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Llegada
Si llegáis en avión, el aeropuerto mejor situado es Girona Costa Brava. Es un aeropuerto pequeño, pero con mucho movimiento, en el que operan varias compañías low cost. Si no tenéis conexión con Girona, volaréis a Barcelona El Prat y desde allí podéis salir en coche o viajar en tren hasta Girona, Figueres, Blanes o Tossa de Mar, al extremo sur de la Costa Brava. Si llegáis en tren, podéis parar en Girona o en Figueres, ambas con conexión de tren AVE y media distancia.
Si me preguntáis por una web de alquiler de coches, la que os recomiendo es rentalcars que permite comparar los precios de varias compañías a la vez y te permite cancelar si es necesario.
Lo más cómodo puede ser alojarse en un mismo lugar durante toda la estancia y de ahí moverse cada día. Haréis más kilómetros pero será más fácil a nivel logístico. En ese caso, os interesaría dormir cerca de Palamós, L’Escala, La Bisbal, L’Estartit, Torroella o Palafrugell — que son localidades grandes más o menos situadas en el medio de la Costa Brava. Si os gusta la aventura y no os importa hacer maletas cada día, os propongo dormir cada noche en un lugar distinto.
Llegados a la Costa Brava, vayamos a por el itinerario. Lo podéis hacer en el orden que os propongo o al revés: de norte a sur. Como os convenga más.
Si viajáis con niños echad un vistazo también a este otro post sobre las mejores playas de la costa brava para niños.
Día 1. Tossa, Lloret y Jardines Botánicos
Empezamos por el extremo sur de la Costa Brava. Tossa de Mar es un pueblo medieval con mucho encanto. Tiene una muralla y un castillo precioso, justo al lado de la playa. ¡Desde pocas playas tienes un paisaje tan encantador! En Tossa, comed en el hotel restaurante Casa Granados, que perteneció a la familia del músico Enrique Granados.
Cerca de Tossa tenéis Lloret y Blanes. Personalmente, Lloret me gusta mucho porque pasé allí algunos veranos de mi infancia. No os perdáis los Jardines de Santa Clotilde y la playas de Fenals y de Santa Cristina. Y para los fans del nudismo, acercaros a cala Boadella. Otro jardín botánico que os queda cerca y estambién precioso para visitar: el jardín botánico de Mar i Murtra en Blanes.
Día 2. Pueblos Marineros y Platja d’Aro
Para el segundo día os propongo visitar los pueblos marineros de Llafranc, Tamariu y Callela de Palafrugell. Los tres están muy cerca uno de otro y destacan por su encanto, sus playas y su ambientazo – tanto para tomar un helado por la tarde como para cenar. Si estáis en la Costa Brava durante la primera semana de julio, no os perdáis la Cantada de Habaneras de Calella (en 2016, celebran la 50ª edición!).
Tras ver el paisaje a orilla del mar, seguro que os gustará subir al Far de Sant Sebastià para admirar las vistas desde arriba. Y precisamente allí encontraréis un restaurante divino (El Far), y mejor hotel aún — sobre todo para ver la salida del sol.
Otra población destacada de la Costa Brava – que poco tiene que ver con los pueblos que acabáis de visitar- es Platja D’Aro. Aquí no hay casitas pequeñas sino más bien rascacielos. Un destino eminentemente de ocio, lleno de familias y grupos de amigos. Un lugar estupendo para ir de compras o cenar. Y una playa enorme con arena gruesa y aguas profundas. Más sobre las mejores playas de la Costa Brava y los lugares más bonitos de la Costa Brava.
Si sois de los que preferís andar y respirar naturaleza podéis dedicar buena parte de vuestro día a realizar los caminos de ronda. ¡En esta zona se encuentran algunos de los tramos más bonitos! No os perdáis el que va de Calella a La Fosca (mi compañera Isabel lo describe muy bien) y el que va de S’Agaró a Sa Conca.
Día 3. Cap de Begur y el Empordà del interior
Un poco más al norte de Llafranc y Tamariu está el Cap de Begur. Ahora sí que estamos en el corazón de la Costa Brava y el Cap de Begur es una de sus zonas más selectas. Las calas aquí son pequeñas y de color turquesa y la zona está llena de pueblos medievales preciosos para descubrir.
No os perdáis Begur, como localidad principal de esta etapa. Precioso, con un castillo en lo alto de una cima y con un montón de tiendas monas y restaurantes para cenar o comer bien. Si queréis dormir en Begur, dos buenos hoteles son Cluc Hotel y Boutique Hotel Aiguaclara. Y echad un vistazo también al Hotel Aigua Blava, muy cerca de la famosa playa de Aiguablava.
No os perdáis las playas de Begur: Aiguablava, Platja Fonda, Sa Riera y la pequeña y encantadora Sa Tuna. ¡Costa Brava en estado puro!
El interior del Empordà bien podría ser un día extra de vuestra ruta, ya que hay un sinfín de pueblos medievales y carreteritas por las que no hay que ir con prisas. Echad un vistazo a mi lista de pueblos recomendados del Empordà en este otro post. Pals, Monells, Peratallada, Palau-Sator… para citar solo algunos. Todos ellos son pueblos pequeños y preciosos; están vistos en un paseo corto. Si podéis, no dudéis en comer o cenar en ellos. Dos de mis restaurantes favoritos:
- Can Padrés 2 (en la carretera entre Pals y Regencós): el mejor pollo al ast que hayáis comido jamás.
- Papibou: restaurante mono de Peratallada (también es hotel).
Si decidís hacer noche en alguno de estos pueblos del Empordà (más que recomendado, por cierto, para poder explorarlos de noche, cenando o tomando un helado), aquí van algunos hotelitos con encanto que seguro que os seducirán: Es Portal en Pals, La Rectoria en Regencós (habitaciones y apartamentos) y Hotel La Plaça en Madremanya.
Día 4. Illes Medes, Ruïnes de Empúries y L’Escala
Los fans del buceo encontraréis en las Islas Medas el mejor lugar de la Costa Brava para bucear. Varias empresas realizan bautizos de buceo e inmersiones para buceadores expertos. Para citar una recomendada: Medaqua.
Si no os gusta sumergiros y, sobre todo si vais con niños, tenéis la opción de explorar las Illes Medes a bordo del barco Nautilus. La playa de L’Estartit es muy poco profunda, así que se lo pasarán en grande jugando. Echad un vistazo a las mejores playas de la Costa Brava para niños.
Siguiendo hacia el norte llegaréis a L’Escala, población pesquera, famosa por sus anchoas y su tramuntana (viento fuerte). Y muy cerca de allí tenéis las Ruïnes de Empúries, lugar al que los griegos llegaron a la Península Ibérica por primera vez. Podéis visitar las Ruinas. No os perdáis el precioso (y diminuto) pueblo de Sant Martí d’Empúries, al que podéis llegar andando desde las Ruinas. Hay un paseo precioso que va siguiendo el mar, desde L’Escala hasta Sant Martí, y que pasa por el Hotel Spa Empúries, donde encontraréis una playa estupenda llena de pinos.
Día 5. Empuriabrava, Roses y Figueres
Empuriabrava es un poco como Platja D’Aro: un destino familiar, lleno de ocio y buen comer, en el que hay mil y una actividades para no aburrirse. La más conocida: el skydiving para ver el Cap de Creus desde el aire. Yo soy de las que no se atreve a lanzarse de un avión y por eso me conformo con la experiencia de volar a pocos metros del suelo en el túnel del viento windoor.
Roses es una playa perfecta para ir con niños. Muy cerca tenéis dos calas tranquilas y encantadoras. Primero encontraréis Cala Canyelles y luego Cala Montjoi –que se hizo famosa por ser el lugar donde estaba El Bulli, el mejor restaurante del mundo, de Ferran Adrià. Ambas muy recomendables si preferís tranquilidad. En Roses se celebra un festival de música muy interesante: el Sons del Món, que combina catas de vino con conciertos en directo, al aire libre y de noche. (Por cierto hay festivales todo el verano en la Costa Brava, en muchísimas poblaciones; echad un vistazo al calendario y a la programación en esta web)
Si no conocéis Figueres, esta es una buena oportunidad para pasear por ella. Una tarde es suficiente para recorrer el centro de Figueres (peatonal) y visitar el Museo Dalí.
Día 6. Cadaqués y Cap de Creus
Cadaqués se esconde en el Cap de Creus, tras muchas curvas, pero sin duda merece la pena una visita. encanto reside en el blanco de sus casitas bien puestas, su espectacular marisco y el hecho que Dalí encontrara la inspiración en esta zona. Hay muchas cosas por hacer en esta zona así que si queréis dedicarle un par de días no os aburriréis:
- A diez minutos en coche encontraréis Portlligat donde está la Casa de Salvador Dalí que puede visitarse con visita guiada (muy recomendable).
- Cerca está el Paraje de Tudela, un lugar ideal para un paseo de una hora y pico, explorando paisajes curiosos.
- Y al final de la carretera: el faro y un restaurante más que recomendable por sus vistas.
- No os perdáis Sant Pere de Rodes, un conjunto medieval espectacular y muy bien conservado, rodeado de naturaleza y que mira de cara al mar.
- Cerca de Sant Pere de Rodes encontraréis El Port de La Selva, una población pesquera preciosa, también con casitas blancas y buen comer.
En el Cap de Creus encontraréis calas preciosas y de aguas súper transparentes. Mucho menos frecuentadas y abarrotadas que las calas de Begur o Tamariu. Algunas de las calas más bonitas del Cap de Creus: cala Galera, cala Culleró, playa de La Pelosa, Cala Prona, la Jugadora y cala Culip (la del anuncio de Estrella Damm).
¿Una ruta en coche en solo 3 o 4 días?
Si disponéis de solo 3 o 4 días podéis hacer la misma ruta, recortando en el planning. Los imprescindibles, para mí, serían (de norte a sur): Cadaqués, L’Escala y Empúries, las playas de Begur, Pals y los pueblos del interior, Calella de Palafrugell y Tossa de Mar.
Créditos de Fotos. Licencia CC via Flickr. Andrea Ciamba, Jorge Franganillo, Richard Clifford, Roser Goula, Quim Pagans, Albert Torelló, Roser Goula, Miquel Gonzalez Page, Sba 73, Sergio Somavilla, Pepe Manteca, Yannick Carer, Pierre Selim.