveza) y Rodenbach (de color rojo, muy buena y refrescante).
Desde la calle principal de restaurantes de Moules Frites (rue des Bouchers / Beenhouwersstraat) se llega a una callejuela donde está el bar DELIRIUM, en el que se sirven más de 2.000 cervezas de todo el mundo! Una auténtica pasada! Habitualmente está llenísimo y, si es hora punta, no hay sitio, pero como mínimo merece la pena entrar para ver la espectacular decoración «cervecera». El bar fabrica su propia cerveza: Delirium -obviamente.
Al final de ese mismo callejón está la JEANNEKE PIS, la versión niña del Manneken Pis 🙂 Es graciosa pero ya no mea… Se ve que el propietario de un restaurante de esa calle la inventó para atraer turistas al pequeño callejón. Hoy el restaurante está cerrado pero entre Jeanneke y Delirium consiguen atraer centenares de jóvenes y curiosos cada día.