En Nueva York estuvimos a punto de probar el city bike pero el tráfico y la distancia en Manhattan nos echaron para atrás. Por eso, cuando llegamos a Melbourne, nuestra ansia por recorrer la ciudad en bici (o en algo que no fuera estar encerrado en el metro todo el día) era enorme y a los tres día ya lo habíamos probado. Melbourne es una ciudad agradable y amable para los ciclistas. Y el bike sharing está pensado tanto para locales como turistas. Si visitas Melbourne, sin duda es una gran forma de explorar la ciudad. Aquí van algunos consejos.
QUÉ ES EL BIKE SHARING
Como otros sistemas de bike sharing de otras ciudades (sin ir más lejos el bicing de Barcelona), el trayecto de 30 minutos hasta otra estación de bicis es gratuito. Si te pasas de 30 minutos, vas pagando cada vez más. Por lo que está pensando como método de transporte de un lugar a otro, de forma temporal.
PRECIO
A diferencia del bicing de Barcelona, aquí en Melbourne puedes utilizarlas aunque no seas residente. Hay tarifas de 24h y semanales y lo único que necesitas es una tarjeta de crédito. Con ella te identificarán y cobrarán la bici. Durante ese periodo de tiempo podrás utilizar una bici tantas veces como quieras y será gratis mientras no te pases de los 30 minutos.
El precio para 24h es de 2,8 AUD (1,5 EUR) y el semanal es de 8 AUD (5 EUR). Ir en bici compartida es mucho más barato que ir en tranvía (3,5 AUD cada viaje!) así que esto ayudó a nuestra decidirnos por la bici como principal método de transporte durante nuestro mes en la ciudad.
CÓMO FUNCIONA
En cada estación hay un pivote en el que deberás seguir las instrucciones (en inglés). Básicamente, deberás seleccionar que quieres alquilar una bici, qué modalidad quieres (diaria o semanal) y cuantas bicis. Te pedirán que introduzcas la tarjeta y luego te darán un código numérico con el que podrás coger tu bici (como una contraseña de caja fuerte digital). Algo a tener en cuenta es que la ley obliga a ir a todos los ciclistas (también los de bike sharing) con casco. En la mayoría de estaciones hay cascos (compartidos) que podrás utilizar y dejar. Si te molesta compartir casco con otra gente, puedes comprar un casco por solo 5 AUD (3 EUR).
CÓMO ES IR EN BICI POR MELBOURNE
Es agradable, fácil y seguro. Hay carriles bici por todos lados (muchas veces, separados de los coches) y en caso de estar en medio del tráfico, los coches esperan pacientemente detrás de la bici para girar en la intersección. Se conduce por la izquierda, aunque eso a veces da igual porque las bicis van un poco por donde quieren; las acercas son bastante anchas y a menudo se comparten entre ciclistas y peatones.
Buena parte de la ciudad es llana pero en el centro histórico (la zonas de los «Lanes») abundan las pequeñas subidas y bajadas. Los australianos las hacen como nada, a nosotros nos cuesta un poco más.
CUÁNTO SON 30 MINUTOS EN MELBOURNE
Son mucho. Por ahora hemos conseguido hacer siempre los recorridos en menos de 30 minutos. El hecho de que hayan carriles bici por prácticamente todo el centro y de que el tráfico no sea horroroso, hace que llegues fácilmente al destino en 30 minutos. En algunas zonas (St Kilda Beach, Chapel Street, Fitzroy….) no hay estaciones todavía así que en ese caso el tranvía es la única solución.
OTROS CONSEJOS
Es útil descargarse la app móvil Spotcycle para ver en tiempo real donde hay bicis y espacios libres para dejarla. Antes de tener internet en el móvil lo que hacíamos era verlo antes de salir de casa y hacer capturas de pantalla del mapa con la situación de las estaciones.
Otra cosa a saber es que el tiempo en Melbourne es muy variable y el viento y la lluvia son muy frecuentes. Si quieres ser un buen «local» tendrás que asumirlo. Además, tranquilo, que como dicen aquí: si no te gusta el tiempo que hace en Melbourne ahora, no te preocupes que en 30 minutos cambia.
Por último, recordar que siempre hay que vigilar por donde vienen los coches e indicar hacia donde vamos – sobre todo en las intersecciones, ya que aquí se conduce por la izquierda y puede resultar un poco confuso para los que no estamos acostumbrados.