Como os comentaba en mi anterior post, el pasado puente de San Juan estuvimos en Menorca para… 1) desconectar del trabajo y pasar unos días de relax; 2) descubrir las paradisíacas playas de Menorca; y 3) disfrutar de las fiestas de Sant Joan 🙂 Si tuviéramos que clasificar las playas de Menorca, podríamos decir que hay de dos tipos:
- Las playas del NORTE son más vírgenes y rocosas. A causa del fuerte viento, las costas son más escarpadas y el agua llega a la playa con más fuerza. Olvidaros de las playas paradísiacas de arena blanca y aguas cristalinas. La arena es más gruesa y la vegetación suele llegar hasta la línea de la playa. Eso sí, están mucho menos masificadas e incluso algunas son de tan difícil acceso (a pie, andando media hora o en barco) que si consigues llegar, estarás prácticamente solo.
- Las playas del SUR són la imagen paradisíaca que muchos tenemos en mente cuando pensamos en Menorca o cualquiera de las islas Baleares. Son de más fácil acceso y son más concurridas, sobre todo las cercanas a Maó y a Ciutadella. Arena blanca y agua de un color azul cristalino que enamora, además de poco profunda. Ideal para ir con niños, pues pueden jugar en el agua sin que les cubra.
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Día 1. Las paradisíacas calas del sur
Día 2. A por las calas vírgenes del norte
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Día 3. El sureste, cerca de Maó
Aprovechando que ese mismo día regresábamos a Barcelona, decidimos cruzar la isla hasta Mahón y explorar esa parte de la costa. Habíamos oído hablar bien de la zona de Binibèquer y alrededores. Pasamos por las calas de BINIDAL·LÍ y BINIBÈQUER. Como en la Macarella: arena blanca, aguas cristalinas …¡y muchíma gente!Más gente que en el suroeste, diría yo. Y quizás también un perfil de gente distinto: más familias con niños, de elevado poder adquisitivo. Se nota que son zonas más exclusivas/elitistas y que están cerca de la capital. Llegar a ambas playas es muy cómodo y apenas hay que andar. Eso sí, no hay sombra alguna por lo que la sombrilla es muy necesaria. Binidal·lí es muy pequeña pero si vas temprano hay sitio seguro. Eso sí, tuvimos que irnos pronto porque había alguna medusa rondando por la orilla y además la cala en general olía mal (desconocemos porqué).
Comimos en SANT CLIMENT en un restaurante impresionante. ¡El descubrimiento del viaje, diría yo! Se llama Musupta Cusí y está en la carretera general que entra a Sant Climent. Justo enfrente había un casino-restaurante pero estaba muy lleno y era bastante caro con lo que decidimos entrar a Musupta Cusi y probar suerte. Aunque por fuera no parece nada del otro mundo (incluso asusta con su pizarra orientada a los guiris, escrita en inglés y ofertando «Sangría y Música»), por dentro es una preciosidad. Un tesoro escondido en Sant Climent. Se puede comer en un patio encantador con sombra y con mucha tranquilidad. El local está regentado por un inglés (diría, tampoco le preguntamos de donde era…) que apenas habla español pero es capaz de cocinar ricos platos 🙂 La carta no es muy variada pero sirven ensaladas, pescado fresco, carne deliciosa y helados. Además, sonaba música menorquina de fondo, lo cual hizo que fuera todavía más idílico. 100% recomendable!
Por la tarde, tras pasear por Mahón, nos escapamos a la COVA D’EN XOROI, un bar muy turístico pero casi obligado para los que visitan Menorca por primera vez. El local es espectacular; está construido en una enorme cueva y tiene varias salas. Lo ideal es ir cuando empieza a atardecer para ver la puesta de sol, aunque realmente cualquier hora es buena para tomarse algo. (Ojo que la entrada vale 8 euros! incluye refresco).
Nos fuimos de Menorca con buen sabor de boca. Habíamos estado en las mejores y más típicas playas de la isla, habíamos comido realmente muy bien y habíamos desconectado del trabajo disfrutando de las «festes de Sant Joan» de Ciutadella. Muy recomendable ir a Menorca precisamente por Sant Joan. De esta manera, se puede hacer planing playero por la mañana y fiestas tradicionales por la tarde/noche 🙂 Nos alojamos en los apartamentos de Sa Cala, en Cala Morell, muy cerquita de Ciutadella. Recomendables también: tranquilos, con intimidad y con fabulosas vistas al mar. ¡Volveremos, seguro!