Sempre Viaggiando

Vacaciones en casa, pero en Dinamarca

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Recién aterrizados de nuestro 12º intercambio de casa (esta vez en Dinamarca), ahora que viajamos con una bebé puedo aseguraros que intercambiar casa es sin lugar a dudas la solución ideal a nuestros viajes.  

Hemos estado una semana en Dinamarca, más concretamente en el pueblo de Brande (en Jutlandia, en medio de la península de Dinamarca), donde se ubicaba nuestra casa de intercambio.

Esta vez hemos intercambiado casa y coche con una familia con tres niños y nos ha ido genial para tener juguetes para nuestra peque, una trona y una silla de bebé para el coche. Todo el pack incluido.

Ellos al final no usaron nuestro coche, puesto que decidieron conducir hasta aquí, y aún así nos dejaron su segundo coche en su casa para que lo usáramos tranquilamente. Así de majos son somos los HomeExchangers. Si además os digo que la familia nos organizó traslado al aeropuerto (con familiares y amigos de la familia), entenderéis que   intercambiamos algo más que cuatro paredes y un enorme jardín.

¿Jutlandia? ¿Qué hay en Jutlandia?

Cuando Corinne nos escribió para ver si queríamos intercambiar con ellos, miré la zona donde vivían en Dinamarca. «¿Jutlandia? ¿Qué habrá allí?» Bueno, pues no sé pero siempre hay algo que hacer en todos los rincones del mundo. Solo hace falta tener interés para descubrirlos 🙂 Su casa además era espectacular: enorme, con jardín, cama elástica y columpio.

Teníamos otra opción de intercambiar con una casa en Estocolmo, pero como ya habíamos estado, nos apetecía más descubrir algo nuevo. Así, aceptamos el reto de ir a un lugar bastante desconocido por la mayoría de nosotros. Al fin y al cabo, yo tampoco vivo en una zona muy conocida (comparándola con Barcelona o Costa Brava) y puedo aseguraros que podríais pasar 2 semanas en mi casa sin repetir ninguna actividad! 🙂 echad un vistazo. ¿Sería lo mismo en Jutlandia? Challenge accepted!

(A través de varios emails durante la estancia y de una carta escrita que nos dejaron, supimos que Corinne y su familia lo habían pasado en grande en Olot. Ya conocían un poco Cataluña y querían descubrir esta zona entre la Costa Brava y los Pirineos: fueron a ver pueblos medievales, los volcanes, se bañaron en el río tal y como les recomendamos y disfrutaron de los restaurantes locales de la zona).

Hemos vuelto encantados de la vida, oiga (mirad este otro artículo publicado hace unos días: «Qué hacer en Jutlandia (Dinamarca) con niños«). Ha hecho buen tiempo (sol pero no calor), hemos hecho un montón de cosas sin cansarnos y hemos estado como en casa pero en otro lugar del mundo. Y nuestra peque ha descubierto la sensación de volar en avión (y de convivir con un gato).

Un cambio de rutina diaria pero no de forma de viajar

Nuestra forma de viajar no ha cambiado mucho; pero sí ha cambiado el ritmo. De hecho, en nuestra vuelta al mundo honeymoonera ya practicamos lo del slow travel y aprendimos a hacer una sola cosa cada día, para saborear mejor el viaje y no ir tan deprisa por la vida. Si nos dejábamos algo por ver en el camino, ahí se quedaba.

Pues bien, ahora que somos tres seguimos viajando así. Despacio, sin prisas, sin despertadores, sin demasiados planes por avanzado. Decidimos el día anterior lo que haremos mañana, dependiendo del tiempo y nuestras energías. Las de los tres.

En esta ocasión, sin embargo, sí hemos cambiado nuestras actividades diarias. Este viaje a Dinamarca ha estado repleto de actividades que le gustaran a O. Actvidades con las que aprendiera algo, viera cosas nuevas, y por supuesto, cosas que no fueran un suplicio para nosotros dos tampoco.

Una región ideal para viajar con niños

Dinamarca (o al menos esta región de Jutlandia) es «como Holanda pero a lo moderno»: un país totalmente llano, vacas, ovejas y bicis, y repleta de molinos de viento; aunque los molinos daneses son eólicos.Veréis dos o tres molinos eólicos en las afueras de cada pueblo, perfectamente integrados con el paisaje.

Es un país diseñado para tener niños y para pasarlo en grande en familia, con todas las facilidades y comodidades. Encontraréis cambiadores en todas partes (y en ambos lavabos, no solo los de mujeres), áreas de picnic al aire libre y cubiertas, salas de lactancia en las que hay pañales gratuitos, parques infantiles que forman parte del paisaje natural, mucho espacio para correr y moverse…

Ha sido un placer cambiar nuestras visitas culturales por visitas al parque. Casi casi estábamos tan emocionados como O al ver a lo lejos un nuevo columpio por descubrir.

Nos hemos bañado en un lago con playa a 20 min de casa. Hemos ido al parque de atracciones de Legoland (y hemos conocido a Lego Darth Vader). Hemos visto jirafas y leones de verdad. Hemos montado en pony. Hemos dado un paseo en bici. Nos hemos tiramos varias veces por un tobogán acuático. Hemos parado a jugar en todos los parques infantiles que nos hemos cruzado por el camino. Hemos montado en todos los columpios que hemos visto. Hemos saltado en la cama elástica de nuestro jardín danés cada vez que salía el sol. Hemos recogido piedras y conchas en la playa de Sondervig. Hemos tocado el agua del mar del Norte. Hemos visto barcos en Ringkøbing… ¿Qué más se puede pedir en las vacaciones de un bebé de 11 meses?

El intercambio de casas, ahora más que nunca

El intercambio de casas, más que nunca, nos ha solucionado el viaje. Posiblemente sin intercambio este viaje no hubiera sido lo que ha sido.

Primero, por el dinero ahorrado. Por la tranquilidad de viajar a Escandinavia sabiendo que no va a costarte un dineral. Hacer vida de danés de clase media con el sueldo español es un lujo al alcance de los que se arriesgan y salen de su zona de confort para intercambiar con otra familia como ellos.

Segundo, por la comodidad de estar en una casa de gente de verdad, como tú, en la que hay batidora, lavadora, secadora, trona para el bebé, miles de juguetes, una cama elástica, un jardín, bicicletas… y también un gato al que hemos cuidado tan bien como hemos sabido. Poder viajar con un par de maletas de mano y saber que podrás poner tantas lavadoras como hagan falta es un alivio.

Y tercero, por poder combinar casi a la perfección el ritmo de vida de una bebé (muy activa)  con las ganas de viajar de sus padres. Combinar la fabricación de todo tipo de papillas y siestas infantiles con las ganas de explorar un nuevo lugar a nuestro aire. Combinar un rato de visitas con un rato obligado de juegos en casa: en el jardín si hace bueno y dentro de casa si corre aire. Combinar las cenas tranquilamente en casa con su hora de juego, de cuentos y de dormir.

 

Un viaje a Dinamarca 1.400 € más barato

Este viaje de una semana en Dinamarca nos ha costado 550€ por adulto. Según los cálculos, nos hemos ahorrado algo más de 1400 € entre el alojamiento y el coche.

Viendo precios disponibles en Airbnb, alquilar una casa similar en la misma región por 7 noches (casa grande con jardín, pero ojo sin cama elástica ni gato ni trona ni juguetes) cuesta de media en agosto unos 150€ por noche (1050€ una semana). Y el alquiler de coche en Rentalcars para esas mismas fechas cuesta 350€ con seguros incluidos.

Nuestro presupuesto:

 

Si te animas a buscar tu casa de intercambio para las próximas vacaciones, echa un vistazo en HomeExchange.com 

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