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Consejos para visitar el lago de Bled

Trampolin lago Bled

Desde el trampolin

 

A 45 minutos de Ljubljana se encuentra el lago más famoso de Eslovenia y, posiblemente, uno de los más bonitos de toda Europa. El lago de Bled tiene todos los ingredientes para ser un lago místico y mágico: agua de un color azul intenso, montañas alpinas de fondo, una isla con una iglesia en medio del lago, bosques verdes alrededor y un castillo en la cima de un acantilado escarpado. A pesar de su magia cautivadora, todavía son muchos los viajeros que pasan sólo unas horas en Bled, de paso por Eslovenia. Hoy me he propuesto convenceros para que si visitáis Eslovenia, destinéis al menos 1 día entero a visitar el lago y sus alrededores, haciendo noche en Bled.

 

Date un chapuzón en el lago. Se admiten niños.

Es verano, hace un día fabuloso y los 27ºC al sol animan a darse un chapuzón en el lago. Si los lagos tienen fama de ser oscuros y poco apetecibles al baño, Bled es la excepción que confirma la regla. Es como una gran piscina azul de aguas tranquilas y frescas. Está permitido bañarse en cualquier parte del lago pero hay unas zonas especialmente habilitadas para ello. Las «playas» del lago son básicamente de césped y están perfectamente condicionadas para entrar tranquilamente al agua o bañarse con niños. Especialmente agradable es la zona de piscinas cercana al pueblo de Bled (15min andando). La entrada es de pago (7 € por un día entero) pero merece bien la pena por sus excelentes instalaciones (wifi, cambiadores, taquillas con candado, trampolines, piscinas para niños, bar, plataformas en el agua…). Bled no es el único lugar en Eslovenia y Croacia donde nos hemos encontrado con piscinas y zonas especialmente para niños. El turismo familiar es uno de los principales en estas regiones y se nota. Las demás zonas de baño son gratuitas y suelen estar bien arregladas.

Trampolin lago Bled

 

 

¿Tienes una hora y media? Da la vuelta al lago andando

Dando la vuelta al lago disfrutas de vistas preciosas y aguas cristalinas

No hay mejor manera de sentirse parte del lago que dar la vuelta tranquilamente andando. Tras un chapuzón largo y tendido, decidimos dar la vuelta a pie por el camino que rodea el lago desde la orilla. En apenas 1h 30min estábamos de vuelta en el pueblo de Bled. El sendero es muy tranquilo, llano y frecuentado por varios paseantes. La primera parte del recorrido (lado de las piscinas) está asfaltada y es habitual ver gente en bici o en patines. Sin embargo, el lado opuesto del lago tiene tramos de arena, sin asfaltar y estrechos, por lo que si vais en patines deberéis entrar en la carretera -no muy recomendable ya que el tráfico es anbundante.

Por el camino, iréis descubriendo preciosas vistas – a cada paso, mejor! Playas tranquilas, embarcaderos donde reservar una barca para llegar a la isla central e incluso zonas en las que el agua es totalmente cristalina. La vuelta merece la pena si disponéis del tiempo; sin duda, esa tarde de relax en el lago fue uno de los destacados del viaje a Eslovenia. Disfrutamos como niños y pudimos descansar unas horas.

 

 

En barca hasta la isla central

Ir remando hasta la isla central de Bled es una actividad MUY habitual entre los visitantes de Bled. A pesar de que nosotros no lo hicimos, nos sorprendió ver la cantidad de lugares donde se puede alquilar una barquita (barca pescadora, barca en forma de cisne, piragua…) y pasar el rato remando. La distancia no parece muy larga pero se necesitan fuerzas y paciencia para ir y volver. Los precios rondan los 10-15 € la hora.

Para los más perezosos, hay también la opción de subirse a una barca tradicional para que nos lleven. Se trata de la embarcación Pletna que desde el siglo XII lleva a los pasajeros que lo deseen hasta la isla central, actualmente por unos 12 €.

 

 

Subid al castillo para admirar las vistas

En la cima del acantilado se encuentra el castillo con un museo en el interior. La entrada al castillo es de pago (8 €). El motivo principal de que tanta gente suba al castillo no es su exposición sobre la historia de la zona, sino las espectaculares vistas del lago. Desde allí se obtiene seguramente la mejor foto. Se sube fácilmente en coche hasta un parking frente al castillo. Si sois atrevidos y queréis ahorraros los ocho euros de la entrada pero obtener igualmente buenas vistas, podéis ir por un caminito que se encuentra detrás del castillo (se accede desde el final del parking). El sendero está abandonado por lo que hay algunas rocas y plantas molestas, pero no es complicado.

Vistas del lago Bled desde las afueras del castillo

 

¿Dónde dormir? Una estancia tranquila y a tu ritmo en los Apartamentos Poldi

Tras una agradable tarde en el lago, llegó el momento de volver al pueblo, hacer algunas compras y regresar a nuestro apartamento que teníamos reservado para una noche. Dormir una noche en Bled nos permitió poder pasar la tarde tranquilamente en el lago y disfrutar del paisaje sin prisas, cosa que no habíamos conseguido desde que habíamos empezado el viaje por Eslovenia. Además, al día siguiente nos esperaba una buena excursión por los alrededores de Bohinj, otro lago precioso, a media hora de Bled, del que os hablo en este otro artículo.

Nos alojamos en los Apartamentos Poldi, un negocio familiar regentado por Leo Ličof, quien nos había recibido con los brazos abiertos esa misma mañana y nos recomendó precisamente las actividades del lago. A menudo, cuando viajamos a grandes hoteles y cadenas echamos de menos el trato personalizado que recibes en pequeños alojamientos como los Poldi. Por eso, para este viaje a Eslovenia decidimos que la mejor manera de integrarnos con la cultura era reservando algunas estancias en hoteles pequeños y familiares.

Una ducha fresca y un refresco en la terraza nos sentaron genial para recargar pilas. Los Apartamentos Poldi están en el mismo pueblo de Bled (a apenas 15 minutos andando del lago), pero en una calle muy tranquila, resguardada del tráfico. Esa noche dormimos con la ventana de la habitación abierta. Un lujo ver las estrellas y oir el silencio de la noche. Los mosquitos deben de ser diferentes en Eslovenia, ya que no nos picó ninguno, ni siquiera durante la estancia en el lago de Bled.

Si buscáis un alojamiento en Bled que sea cómodo, familiar y bien situado, en los Poldi estaréis de maravilla. Lo mejor, las terrazas que dan al comedor y a la habitación; ideales para un desayuno campestre y relajado. Si os gusta cocinar a vuestra manera, la cocina está totalmente equipada y el comedor es suficientemente ancho. La decoración de los apartamentos es acogedora y cálida, como si estuviéramos en casa. El wifi es gratuito y nos fue de maravilla para publicar las fotos del día. Los apartamentos tienen una capacidad para 2-4 personas y van desde 69 € a 135 € por noche. Para más información, contactad con Leo a través de su página web y saludadle de mi parte 🙂

 

 

¿Dónde comer cocina mediterránea, eslovena e hindú? En el original restaurante Okarina

Aunque nuestra primera opción para cenar era cocinar algo rápido en el apartamento, no pudimos rechazar la invitación de Leo. El propietario de los Apartamentos Poldi también es el dueño del restaurante Okarina, un encantador restaurante situado en la calle central de Bled, en el que proponen una original y exquisita mezcla de sabores para todos los bolsillos y gustos.

Duchados y arreglados, a las ocho y media nos sentamos a comer en la terraza del Okarina. Nos sirvieron unos aperitivos mientras ojeábamos la oferta de platos. La carta era extensísima: desde platos mediterráneos como ensaladas, pastas y rissottos, hasta platos típicos de los balcanes como el cevapci o la mítica tarta de Bled de postres, pasando especialidades hindús como sopas, cocina tandoor o platos al curry. Menos mal que salió Leo a saludarnos y a recomendarnos sus especialidades. La elección estaba hecha. Llenamos nuestros estómagos con entrantes, platos principales y postres, todo ello regado con vino de la región. ¿Se nota que apenas habíamos merendado?

Los platos, sabrosos, con cantidades abundantes, y cuidando la presentación. Los camareros, un diez por su atención y amabilidad; se aseguraron que no nos faltara de nada. En algunas mesas cercanas había otros huéspedes de los apartamentos. Tranquilidad, luz ténue y música chill out de fondo; el ambiente era cautivador e incluso con un punto romántico. Al despedirnos, topamos con algunos de los recuerdos del local, en los que destacaba un simpático autógrafo de Paul McCartney (con dibujo incluido) en el que apuntó que había disfrutado mucho con la comida y el ambiente. La cena en Okarina fue la despedida perfecta de Bled.

 

Más información sobre el restaurante Okarina:

 

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