Si preguntas a un «kiwi» sobre qué deberías visitar en un viaje a Nueva Zelanda te responderá que vayas a la isla sur. Allí está la Nueva Zelanda más salvaje, más inhóspita y más pura. Kilómetros y kilómetros de naturaleza en estado puro, sin casas, sin pueblos, sin nada entre medio. Tal cual ha estado toda la vida. En la isla sur de Nueva Zelanda sólo viven un millón de personas divididas en un territorio aproximadamente del tamaño de Irlanda. 300km de este a oeste y 800 de norte a sur. La isla sur es un país de paisajes. Montañas, lagos, praderas, bosques… Por eso, la mejor manera de conocerla es haciendo un viaje por carretera pasando por diferentes puntos de la isla.
Durante estos últimos 10 días hemos recorrido la isla sur, desde Queenstown hasta Christchurch. Diez días hay tiempo de sobras para ir tranquilos y poder hacer dos noches en más de un sitio para poder combinar mejor nuestro ritmo de trabajo y no tener que ir con el cohete en marcha todo el día. El hecho de ir durante la temporada media-baja, nos ha permitido poder hacer un viaje totalmente improvisado, decidiendo sobre la marcha donde nos quedaríamos a dormir y hasta donde llegaríamos al día siguiente. A pesar de lo organizativa que puedo llegar a ser, dejarse llevar por unos días y aventurarse a no saber donde dormirás mañana tiene su gracia!
En las próximas crónicas os contaremos con detalle nuestro recorrido por la isla sur. No os lo toméis como una ruta a seguir, pues solo es un ejemplo de muchas combinaciones posibles. Os puede servir para saber qué hay en cada lugar, pero lo mejor es que tracéis vosotros vuestra propia ruta por la isla, teniendo en cuenta vuestros intereses. Toda la isla es preciosa (en serio) y hay paisajes bonitos cada dos por tres. Que vayáis por un sitio o por otro solo dependerá de lo que queráis ver o hacer en el camino (¿más senderismo? Pasad más días en los Alpes, ¿Más cultura? Quedaros más tiempo en Christchurch, ¿Más biología? Quizás os convenga pasar por la costa este). No olvidéis que esto es un road trip, un viaje por carretera, y que prácticamente todo lo que hay que ver está precisamente allí: en la carretera. Dejando de lado Christchurch, los pueblos en NZ sur pasan a ser meros núcleos donde poder dormir y poner gasolina, hasta los próximos 150 km. Así que carretera y manta, y unas buenas botas de montaña para recorrer la NZ más salvaje!
- Días 1-2-3 Queenstown y Milford Sound
- Días 4-5 Wanaka
- Día 6 De Wanaka a Fox Glacier pasando por Haast Pass
- Día 7 Fox Glacier, Lake Mattheson y camino a Arthur’s Pass
- Día 8 Arthur’s Pass
- Día 9 Kaikoura
- Días 10-11 Christchurch
- Día 12 Vuelo al norte, hacia Auckland
Cosas que hemos aprendido en este viaje por la isla sur:
- Llevar siempre biodraminas en el bolso. Para las curvas y para las ballenas.
- Las distancias son más largas de lo que parecen y 3 horas de conducción según Google Maps pueden convertirse fácilmente en 5 h contando las paradas, las curvas y el mal tiempo.
- La velocidad media habitual en las carreteras de la isla sur es de 60-80 km/h (pocas veces puedes ir a 100 y muchas tienes que ir a 40km/h)
- Pon un polar en la maleta. En Queenstown puede estar nevando mientras que en Kaikoura nos bañamos en la playa.
- Es mejor improvisar (con un mapa mental aproximado de lo que queremos visitar) que tenerlo todo reservado. De nuevo, por las distancias, por los imprevistos y por poder decidir en qué paisaje queremos quedarnos más tiempo.
- El concepto «Boutique B&B»: un bed and breakfast moderno que cuida el diseño y la experiencia del cliente.
- El concepto «albergue-para-no-tirados»: un hostal a camino entre un hotel y un albergue en el que hay mochileros que duermen en dormitorios compartidos para ahorrar pero también parejas (jóvenes y mayores) que se alojan allí para poder disponer de cocina y lavadora. Son lugares limpios y muy recomendables si vuestro presupuesto es ajustado.
- Los kiwis son bromistas y su sentido del humor es un tanto extraño. Nos han tomado el pelo varias veces y no les pillamos el sarcasmo. No repiten las bromas así que muchas veces nos quedamos con la duda de si iba en serio (hasta que nos lo dicen ellos — uf menos mal!).
- Son gente relajada. Muy relajada. «No worries, mate» es su frase favorita. Todo les parece bien si a ti te parece bien.
Octubre es temporada media-baja y no hay tanta gente. Esto nos ha permitido poder ir sobre la marcha, reservando la noche de hotel el día anterior (o incluso el mismo día) y accediendo a los tours sin agobios de gente (casi siempre sobraban asientos).- Conducir por Nueva Zelanda es fácil. Las carreteras no son sencillas (muchos kilómetros, curvas de montaña, pocos túneles, puentes de un solo sentido, muchos camiones…) pero como hay muy pocos coches por el camino, puedes ir a tu aire, sin que te agobien. Y si necesitas parar a descansar o cambiar de piloto, a pesar de que normalmente no hay arcén, hay muchos espacios reservados para coches lentos y paradas temporales.
- No es un mito: hay muchas autocaravanas. Una gran forma de recorrer la isla sur a tu aire parando realmente donde tú quieras. Los lugares para dormir están bien indicados.
- Si queréis ir en autocaravana, tendréis que reservar con (mucha) antelación. Era nuestra idea inicial pero a dos semanas de iniciar nuestro viaje ya estaban todas agotadas; y eso que vamos en temporada media-baja… No me imagino como es en temporada alta!
- En la isla sur hay «Alpes». Pero que no os dé miedo el nombre. Aunque tienen montañas de 3.000 metros, los pasos para cruzar de este a oeste están sólo a 700 metros y no son nada complicados. Es como hacer la Collada de Tosses.
- Por poco que podáis, reservad un vuelo en helicóptero. Los hay por toda la isla. Y es la única forma de darse cuenta de la inmensidad de este país. Desde la carretera los paisajes son fenomenales pero no tienes la «big picture» que te ofrece la vista desde el aire ni puedes ver los lugares totalmente inaccesibles. Hay vuelos en Queenstown, Wanaka, en Milford Sound, en Fox Glacier e incluso en Kaikoura para ver ballenas.