Hace ya más de tres años que abrió el Hotel Mandarin Oriental Barcelona, un hotel de lujo en pleno Passeig de Gràcia, entre tiendas exclusivas como Loewe o la inalcanzable Tiffany. Desde su apertura, ha estado muy de moda entre el público local especialmente por su Jardín de Mimosas y su Banker’s Bar. Diseño contemporáneo, toques orientales, lujo refinado, gastronomía catalana de autor… La curiosa mezcla del Mandarin resultaba de lo más interesante y seductora para los barceloneses – aunque fuera sólo para pasar unas horas. ¡Nunca antes el lujo había estado tan céntrico y accesible para la gente local!
Este fin de semana, entré por primera vez al Mandarin Oriental de Barcelona, y creo que no será la última – sobre todo si finalmente deciden abrir la terraza superior al público general.
En el 9º piso del hotel hay una estupenda terraza con buenas vistas de la ciudad. Estos tres años ha sido un espacio resrervado para los huéspedes pero están contemplando la posibilidad de abrirla también al público (quizás a través de reserva previa). Habrá que estar atentos para saber qué deciden. Sin duda, si la abren será una de las terrazas más codiciadas de la ciudad: en pleno Passeig de Gracia, la Casa Batlló cerca, el mar de fondo, un chapuzón en la piscina y comodísimas butacas que, por su altura, consiguen aislarte del resto de gente para una mayor tranquilidad (…o exclusividad).
Además de la terraza superior, el hotel cuenta con tres restaurantes y un bar, en las plantas inferiores. Todos ellos abiertos al público general:
· El Jardín de Mimosas, un precioso restaurante decorado con mimosas que fusiona cocina mediterránea con asiática. Está situado en el patio interior del hotel y abre de 13 a 22h en temporada alta (cerrado en invierno). (*Debido a unas obras en el edificio junto al jardín de Mimosas, este 2013 el restaurante permanecerá cerrado).
· El Banker’s Bar, un exclusivo bar donde los cocktails ceden el protagonismo a la curiosa decoración a base de cajas fuertes, que hace referencia al pasado del edificio como Banco Hispano Americano.
· El Restaurante Moments con dos estrellas Michelin dirigido por la chef catalana Carme Ruscalleda y su hijo Raül Balam. Se ofrece gastronomía catalana.
· Y el Blanc, un gastrobar con decoración exquisita en el que además de comer o cenar, también puedes tomar el té de 17 a 19h. Aunque soy más fan de la cafeína, tomar un té con unas pastas era un plan perfecto para un sábado de marzo – así que a eso fuimos!
El «Afternoon tea» del Mandarin Oriental se basa en una amplia selección de dulces y salados, tés variados, cafés y refrescos. El precio no es cerrado sino que se paga por lo que se toma y es fácil dejarse seducir por la vista y coger un poco de cada: bollería casera, tatin de manzana, cupcakes, pastel de limón, cookies de nueces, financier de chocolate en lingote, mini vasos de yogurt y frutos rojo, brocheta de frutas, bocadillos de jamón ibérico… Todo ello decorado con bolsas de Tiffany para hacerlo todavías más cuqui y apetecible. ¡Esto sí que es tomar el té con diamantes! Pasen y vean…
Me sorprendió muy positivamente el trato del personal del hotel en todo momento. Sobre todo al saber que Mandarin Oriental deja un detallito personalizado a todos los clientes (sean Vips o no). Y digo «personalizado» porque averiguan lo que le gusta a cada cliente y le sorprenden dejando un detallito en su habitación como «kit de bienvenida». Y eso lo hacen con TODOS sus clientes. Y yo que aplaudo esta iniciativa; a veces, mimar a los clientes cuesta tan poco!
Pudimos cotillear en una de las suites del Mandarin que estaban preparando para una pareja con un niño. Seguro que al llegar se alegrarían de ver estos deliciosos macarrons y fruta de temporada.
Otra cosa que me resultó de lo más curioso es saber que los europeos suelen preferir alojarse en la habitaciones que dan al patio interior de manzana; tienen balcón, tranquilidad, no hay ruido de coches y, además, pueden ver el Jardín de Mimosas. En cambio, los americanos prefieren alojarse en las habitaciones que dan al Passeig de Gracia – no les gusta ver los patios traseros de los edificios ni la ropa colgando. Curioso, verdad?! Personalmente, ambas habitaciones me gustaron mucho. Quizás la de Passeig de Gracia me fascinó más por la luz que entraba en la habitación a esas horas de la tarde.
En cualquier caso, debo reconocer que el Mandarin me sorprendió gratamente por la exquisita decoración y diseño, y por el cuidado de los detalles. Todo ello, obra de la diseñadora española Patricia Urquiola. Quedé fascinada. Pensaba encontrar más toques orientales pero lo cierto es que el Mandarin es un hotel muy occidentalizado. Podría acostumbrarme bien al lujo, sin duda, pero hay que saber racionarlo.
Me quedé con ganas de ver el Spa, una auténtica joya según dicen los que lo han probado. Vayamos poco a poco, no vaya a ser que esto del lujo me guste demasiado…
Alojarse en el Mandarin está al alcance de unos pocos pero disfrutar de su diseño está al alcance de todos. Reservar via Booking.com
Como ya te dije por el twitter, qué envidia más mala! me encanta subirme a las terrazas y ésta sería una de ellas si abre al final. Yo creo que cada vez son más las terrazas que se deciden a hacerlo al público local. Nosotros siempre estamos aquí 🙂
Saludo!
A ver si hay suerte y pronto puedes subirte a la terraza del Mandarin, seguro que te encantará!