Pedro Punzano y Laura Fernández son barceloneses, maestro de educación infantil y enfermera, respectivamente. Monitores de tiempo libre y buena gente, como todos los scouts. Dejaron sus trabajos para volcarse de lleno en un proyecto, una ilusión y una forma de vida en la que creen ciegamente. Después de darle muchas vueltas, decidieron salir de su “zona de confort” y luchar por perseguir su sueño. Así, el pasado verano hicieron las maletas y se fueron a vivir a la montaña (el mismo lugar donde hace dos años se casaron). Son emprendedores, si queréis llamarles con la palabra de moda. Pero por encima de todo, son grandes aficionados a la naturaleza. Y precisamente de la unión perfecta de sus dos pasiones, la educación y la naturaleza, nació EYNA: estancias o colonias basadas en actividades de educación ambiental estando en contacto directo con la naturaleza.
¿Os acordáis de las colonias que hacíais en el colegio? Al menos en Cataluña, es muy frecuente que toda una clase vaya de colonias escolares dos o tres días para aprender fuera del aula. Tres días en los que aprendes a convivir con tus compañeros de clase, pones en práctica lo aprendido durante el curso, te haces un poco más mayor lejos de los padres y aprendes a no caerte de la litera. Tres días en los que aprendes grandes valores — Quizás a los mayores no nos vendría mal irnos también de colonias para recuperar valores como la solidaridad o el respeto.
Como educadores y monitores, conocen la importancia de aprender fuera del aula, en contacto con la naturaleza. «Ofrecemos una intención educativa detrás de cada acción realizada. Tenemos diferentes tipos de actividades distribuidas en: talleres, excursiones, deportes de montaña, visitas culturales, juegos y actividades de noche.» (Un momento de recuerdo para todas esas linternas que pusimos en las mochilas deseando que hubiera una actividad de noche incluída en el planning de las colonias).
En una sociedad en la que parece que los valores están desapareciendo a marchas forzadas, estancias educativas como las que plantean Pedro y Laura son una esperanza para una mejor educación de los pequeños que van a tener que tomarnos el relevo: «En Eyna trabajamos los siguientes valores: el respeto, tanto por la naturaleza como por los demás; el trabajo en equipo, la convivencia en grupo y la comunicación y coordinación entre ellos; la solidaridad -compartir forma parte de convivir, para lo bueno y lo malo; la austeridad, comprobar y entender que se puede vivir perfectamente sin tantas comodidades; el esfuerzo por terminar el objetivo que te has marcado; y, por último, y no menos importante, el desarrollo de la autonomía personal -un aspecto muy importante para el correcto desarrollo de la persona. Aprender a sobrevivir sin el apoyo de los padres… o, al menos a pedir ayuda, otro gran aprendizaje.»
Hace un par de semanas fuimos a verles en su nueva casa, en Laspuña. Nos llevaron de excursión al Parque de Ordesa Monte Perdido, vimos buitres y quebrantahuesos (¡cinco, nada más y nada menos!), nos contaron curiosidades de las plantas y bichos de alrededor, nos explicaron historias y hazañas de Ainsa, fuimos en busca de fósiles en Jánovas, nos descubrieron el magnífico mundo de los Rondadores e incluso nos cocinaron una crema deliciosa para cenar. ¡Yo si tuviera que elegir unos monitores de colonias, no lo dudaría ni un segundo, oigan!
Mucha suerte a Pedro y Laura en este gran proyecto de vida. Para nosotros, ellos siempre serán nuestra inspiración!