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Cada vez tengo más miedo a todo lo que me rodea: incluída yo. Miedo a tener un accidente de avión, miedo al fracaso, miedo a hablar en público, miedo a quedarme sin un duro, miedo a la soledad, miedo a las reacciones de mi cuerpo, miedo a lo que opinen de mí, miedo al futuro, miedo a la crisis… Los periódicos dicen que la crisis está consiguiendo aumentar los ataques de pánico, de ansiedad y de miedo. Y sí, este es mi caso.
¿Qué es el Método Grinberg?
El Método Grinberg es una manera estructurada de enseñar a través del cuerpo. Mediante el uso del tacto, la respiración, el movimiento y ejercicios diversos, además de técnicas que desarrollan nuestra capacidad para prestar atención, nos enseña a reconocer comportamientos repetitivos que nos limitan y tener control sobre los síntomas de desequilibrio que experimentamos en nuestras vidas. Nos ofrece la posibilidad de ir más allá e estas limitaciones, encaminarnos hacia lo que queremos y realizar un cambio real que se expresa claramente en nuestras vidas y nuestros cuerpos.
Más info del Método en la web oficial
Básicamente, se trata de una sesión (normalmente individual) con un practicante que te enseña a corregir malos hábitos de tu cuerpo o patrones que no te convienen. En mi caso, cuando algo me daba miedo, dejaba de respirar. Tal cual. ¡Y yo sin saberlo! La falta de respiración conllevaba todas las otras consecuencias (náuseas, hinchor de estómago, temblores continuados). En las sesiones de Grinberg es habitual volver a re-vivir esas situaciones que no te gustan para darte cuenta de cómo actúas (mal) y aprender a corregirlo para que tu cuerpo esté bien y tú te sientas bien.
¿Por qué me lancé a probar el Método Grinberg?
En marzo del año pasado tuve mi primer ataque de pánico y mi primer ataque de estrés. El día a día de una start-up en la que trabajaba sumado a mi miedo a hablar en público y a la vulnerabilidad frente a ciertas decisiones, consiguieron desatar el primero de varios ataques de pánico que siguieron en los próximos meses. Mi cuerpo temblaba demasiado a menudo y sin saber por qué. En noviembre, mi amiga Núria (una de esas personas con las que siempre te vas encontrando en etapas de tu vida) me convenció para que probara una sesión del Método Grinberg. Me miró los pies y me dijo que «tenía un exceso de agua» (traducción: mucho drama y miedo). Siempre he sido muy incrédula para este tipo de cosas pero ya no sabía qué más probar (iba a 3-4 valerianas por día) así que acepté su invitación.
Más de 2 meses de sesiones Grinberg
Ahora ya llevo más de 2 meses haciendo sesiones Grinberg y el resultado es abismal: más confianza en mi misma, más seguridad y, lo mejor de todo, control absoluto sobre mis ataques de pánico. Aprendí a parar los ataques de pánico e incluso a evitarlos a tiempo (respirar bien es la clave!).
¿Cómo son las sesiones Grinberg?
Duran aproximadamente 1 hora y se hacen de forma semanal (también puede ser quincenal o incluso 2 veces por semana si se quiere acelerar el proceso). El practicante trabaja con diferentes zonas de nuestro cuerpo y realiza ejercicios para corregir esos malos hábitos y permitir el dolor y el miedo. Una forma de decirle a tu cuerpo que puedes superarlo. Son sesiones intensas que acaban con 10 minutos de relajación. Lo bueno es que eres tú mismo el que realizas los ejercicios con la ayuda o tutorización del practicante, que te va guiando en cada situación. Grinberg se basa mucho en la reflexología podal.
Si os interesa saber más, os recomiendo ver la siguiente entrevista a Avi Grinberg, fundador del Método. A pesar de que es larga, os podéis hacer una mejor idea del método y sus orígenes, sobre todo viendo los primeros minutos del video.
Cosas que he aprendido en este viaje «grinberguiano»
He ganado más confianza en mí misma y más seguridad. Pero sobre todo he aprendido a «sentir» mi cuerpo: a escucharlo cuando tiene miedo, cuando algo no le gusta o cuando está pidiendo que me tranquilice. He aprendido a respirar correctamente para frenar, para no ir estresada, para focalizarme en lo realmente importante.
Ahora soy adicta a respirar media hora cada noche, repartiendo energía por todo mi cuerpo, notando «escalofríos energéticos» desde la cabeza hasta los pies. Me siento viva y me siento bien. Tengo muchos retos complicados por delante y siento que mi cuerpo está conmigo para afrontarlos con energía.
Todavía estoy en proceso Grinberg, superando nuevas fases del miedo. Pero haber conseguido escribir este post es el mejor síntoma que todo marcha bien. Actualmente estoy en un momento de grandes retos en mi vida, laborales y personales, y necesito que me enseñen a aprovechar toda la energía de mi cuerpo.
¿Quién debería probar el Método Grinberg?
Aquellas personas que sienten que no están a gusto, que quieren sentirse bien y aumentar el bienestar y vitalidad de su cuerpo; aquellas que quieran dejar atrás comportamientos y humores repetitivos con los que no se sienten a gusto; aquellas que necesiten ganar confianza para afrontar nuevos retos.
La sensación de sentirse bien debería ser lo habitual. Por desgracia, entre el estrés, la situación económica, la falta de empleo, los impagos y la mala racha, parece que sentirse bien es algo inasumible. Os animo a que lo probéis para cambiar el rumbo de vuestra vida y ser como queréis ser.
¿Queréis probar una sesión gratuita del Método Grinberg?
Por ahora, en España, sólo hay practicantes del Método en Barcelona y Valencia. Si vivís cerca de Barcelona, os recomiendo hacer las sesiones con mi amiga Núria. Si contactáis con ella y le decís que habéis visto este artículo tenéis una primera sesión gratuita 🙂 Esta es la mejor manera que tengo para animaros a que lo probéis. Todos tenemos cosas a mejorar y el esfuerzo merece la pena. Contactadla via email en nuriaviladomat@gmail.com
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Voy al gimnasio para fortalecer mi cuerpo
Y voy a Grinberg para fortalecer mi mente
Creo que es la vez que más cerca he estado del famoso dicho
«mens sana in corpore sano»
Foto principal de Abel Pau
Ostres Rosie… primer, moltes felicitats pel post i per haver compartit la teva experiència personal. I, en segon, molts ànims, perquè estic convençuda que ets d’aquelles persones que, et proposis el que et proposis, sempre te’n sortiràs… Ets una dona forta y que treballa dur per fer realitat els seus somnis… Si algun dia necessites res, només ho has de dir 😉
Una abraçada
Ei Roser! M’he llegit el post d’un tirón. Ostres, me’n alegro que hagis pogut superar pors. Sempre és bo provar coses que et facin millorar el funcionament del teu cos. Li he enviat un email a la teva amiga Núria, m’agradaria provar-ho. Llegint la teva experiència m’has animat.
Espero que tot vagi bé. Petons
Gràcies a les dues! Què bé que t’animis a provar-ho Meritxell. Ja em diràs què t’ha semblat. Salutacions!
Lo más importante es identificar las cosas con las que no estás a gusto y tomar medidas para cambiarlas. Tú lo has hecho y has encontrado un método que te funciona. Enhorabuena por tu valor y tu fortaleza, porque ese camino no es fácil. Un abrazo.
joer, estoy flipando. Yo tengo el método frontoniano… le doy a la raqueta con todas mis fuerzas y soy hombre nuevo. No me burlo Roser, al contrario, todos tenemos maneras de sacar lo que llevamos dentro y superar ciertos miedos o inseguridades (que todos tenemos) Pero es así, a veces el cuerpo te pide ir a correr un rato y cuando vuelves te encuentras super bien.
Interesante relato!