Al final del río Ebro, ya en tierras catalanas y apuntando en forma de flecha, se encuentra el Parque Natural del Delta de l’Ebre: una excursión obligatoria para los escolares, fans de la ornitología y familias deseosas de pasar un fin de semana lleno de actividades al aire libre –y en este último caso nos encontramos nosotros.
Movidos por un caja regalo sabor rural, decidimos volver al Delta (20 años después) para pasar un entretenido fin de semana familiar e intentar salir de la rutina del cemento, la contaminación y el estrés. Lo logramos y hemos vuelto para contarlo –seamos francos, tampoco hubiéramos aguantado con la invasión de los mosquitos en verano.
Familias con niños pequeños, y con niños ya mayorcitos, grupos de amigos e incluso despedidas de soltero aventureras; a todos ellos les puede encajar el planning que a continuación os propongo.
¿Qué es el Delta, por qué se forma y dónde está?
Un delta es un «terreno comprendido entre los brazos de un río en su desembocadura» [RAE]. Hablando claro, es el lugar donde, en este caso, el río Ebro, llega al mar. En su camino por los Pirineos, sistema Ibérico y cordillera Cantábrica, arrastra todo tipo de sedimentos que acaba soltando una vez llega al mar. Estos sedimentos con los años acaban transformándose en tierra firme, llamada Delta. Al ser agua corriente, la tierra va moviéndose con ella y por eso el Delta ha ido variando de forma y extensión a lo largo de los años. Es por eso que hoy día encontramos faros en medio de la tierra firme y, que hace cuarenta años, estaban en pleno mar.
El Parque Natural del Delta se encuentra al sur de Cataluña, cerca de Amposta, Tortosa y de la frontera con la Comunidad Valenciana. A 150 km de Barcelona y a sólo 70 km del aeropuerto de Reus. Son muchas las opciones de vuelos baratos para llegar a cualquiera de los dos aeropuertos y alquilar un coche desde allí, para llegar al Delta – imprescindible para moverse por el Parque Natural y disfrutar de los paisajes de arrozales.
El paisaje actual es un Delta cuidado y en estado natural, lleno de lagunas, arrozales y senderos entre arbustos. Un lugar húmedo y con temperaturas muy suaves, el destino turístico ideal de mosquitos, patos y todo tipo de aves, incluidos los flamingos.
Campamentos base y cómo moverse
Una de las mejores opciones es instalarse en Deltebre, justo en medio del Parque Natural. No tiene ningún encanto especial pero es punto muy céntrico para moverse por el Delta. Si ese es vuestro caso, echad un ojo al Hotel Rull, donde nos alojamos. Es un hotel de tres estrellas, grande pero tranquilo, con una atención muy amable y con los servicios suficientes para pasar un buen fin de semana. Destaca por la calidad de su restaurante Garlax, integrado en el hotel, donde sirven exquisitos menús degustación con comida típica de la zona: moluscos, arroz, pescado…
Para los que prefieran algo más económico, el Camping L’Aube, situado en la desembocadura del Delta, es una opción magnífica. Tienen unos bungalows espectaculares (casi los podríamos llamar «mini casas de fin de semana») para cuatro personas.
Hay otros alojamientos más rurales tipo Bed & Breakfast o casas de huéspedes situados a lo largo del Delta. Si os interesa, preguntad en Poblenou del Delta, un pequeño pero encantador pueblito con casitas blancas. Los que prefieran más movimiento (sobre todo por la noche) pueden alojarse en Sant Carles de la Ràpita o en Amposta.
Moverse en coche por el Delta no es del todo sencillo; de hecho es bastante complicado orientarse si no se tiene un mapa de carreteras. Los infinitos senderos entre arrozales lo convierten en un laberinto rural no apto para estresados.
Actividades al aire libre para no aburrirse en el sofá de casa
Poned en la maleta una gorra, crema solar, gafas de sol y anti-mosquitos, y salid a disfrutar del Delta. Aquí van una serie de actividades recomendables para todo tipo de exploradores:
· Vuelta en bici por la Balsa de l’Encanyissada
En la zona sur del Parque, cerca de Poblenou del Delta, se encuentra una gran laguna de unos 15km de perimétro. Una vuelta ideal para realizar en bici, en aprox 2h. A lo largo del recorrido hay torres mirador, lugares donde ver flamingos y arrozales. El sendero es muy llano pero no acaba de estar bien señalizado, así que resulta muy recomendable ir resiguiéndolo en el mapa.
· Restaurante en la Casa de fusta
Podéis alquilar bicis (e incluso tándems) en la Casa de Fusta (Casa de Madera), donde además encontraréis un punto de información y un restaurante tradicional y muy popular: Restaurant l’Estany (reservad con antelación, suele llenarse). Tas una dura jornada pedaleando, nada entra mejor que una buena paella de «arrós caldós d’ànec» (arroz caldoso de pato) o una fideuà. Y de postre, «menjar blanc», una especie de arroz con leche pero sin arroz y más harinoso.
· Paseo en golondrina hasta la desembocadura
Una excursión recomendable es subir a una de las golondrinas que llevan hasta la desembocadura del río Ebro. Hace varios años los barcos solían salir desde Deltebre, recorrer buena parte del río y acabar en la desembocadura. Hoy, el recorrido es más corto pero dura unos buenos 45 minutos (va desde El Garxal, restaurante Ca la Nuri, hasta la desembocadoura; por 8 euros por persona). Se trata de un paseo lento y tranquilo, en el que se cuentan curiosidades sobre la formación del Delta, su fauna, la isla de Buda y la mezcla de agua salada con agua dulce.
· Cruzando el trabucador. Kite Surf.
El estrecho paso entre la urbanización Eucaliptus y la Península de la Banya se llama Trabucador y es una carretera de unos 7km de terreno arenoso (abstenerse de hacerlo en bici) que lleva hasta la Península. Esa zona (y en general como todo el Delta) es muy ventosa por lo que es habitual ver kite-surfistas volando. En la Península hay playa pero el viento suele ser tan fuerte que no es especialmente agradable.
· Cala de Cap Roig
Si precisamente buscáis una buena playa donde tumbaos a descansar, os recomiendo ir al Perelló, ya fuera del Delta, muy cercano a la Ampolla. Cerca del Perelló hay varias calas preciosas; una de las mejores es la cala de Cap Roig, a resguardo del viento y con un paisaje mediterráneo de olivos y tierra rojiza, de ensueño. El agua está limpia, la arena es fina y la cala no es muy profunda.
Junto a la cala, a cinco minutos en coche o a 10 andando por el camino de ronda, hay el restaurante Perales: absolutamente recomendable. Sus vistas son impresionantes y son especialistas en arroces –obviamente.
Además de estas actividades propuestas, hay un sinfín de cosas más a descubrir: canoas, observatorios de aves, paseos en carro, el faro del Fargar (en la península norte)… Escaparos al Delta y disfrutad de un fin de semana rural lleno de actividad. Podéis visitar la web oficial de Terres de l’Ebre para acabar de planificar vuestra escapada.