¿Se mueve mucho?
No se nota absolutamente nada; ni mientras comes ni mientras duermes. Se mueve menos que un tren y, desde luego, menos que un avión o un coche. Es como flotar en el aire mientras ves pasar el paisaje a tu lado. Una sensación de paz y tranquilidad que merece la pena probar en algún viaje. El barco va a 16km/h, cuando va contracorriente (de Budapest a Linz), y a 22km/h cuando sigue la corriente del río. Nos pareció una forma fabulosa de ver paisaje, estar lejos de la carretera y disfrutar del slow-travel.
¿Es cómodo?
¡Mucho, por estar en un barco! Es muy cómodo poder tener un hotel que se mueve contigo a lo largo de la ruta; no hay necesidad de cambiar de hotel en cada ciudad, ni de hacer-deshacer maletas cada día. Además, el barco casi siempre llega al centro de la ciudad por lo que estás a pocos minutos andando del centro histórico. Otro punto que me gustó respecto a los circuitos habituales en coche o autocar es que con el barco ganas tiempo. Durante el día visitas al ciudad, mientras que es habitualmente de noche que el barco se traslada al siguiente destino. Así, ganas tiempo de viaje mientras estás cenando, tomando un té o durmiendo. Las guías de Politours se encargan de toda la logística y organización y te entregan un planning la noche anterior para que puedas organizarte mejor las visitas y el tiempo.
¿Cómo es el camarote?
Es como una pequeña habitación de hotel, en la que hay de todo: secador de pelo, toallas, una buena ducha, lavabo, escritorio, aire acondicionado, televisión y armarios. Eso sí, hay poco sitio donde dejar la ropa así que la acabarás guardadando por todos lados, repartida entre todos los cajones del camarote. Los camarotes del Swiss Diamond dan todos a exterior, con grandes ventanas y tienen dos camas individuales separadas (literas en caso de ser 3 por camarote).
¿Qué ruta se hace?
Hay varias rutas posibles: el Rin en Alemania, Rusia (por el Volga), los Países Bajos e incluso ver París y Francia desde el Sena. Nuestra ruta elegida fue el Danubio. Visitamos Budapest, Bratislava, Viena, Dürnstein, Melk, Linz (excursión a Salzburgo) e hicimos una extensión a Praga para tomar el vuelo de regreso desde allí.
Mostra Crucero por el danubio en un mapa més gran
¿Hay tiempo libre para hacer turismo?
¡Sí, y más de lo que creía! Llegar al puerto de un río significa llegar directamente al centro ciudad por lo que al desembarcar estás en pleno centro (excepto en Viena, que hay que tomar el metro para 3 estaciones). En el crucero de Politours el programa incluía visitas guiadas en casi todas las paradas y otras que eran opcionales y se pagaban aparte. Si prefieres ir por tu cuenta, puedes optar por no hacer las opcionales y visitar la ciudad a tu aire. Cuando el barco está atracado, es como un hotel flotante, lo que significa que puedas entrar y salir a tu gusto, hacer una siesta en la habitación o pasar las horas en el salón-bar con otros pasajeros. Cada vez que salgas, te pedirán en la recepción que entregues tus llaves de camarote para controlar quien está a bordo y quien no. Y los guías Politours te indicarán a qué hora debes regresar al barco para zarpar al siguiente destino.
¿Cómo son las visitas incluidas?
A pesar de que siempre he sido de las que viajan a su aire, lo cierto es que las visitas guiadas en cada ciudad nos ayudaron mucho a situarnos en cada nuevo lugar, ver los monumentos principales, conocer un poco la historia del país e identificar lo más importante que queríamos hacer ese día durante nuestra estancia. Así, la visita se aprovecha al máximo por el poco tiempo que pasamos en cada lugar. En la mayoría de casos, las visitas guiadas las realiza un guía autóctono que nos recoge en el crucero por la mañana. A veces fueron visitas a pie y otras en autocar, y siempre utilizando una audio-guía proporcionada por Politours que facilita mucho el seguimiento de los comentarios. Vamos, un diez para la organización! En Budapest fue espectacular la visita nocturna por el río y en Viena fue muy útil dar un paseo panorámico en autocar para orientarnos fácilmente durante el resto del día.
¿Cuánta gente hay a bordo?
Éramos unos cien pasajeros, más treinta de tripulación y equipo Politours. Nada que ver con los cruceros marítimos en los que llegan a haber hasta 4 mil personas. En el crucero fluvial hay poquita gente y eso facilita muchísimo la logística (entrada y salida del barco, atención personalizada, comidas…). Prácticamente todo el equipo (excepto algunos camareros) habla español. En el equipo Politours iban cuatro guías y un animador, siempre pendientes de que estuviéramos a gusto y tuviéramos toda la información.
¿Qué tipo de gente va a estos cruceros?
No os negaré que la media de edad es elevada, ¡pero tampoco estamos hablando de jubilados típicos de la imserso! La mayoría son parejas (entre 40 y 65 años), también abundan los pequeños grupos de amigos y unas pocas familias (que viajan junto a los abuelos o hijos). Todos los pasajeros son hispanohablantes (había gente que venía expresamente para el crucero desde Uruguay, Colombia y Brasil). Fue un crucero muy familiar y personal. Algo bueno es que en las comidas se comparte mesa con otros pasajeros (siempre la misma mesa) y las actividades organizadas por Politours ayudan a conocer a los demás. Pudimos coincidir con un grupo muy agradable de gente: todos ellos grandes amantes de los viajes y con ganas de visitar el nuevo lugar. Hay gente que hace todas las excursiones posibles que existan y otros que prefieren ir a su aire o quedarse más tiempo disfrutando del barco y de sus actividades. ¡De todo un poco, como en todas partes! Nosotros lo pasamos en grande hablando y compartiendo anécdotas con todos ellos.
¿Cuándo se navega?
Hay navegación nocturna y diurna. Buena parte del recorrido lo hicimos por la noche, pero también hubieron un par de días en los que navegamos de día para poder disfrutar de los paisajes del Danubio (en el precioso valle del Wachau y de Bratislava a Viena) y ver cómo funcionan las esclusas.
¿Está adaptado el barco?
Sí, está adaptado para viajeros en silla de ruedas. Hay ascensor para subir de un piso al otro y una escalera adaptada para subir a cubierta.
¿Qué actividades se hacen a bordo?
Además de las visitas guiadas (a veces a pie, a veces en autocar) hay todo tipo de actividades organizadas (y totalmente opcionales) por las tardes y noches. Así, cada cual es libre de hacer más turismo o más vida de barco, según sus preferencias. Nuestra actividad favorita: el tai-chi, en la cubierta del barco «respirando» los maravillosos paisajes del río. Hay juegos y libros a disposición de los pasajeros, pequeños acertijos con recompensa para los más hábiles, té o café con pastitas a media tarde, talleres de manualidades, cenas temáticas (comida y vestimenta de cada país que visita), bailes y concursos por la noche y varios shows hechos por la misma tripulación y equipo Politours, además de algunos shows autóctonos (baile folklórico húngaro y visita nocturna por Budapest). ¡¡Vamos, que no hay tiempo para aburrirse si eso es lo que os preocupa!! Y si sois más tímidos y preferís no hacer tantas actividades, tranquilos: podéis subir a la cubierta a ver las vistas, bañaros en el jacuzzi exterior o ver las películas en vuestro camarote (sesión continua tematizada en cada ciudad que se visitaba: la historia de Sisi, Amadeus Mozart y Sonrisas y Lágrimas).
¿Cómo es la comida?
¡Absolutamente deliciosa! Creo que coincido con la mayoría del barco (o al menos con los que pude conversar) en decir que la comida fue estupenda, cada día iba a mejor y que las sopas estaban exquisitas! Había una sopita cada día (opcional) y un buffet muy completo y variado con comida continental y muy buena especialidades autóctonas de cada lugar que te permiten visitar cada destino a través de una degustación de sus sabores; desde el apfelstrudel austríaco hasta el famoso gulash húngaro. Hay buena variedad también para vegetarianos y veganos. Al ser un buffet, resulta muy rápido de organizar y cómodo para que cada cual elija lo que más le convenga. En todas las comidas el agua y café/té van incluidos. Si queréis vino, cerveza, refrescos o algo especial (un capuchino por ejemplo) se paga a parte (al final del viaje).
¿Hay wifi a bordo?
Sí, lo hay, pero citando al equipo de Politours «es bastante caro y no funciona demasiado bien». El precio es de 10 euros al día (50€ para toda la semana), hasta un límite de 1 GB. Actualmente (agosto 2014) las tarifas de internet en roaming (para países dentro de la Unión Europea) son muy económicas, así que si quieres mandar cuatro whatsapps, escribir un par de emails, enviar dos o tres fotos a la familia y renovar tu estatus en Facebook, te sale más a cuenta conectarte a tu internet en roaming (casi todas las compañías proporcionan planes para unos 3-5 euros al día con 50MB de internet roaming). A partir de 2015, el internet roaming en UE desaparecerá por completo por lo que el precio será el mismo que navegando en España 🙂
Leyendo en internet, descubrí que la cobertura de wifi en algunos puntos del barco no es demasiado buena (sobre todo en la navegación por el río). Si no te corre prisa conectarte en el barco, puedes esperar a desembarcar en las grandes ciudades donde es muy fácil encontrar wifi público (o un café con internet). En Viena, Budapest, Salzburg y Bratislava no tendrás demasiados problemas.
¿Sale caro un crucero fluvial?
No es tan barato como quedarse en casa, está claro, pero sin duda es una gran forma de recorrer Centro Europa de una forma distinta a lo habitual y bastante única. Al tratarse de un viaje organizado y un crucero con todo incluido, resulta obviamente más caro que realizar el viaje por tu cuenta, pero no mucho más si tienes pensado comer en restaurante cada día y dormir en buenos hoteles. Además, hay que añadirle la comodidad de no tener que conducir ni de organizar las visita. No solo debes tener en cuenta el recorrido por las ciudades (Viena, Budapest, Bratislava, Praga…) sino que el crucero fluvial en sí forma parte de una experiencia a realizar al menos una vez en la vida, sobre todo si eres fan del slow travel.
¿Lo recomiendo?
Sin duda. ¡Nuestras expectativas se vieron superadas con creces! Viajar en crucero fluvial nos encantó, las ciudades a nivel turístico son impresionantes, el servicio a bordo fue excepcional y conocimos a gente estupenda (un saludo a Pedro, Teresa, Marisa, Gabriel y a todos los demás con los que compartimos charlas alrededor de una mesa!). Solo podría mejorarse todavía más si el Swiss Diamond tuviera alquiler de bicis a disposición de los pasajeros para recorrer ciudades como Viena o Budapest – aquí lo dejo para el equipo Politours 😉
¿Tienes alguna otra pregunta? Déjala en los comentarios.