Sempre Viaggiando

Nueva York es una ciudad para vivirla

Algunos me habéis pedido que escriba un artículo con nuestra opinión actual de Nueva York, que os explique por qué hace seis años cuando visitamos la ciudad por primera vez nos nos gustó nada y ahora nos está encantando. La respuesta es bien sencilla, ya nos dimos cuenta hace seis años: «Nueva York es una ciudad para vivirla, no para hacer el turista».

En 2007 viajamos a New York en un estupendo viaje familiar (soy de las que se lo pasa genial viajando con los padres – mami, una abraçada des de Nova York!). En 7 días visitamos la ciudad entera y fuimos a todos los sitios que nos recomendaba la guía: cruzamos el puente de Brooklyn andando, subimos al Top of the Rock, cenamos en Tribeca, compramos bolsos en ChinaTown, comimos pizza en Little Italy, paseamos por el Soho, tomamos el ferry a Staten Island, fuimos a una misa Gospel en Harlem, visitamos Central Park, también Prospect Park y Park Slope en Brooklyn, fuimos a Coney Island, entramos en la tienda de M&M’s de Times Square, comimos hot dogs en la calle, desayunamos vasos de café americano enorme y hasta fuimos en Limousine. La vida del turista en New York es realmente lo que podríamos llamar «explotación turística».

Nueva York en 2007

Volvimos a casa exhaustos y con la sensación de que habíamos estado yendo de un lado para otro, dentro de una enorme película que ya habíamos visto muchas veces en el cine. Nos fuimos con una sensación (errónea) de que Nueva York era toda ella una ciudad estresante, llena de atascos y con mucha gente cruzando en los semáforos. Y nosotros, pequeñas hormiguitas en la inmensidad del Midtown Manhattaninconvientes de alojarse en pleno Times Square. Genial, por fin había visitado la ciudad de mis sueños y resulta que no estaba a gusto. Menudo chasco.

En 2013, hemos aprendido a verla con otros ojos, desde otra perspectiva.

Al marcharnos, Arnau y yo nos prometimos que algún día volveríamos. Teníamos que darle una 2ª oportunidad a esta ciudad. Detrás de ese plató de cartón-piedra tenía que haber algo más. Seguro. En otras ciudades del mundo es posible hacerse una idea de la vida en esa ciudad en tan sólo unos días de vacaciones; pero en Nueva York, no. Así que decidimos que si volvíamos a Nueva York sería viviendo en la ciudad, y no como turistas. No queríamos volver a pisar el mundo turístico y estresante de Times Square ni recorrer la ciudad de un punto a otro en plan gincana colectiva. Queríamos hacer como los newyorkers: ir a eventos, al teatro, a conciertos o pasear porque sí, sin mirar los rascacielos con ojos de turista. Tomárnoslo con calma, ver Manhattan desde otra perspectiva y poder disfrutar de la ciudad desde un punto de vista más local.

El Manhattan local. Desde nuestro apartamento intercambiado en el Upper East Side

Ahora volvemos a estar aquí. Cumpliendo nuestro sueño de dar la vuelta al mundo trabajando a distancia y viviendo como la gente local. Trabajamos durante el día y paseamos por la tarde. No tenemos ningún plan, vamos sobre la marcha. Como haríamos en Barcelona. Paseamos por los barrios, nos dejamos llevar en autobús, disfrutamos de un paseo con vistas y paramos a tomar un helado cuando nos apetece. Todo ello en un marco incomparable. A veces miramos por la ventana y nos damos un susto al ver que estamos en Nueva York. Hemos ido a una improv-comedy en un teatro amateur, hemos visto una película italiana en el patio de un colegio de Little Italy, hemos quedado con otros viajeros para tomar un café y hablar de viajes, hemos cenado en una azotea particular con vistas al Empire State, nos han invitado a una fiesta en la azotea del edificio donde vivimos. Y, sobre todo, nos hemos dado cuenta de que la magia de Nueva York no son sus edificios sino las historias que pasan delante de ellos cada día.

También hay momentos para hacer turismo. Pero nos lo tomamos con humor.

Una película italiana en un patio de colegio de Little Italy

A punto para que empiece el «improv-comedy» en el East Village

¿Qué ha cambiado? Que ahora paseamos por Nueva York creando historias a cada paso. El otro día fuimos a tomar algo con mi jefa, que vive en Nueva York (sí, todos trabajamos a distancia). Volvimos andando traquilamente por Central Park, cruzando de Upper West a Upper East, disfrutando de un paseo sin prisas –porque mañana y el siguiente también estaremos en Nueva York y veremos el parque de nuevo. Es una sensación indescriptible cuando no vas a Central Park porque hay que ir, sino que te das cuenta que el parque forma parte de tu rutina para llegar a casa. Entonces ese Central Park ya es «tu Central Park». Estas semanas, Nueva York ha dejado de ser un plató de televisión. Ahora vivimos nuestra propio guión que pasa en una ciudad espléndida, preciosa y muy fotogénica. Los edificios, los taxis y los atascos no son estereotipos fotografiables sino que forman parte de nuestra vida diaria.

Roosevelt Island. Un paseo que nos encanta muy cerca de casa y sin turistas

Estoy preparando un artículo sobre nuestro top 10 de Nueva York y por ahora la mayoría son lugares y cosas que tenemos en nuestro día a día y que hacen que esta experiencia sea memorable. Nueva York es una ciudad con mil historias que pasan a la vez y, aunque es imposible estar en todas ellas, lo mágico es vivirlas. Es una ciudad para vivirla y disfrutarla.  Y lo mejor es que no hay una sola ciudad, hay infinitas, según los ojos de cada uno que la esté viviendo.

Unos amigos coreanos un día nos dijeron que hay que esperar unos minutos en cada lugar para «retener el feeling» de cada lugar nuevo que visitamos. Se quedaban quietos en un lugar y respiraban hondo varios minutos. A veces, tengo la sensación que los turistas vamos de un punto al otro en una gran gimcana para ver quien visita más sitios. Estas semanas estamos respirando mucho. Nos hemos propuesto hacer una cosa al día (además de trabajar). Sin prisas, sin agobios, a nuestro aire. Conociendo gente, yendo al teatro, escuchando un concierto improvisado en la calle, parando a tomar un café o pasando la tarde en un museo. Ah, y disfrutando de vivir en la ciudad más espectacular del mundo.

 

 

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