Tras nuestra inolvidable experiencia bajo las aguas de Coral, al día siguiente nos apetecía alejarnos del mar y pasar un día «con los pies en el suelo». Muy cerca de Port Douglas empieza el Daintree Forest, la selva tropical más grande de Australia y la más antigua del planeta. La posibilidad de ver cocodrilos, plantas exóticas y todo tipo de bichos e insectos tropicales atraía mucho a Arnau así que decidimos que no podíamos irnos de Port Douglas sin haber explorado un poco de selva.
En nuestra imagen mental nos veíamos con machetes, cortando lianas a nuestro paso, y quizás escondiéndonos de algún cocodrilo. Lo cierto es que la excursión fue bastante más tranquila que eso, pero aún así, fue una gran experiencia. Sobre todo, sirvió para darnos cuenta de la enorme diversidad de paisajes y vida salvaje de Australia, un país famoso por sus desiertos pero con espacio también para una selva tropical.
La excursión empezó muy pronto, a las 7.10h de la mañana nos recogían en el hotel. ¿El motivo? «Ser los primeros en llegar a cada sitio» – nos dijo Dave. Hay muchos tours que recorren a diario la selva y paran en prácticamente los mismos sitios. Dave los conoce bien porque durante unos años fue guía de una de las compañías. Este año, se ha arriesgado con su propia empresa de tours y ha decidido hacerlo mejor que ellos. Por eso, cada mañana es el primero en llegar y realmente eso marca la diferencia: parecía que la selva fuera toda para nosotros. En gran parte del recorrido estábamos solos, lo que permitía estar más en silencio y ver más animales.
La primera parada fue Mossman Gorge, un centro donde crean oportunidades laborales para aborígenes y en el que hay unas gargantas preciosas para bañarse en verano. Luego, fue el momento de cruzar el Daintree River, el hogar favorito de los cocodrilos. Cruzas en un ferry y no te permiten salir del coche – ¿por si salta algún cocodrilo? A partir de allí empieza realmente la selva tropical del Daintree Forest. Una carretera asfaltada cruza la selva de sur a norte hasta Cape Tribulation. Por el camino hay distintas paradas interesantes. Mi favorita sin duda: la playa de Cape Tribulation. Fue nuestra segunda parada y allí nos tenía preparado el desayuno Dave con termos de té y café para aguantar el madrugón y con pastas de coco típicas de la región, además de los exquisitos TimTams de los que ya somos muy fans. El hecho de estar totalmente solos, y el fabuloso paisaje en el que se unen la selva y la Gran Barrera de Coral convirtió ese rincón en algo mágico. Parecíamos personajes de LOST recién aterrizados en una isla desierta.
Durante el día vimos todo tipo de aves tropicales y plantas muy peculiares, cuyos nombres ya ni siquiera recuerdo. Otro de los grandes momentos del tour fue la excursión a pie selva adentro durante aproximadamente una hora. A lo largo del Daintree Forest hay diversas pasarelas (algunas en alto, otras a ras de suelo) para marcar el «camino seguro». Como podéis imaginar, mejor que no os desviéis del camino. La norma número 1 en la selva: Don’t Touch!
El gran momento del día vino durante nuestra parada para comer, cuando nos cruzamos con un Cassowary! Llevábamos todo el día buscándolos y habíamos visto algunas huellas en la selva, pero Dave nos avisó que son muy raros de ver y que lo más probable sería no verlos. Por eso, cuando vimos a ese «pajarraco» de un metro nos llevamos un buen susto! Obviamente, no tuve ni tiempo de sacar la cámara, pero he encontrado esta foto que se asemeja mucho a la realidad que vimos. Los Cassowaries sólo viven en las selvas tropicales de Australia y Nueva Guinea.
Toda esta zona la visitó James Cook en su día. Un poco más al norte se encuentra Cooktown (la ciudad de Cook) donde se instaló tras sus múltiples aventuras y periplos por la selva y la gran barrera de coral. Allí no llegamos, está demasiado lejos.
El lugar donde vimos al Cassowary era una preciosa garganta de río donde pudimos bañarnos un rato. «Agua fría, aquí no hay cocodrilos, no os preocupéis». Menos mal! Donde sí vimos cocodrilos fue en el Daintree River. De vuelta de la excursión, subimos en un mini-crucero por el río en búsqueda de los reptiles. Y vimos tres. Bingo!
Podéis reservar el tour hasta el día antes a través de la web de Daintree Wonder Tours. El precio es de 175 dólares (120 eur) muy bien gastados. El tour es para máximo 10 personas y Dave te lleva en minivan. En nuestro caso fuimos ocho: otra pareja australiana y una familia de cuatro de California. Ir en coche quizás hubiera salido un poco más barato pero no habríamos descubierto ni la mitad de las cosas que nos enseñó Dave. Los comentarios de Trip Advisor hablan por sí solos. Imprescindible buen nivel de inglés para este tour. Si tenéis ocasión, no os lo perdáis. Reservas.
Al.lucinant aquesta selva, tenim el record com si es tractés d’un viatge en el temps quan hi vam estar, semblava extreta d’un decorat de pel.lícula de dinosaures i més quan vam veure ja cap al tard una munió de ratpenats enormes (podien ser milers) que volaven per sobre nostre a Port Douglas. Sembla mentida que encara existeixin llocs tan verges!
A seguir gaudint, que encara us queda molt! 🙂
De tot espectacular!!! Austràlia és un món apart! Llàstima que ja marxem (amb la sensació que ens queda TAAAANT per veure). Haurem de tornar-hi algun dia 😉