Sydney es la ciudad más emblemática de Australia y también la más turística. Los fuegos artificiales de Año Nuevo, los Juegos Olímpicos del 2.000 y la película «Buscando a Nemo» la han hecho famosa en el mundo entero. Vive de cara al mar, goza de buen clima todo el año y tiene ese factor WOW que enamora a sus visitantes. Es una gran ciudad y una ciudad grande, y puedes pasarte una semana visitándola tranquilamente para poder disfrutar de sus alrededores. Nosotros la visitamos en 3 días, muy tranquilamente, sin prisas. Aquí van nuestras recomendaciones…
Qué visitar en Sydney
Algo muy aconsejable para el primer día es cruzar el puente andando y ver el skyline de Sydney desde el otro lado. Sobre todo al atardecer es una vista espectacular! El camino peatonal del puente está aislado del tráfico y resulta muy seguro. Al otro lado, podéis acercaros al agua, donde hay un pequeño parque (perfecto para un picnic) y algunos cafés, además del Luna Park -el parque de atracciones. Se tardan unos 20-30 minutos en cruzar el puente y está siempre lleno de gente así que no tiene pérdida. A la vuelta, si se ha hecho de noche, podrás aprovechar para hacer fotos de los edificios y la Ópera iluminados.
El edificio de la Opera House se lleva la palma en Sydney. Se construyó hace justo 40 años y se puede visitar con un tour guiado, pero lo más recomendable, si puedes, es asistir a un evento. Puedes consultar en su página web el calendario de eventos, que van desde conciertos y musicales hasta exposiciones. Si no tienes mucha preferencia por los eventos, mi recomendación es que compres los tickets el día antes. En la web LastTix podrás encontrar entradas con descuentos de último minuto. Nosotros compramos para el musical South Pacific por 69 dólares australianos (50€), con recogida en taquillas de la Ópera desde una hora antes del evento.
Sydney es el paraíso de los surfistas. Sus playas de arena fina y agua de azul turquesa parecen de postal pero las olas, el viento y las fuertes corrientes las convierten en poco recomendables para un baño. De hecho, los vigilantes de la playa ya lo avisan en sus carteles: «si quieres que te salvemos deja que te veamos». El baño está sólo recomendado en la zona vigilada, marcada por banderas de color amarillo y rojo. De nuevo, no por los tiburones, sino más bien por las corrientes fuertes. Los que sí disfrutan son los surfistas. Surfean las olas como si fueran los reyes del mambo, sabiendo que no habrá bañistas que se acerquen a las olas de 2-4 metros.
Bondi Beach (pronunciado «Bondai») es la playa principal por ser la más cercana al centro y la que tiene las mejores olas para los surfistas. Se llega en tren y bus (billetes combinado «Bondi Train + Bus»: 9 dólares). El trayecto dura en total unos 30 minutos. En Bondi hay cafés y tiendas de souvenirs. Lo más habitual es hacer el paseo que va desde Bondi hasta Bronte, otra playa famosa por sus olas surferas. El paseo es tranquilo, tiene poco desnivel y se hace tranquilamente en 45 min (parando a sacar fotos). Nuestra visita coincidió con la exposición de arte en la calle «Sculptures by the sea« en la que se exponían diferentes obras (un tanto alternativas) a lo largo del paseo hasta Bronte Beach. Si no queréis hacer el camino de vuelta, en Bronte podéis tomar un bus de vuelta hacia la estación de Bondi Junction y de allí, el tren.
Otra playa famosa y más familiar es Manly Beach. Está más lejos que Bondi pero las corrientes no son tan fuertes y es más seguro bañarse (y apetece más). Aquí también hay surfistas pero las olas son mucho más pequeñas. Manly Beach es enorme y de arena fina. Se llega en ferry desde Circular Quay (billete ida y vuelta: 14 dólares) y el trayecto dura 30 min. Como Bondi, Manly es un barrio muy turístico y está lleno de cafés, restaurantes y tiendas de souvenirs. Se llena los fines de semana.
Aunque nosotros no tuvimos tiempo, también es recomendable visitar el Hyde park, el jardín botánico y el mercado de pescado (sábados por la mañana). Para los más pequeños, una visita al Taronga zoo puede ser curiosa para ver koalas y canguros además de otros animales exóticos. Dicen que desde el zoo hay muy buenas vistas a la cuidad. Eso sí, los fans de Nemo no busquéis la calle Wallaby 42 porque no existe. Una pena.
Dónde comer: recomendaciones de restaurantes
Surry Hills es uno de los barrios de moda entre la gente joven y hay muchos cafés y restaurantes cucos para ir a comer. La mayoría están en las calles de Crown, Bourke y Oxford. Muy recomendable es el restaurante del hotel Beresford. Espacioso, buena comida, buen precio y un jardín interior precioso. Allí conocimos a un grupo de universitarios australianos (futuros médicos) que estaban celebrando el final de curso. Ellos mismos nos recomendaron todo lo que debíamos visitar en Sydney – mejor que una guía turística! Después de la comida en el Beresford, podéis hacer un helado en Messina (también recomendación local). Espectacularmente buenos!
Si queréis tomar algo con vistas espectaculares, en el último piso (el 36º) del hotel Shangri-La hay el Blu Bar on 36 donde tendréis la Ópera y el puente a vuestros pies. Los cocktails rondan los 20 dólares australianos (14€) y bien merece la pena subir. Abren de 17h a 24h de la madrugada – y hay cola en la puerta del bar desde 10 minutos antes. Si preferís comer o cenar para una ocasión especial, reservad en su restaurante Altitude (en el mismo piso 36).
El que tampoco podéis perderos es el Opera Bar, que como su nombre indica está justo al lado de la ópera. Está junto al mar, al aire libre, con vistas al puente y justo debajo de la ópera. Es enorme y el servicio es bastante rápido así que puede ser una buena opción para comer algo antes de la función – aunque cualquier hora es buena (incluso de noche) para ir a tomar algo. Resulta curioso ver gente arregladísima y otros totalmente despreocupados.
Por la noche, el barrio antiguo de The Rocks, en el puerto, está muy activo. Es muy turístico pero también emblemático. Allí nos gustó especialmente el restaurante japonés (auténtico) Nakashima, en la pequeña calle Cambridge.
También nos recomendaron cenar algún día en King Street, en el barrio de Newtown, pero no tuvimos suficiente tiempo.
Dónde dormir en Sydney
Si tienes pensado solo quedarte unos días, la mejor opción es estar céntrico para no tener que moverte mucho. El transporte es muy caro en Sydney (billete sencillo: 3,5 AUD) y la ciudad es muy grande. Casi todos los hoteles están en el puerto (barrio The Rocks), cerca de la Ópera y del puente. Aquí van mis tres recomendaciones, con tres tipos de presupuestos:
SI VAS CON LO JUSTO. Si tu presupuesto es ajustado y no quieres gastar mucho en alojamiento pero sí estar en un lugar cómodo, limpio y bien situado, lo mejor son los hostels nacionales de la red de YHA Australia. Si de algo saben los australianos es de viajar y hospedar a gente; se nota en sus albergues, llenos de actividades para los viajeros (cada día hay algo organizado, así que si viajas solo harás amigos seguro!) y mucho respeto por los horarios, la limpieza de las zonas comunes y el silencio. Estuvimos en dos de ellos (aquí podéis leer nuestra crónica) y nos gustó muchísimo el YHA Sydney Harbour, que es nuevo, muy moderno y tiene una más que espectacular terraza en el último piso, con vistas a la Ópera. Un albergue de diez!
SI QUIERES ALGO MODERNO Y CHIC. La cadena 8 Hotels tiene varios hoteles repartidos por la ciudad. Son hoteles tipo boutique, muy chic y de un diseño moderno exquisito. Prácticos y cómodos para el turista que quiere dormir bien, estar a gusto y más tranquilo que en un albergue.
PARA DARSE UN CAPRICHO. Si no escatimas en alojamiento, en el Shangri-La Sydney estarás de perlas. Sus 36 pisos están llenos de calidad, diseño oriental y atención al cliente. Las habitaciones tienen enormes ventanales panorámicos para disfrutar de las vistas del puerto y un completísimo buffet desayuno del mismo tamaño que los ventanales. Tuvimos la suerte de alojarnos en una de las habitaciones «Premium Grand Harbour». Despertarse con estas vistas no tiene precio, os lo aseguro. En este otro artículo podéis leer más sobre nuestra experiencia de lujo en el Shangri-La. Una buenísima opción para un viaje especial, luna de miel o para quedar bien.
Sydney fue una escapada bien aprovechada. Tras un mes en Melbourne trabajando y quedándonos más en casa, nos sentó bien poder descansar un poco y ser «turistas» por tres días. Fueron como unas vacaciones de nuestras vacaciones de 4 meses por el mundo 🙂
Sydney es una ciudad que invita a estar todo el día fuera. Si algún día visitáis Australia, no os la perdáis! (echad un vistazo a este otro post: ¿Cuál es mejor: Sydney o Melbourne?)
wow que emoción 🙂
Guao, observar tu blog es cómo transportarse allá..EXCELENTE MATERIAL. Amiga, entre ambas ciudades, con cuál te quedarías para vivir?, establecerte cómo tal.. Gracias de ante-mano.