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Hammam Suleymaniye (mixto)

En nuestra opinión, si vas a visitar Estambul o Turquía, no puedes dejar escapar la oportunidad de pasar un par de horas en un baño turco (o Hamam). Sería como visitar Madrid y no probar un bocata de calamares. La experiencia del Hammam te mete de lleno en la cultura turca y, además, te relaja!

Baño Turco Suleymaniye Estambul

Antes de entrar en el Baño Turco Suleymaniye. Queríamos hacer una foto «post hamam» pero estábamos tan relajados que nos olvidamos ^^

Un sábado de octubre estuvimos en el único Hammam mixto de Estambul. Ya habíamos visto todo lo que queríamos ver de Istanbul (o todo lo que puedes llegar a ver como turista, 3 ó 4 días), y nos llamaba mucho la atención lo de estar en un «spa» a la turca (spa? pues claro! en el hamam hay saunas de vapor, masajes, carnes sueltas espuma y agua… mucha agua!).

Tradicionalmente, todos los baños turcos siempre han separado hombres y mujeres en salas distintas. Estamos de acuerdo en que para que la experiencia fuera auténticamente turca deberíamos haber ido a un Hamam más autóctono, menos turista y, obviamente, no mixto. Pero, que queréis que os diga, no me hacía gracia quedarme sola (éramos 2 chicos y 1 chica) en una sauna durante más de 1 hora…

Estuvimos en el Hammam Suleymaniye, situado cerca de la mezquita que lleva ese mismo nombre y a unos 15 minutos andando del Bazar de las especies (y encima, de camino, puedes ver el mercado de Eminönü!). Nos encantó la experiencia y repetiríamos sin duda! Así que este hamam, pese a ser MUY turístico, es 100% recomendable (sobre todo por lo de ser mixto y poder ir con un grupo de gente/amigos). Está limpio, el trato fue muy bueno, el masaje genial y el edificio es muy auténtico. La única nota negativa es que detrás nuestro llegaba un grupo de unas 8 chicas, una pareja y otro grupito, por lo que en según qué horas puede estar demasiado lleno y supongo que no lo disfrutas igual. Nosotros tuvimos la suerte que estuvimos los 3 solos con otra pareja. El silencio en la sauna, la libertad de movimientos que tuvimos y, sobre todo, el ser los primeros en recibir el masaje, valieron mucho la pena y condicionaron que nuestra experiencia fuera excelente. Si hubiéramos llegado 1 hora más tarde quizás me estaría quejando de la cantidad de gente y barullo que había…

Qué ocurre en un baño turco?

Lo primero, que hay que reservar. Sobre todo, si es sábado. Para el Suleymaniye, hay que reservar por internet desde su web. Si estáis en un hotel, tenéis la opción que os recojan. El precio de 35 EUR (es de los más caros por ser el único mixto) incluye: sala sauna vapor, masaje exfoliante y masaje con jabón, toallas y biquinis, zuecos, y acceso libre al tocador post-baño con desodorante, secador, colonia, etc.

Una vez dentro del local, te cambias en unos mini vestuarios privados que puedes cerrar con llave. Tradicionalmente, en los baños turcos se ha ido siempre desnudo con toallas para taparse. En el Hamam Suleymaniye (y en muchos otros turísticos), tienes la opción de ir en bañador/biquini o de que te dejen un biquini de ropa (para chicas) y una toalla (para chicos).

Luego, con la toalla monísima de cuadros rojos y blancos, te calzan los zuecos y pasas a la sala de vapor (la sauna). Está caliente pero se soporta bien. La sala es toda de mármol, de forma octogonal, con una gran piedra de mármol (calentita) en el centro donde te puedes tumbar y relajar. A los lados de la sala, hay mini estancias con grifos de agua fría y caliente para que te vayas echando agua y refrescándote.

La sauna de mármol del Hamam Suleymaniye, con dos turistas posando monísimamente

Tras 30-45 minutos en la sauna, cuando ya no sabes qué hacer ni cómo ponerte, vienen los masajistas (en Suleymaniye son siempre hombres) y empiezan los masajes en cada una de las mini estancias. Los masajes (en plural) son al mismo tiempo y los cuatro o cinco masajistas están perfectamente sincronizados. Que cómo lo sabemos? Porque cada x tiempo, te dan unos «golpes» marcando el final del masaje en cada zona del cuerpo, y los golpes resuenan todos a la vez desde cada una de las seis mini estancias. Calma: no es un golpe de dolor! Al contrario, a mí me entraba la risa cada vez que lo daban porque oía a los demás recibiendo el golpe 1 segundo más tarde que el mío xD

Pero vayamos por pasos: antes del masaje de cuerpo, te hacen una exfoliación con un guante (vete a saber a cuánta gente más ha frotado…). Para ello te sientan al lado del grifo de agua fría y, antes, durante y después de la exfoliación, te van tirando agua fría por encima con un cuenco que lleva años allí. Todo muy auténtico. En ese momento, te entra el pánico y el miedo a la vez; ay madre mía, dónde me he metido! Hay un señor ráscandome por todo el cuerpo y luego me echa agua por encima! Pero ya es tarde para huir. El masajista hace y deshace, tira y vuelve a tirar agua, y ya sólo eres un muñeco en sus manos. Su objetivo: quitarte el stress, relajar tu cuerpo y refrescar tu cuerpo tras 40 minutos de sauna.

La exfoliación dura bien poquito y no es, para nada, fuerte. Antes de ir, leímos unos comentarios negativos en la web acerca de la exfoliación que casi nos desdicen de nuestra idea de pasar la tarde en el Hamam. Menos mal que fuimos valientes porque no era para tanto, la verdad.

Luego, te hacen tumbar en un banco de mármol y te echan jabón por encima (MUCHO jabón; dejas de ser carne y te conviertes en jabón!). Y entonces empieza verdaderamente el masaje: primero por detrás, piernas y espalda; luego por delante, piernas, brazos y cabeza. Y entre zona y zona, el «golpecito» mágico sincronizado 🙂

Obra de arte: jabón sobre cuerpo; preparado para el masaje turco

Tras el masaje, te sientan de nuevo al lado del grifo y te vuelven a echar muchísima agua para quitarte el jabón. Es lo más parecido a un bebé en una bañera y su madre echándole una palangana de agua por encima xD

Aunque no tengo ni la menor idea de cuánto tiempo pasó entre una cosa y otra, yo diría que en total fueron unos 20-30 minutos con el masajista.

«Los turistas toman te, muy relajados tras el masaje»

Luego, sales de la sauna, pasas a un vestuario para mujeres (u hombres en su caso), te hacen dejar tu bañador en una bolsa de plástico (que llevarás contigo) y te tapan el cuerpo y la cabeza con toallas turcas. Estás relajado, extasiado y muy mono.

Antes de volver al vestuario privado con tus cosas, pasas por una sala de relajación, donde te sirven tés y bebidas refrescantes (pagando; pero una vez allí, ya qué más da). Nuestro preferido: el apple tea (de manzana). Además, te echan perfume de rosas en una mano para que sigas extasiado un rato más xD
Después de transformarte de nuevo en turista occidental, pasas por un tocador en el que puedes echarte desodorante, colonia.. o incluso puedes peinarte y secarte el pelo. Son muy coquetos, los turcos.

Qué lástima que no pudiéramos entrar a la sauna con la cámara de fotos porque hubiera sido tremendo inmortalizar todos estos momentos 😉

 

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