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Hace un par de semanas, decidimos olvidarnos de nuestra «To-Do Wedding List» (con post-its incluidos) y nos auto-regalamos una escapada a la Costa Brava para desconectar y relajarnos. El mar, los paseos en la playa, una bañera relajante, un tratamiento hidratante y un baño en piscinas de burbujas consiguen hacer maravillas. Yo que siempre he sido de cosas sencillas, nunca pensé que un hotel con spa podría sentarme TAN bien.
En el Hostal Spa Empúries nos trataran como reyes y nos dieron los mimos necesarios para conseguir dejar la mente en blanco durante varias horas, viendo las olas pasar.
1. Desayuno con vistas
No hay nada mejor para el estrés que ver pasar las horas frente al mar. El Hostal Empúries está ubicado en una encantadora y tranquila cala del Portitxol, muy cerca de l’Escala. La paz de oír tan sólo las olas del mar llegando a la orilla consiguen amansar los nervios de cualquiera. El hotel goza de unas vistas privilegiadas y únicas, pues es el único edificio en la cala.
Los desayunos, comidas y cenas se sirven en comedores con vistas a la playa. Para los que hemos crecido cerca del mar, no hay nada mejor que despertar junto a él cada día. El desayuno, por cierto, consiste en un enorme buffet con zumo natural, todo tipo de panes, embutidos, pastas dulces, fruta, y un sinfín de cosas buenas para empezar el día.
2. Spa, piscinas y tratamientos
El relax sin masaje no es relax. Por eso, tal cual llegamos al hotel el sábado, lo primero que hicimos fue ir directos a nuestra sesión de spa reservada. El día anterior nos contactaron para saber qué tratamiento queríamos hacer: energético con cañas de bambú, shiatsu, exfoliaciones, tratamientos refrescantes… Todos tenían muy buena pinta pero nos decantamos por el de «inspiración de temporada» (80€ pp): ideal para primavera y verano, elimina células muertas y la prepara para recibir los beneficios del sol y conseguir un tono más duradero. Podéis ver la lista completa de tratamientos en este enlace.
Tras pasar unos minutos en su sala de relajación, nos llevaron cada uno a una sala de tratamientos y luego vino una hora y media de relax total. Con mucho cuidado, silencio y suavidad, nos masajearon, exfoliaron e hidrataron. ¡Estábamos taaaan bien! ¡Como recién salidos del horno!
Reservando un tratamiento, tienes acceso gratuito a la zona de aguas del spa. Ten en cuenta que lo mejor es ir primero a las piscinas y luego al tratamiento; ya que, si lo hacéis a la inversa, perderíais el efecto de las cremas del tratamiento. Por cierto, todos los productos que utilizan son naturales y ecológicos.
Para acceder a la zona de aguas, el hotel te da albornoz, toalla, gorro y chanclas, así que sólo tenéis que llevar el bañador. No soy gran experta en spas pero me pareció muy completo: piscina de agua caliente con burbuja y cascada, piscina de nado de 24 metros, baño de vapor, sauna seca, ducha de agua helada… Un consejo: el domingo por la mañana es el mejor momento para ir a las piscinas, ya que hay menos gente. Siempre podéis hacer el check-out y cambiaros en el vestuario del spa, como hicimos nosotros!
3. Estómago contento
Una buena idea fue quedarnos a cenar en el propio hotel, en su restaurante Villa Teresita. ¡Una exquisitez para los sentidos! Con la piel suave, la mente relajada y el estómago contento, empezábamos a ver los efectos de la escapada. Nos pedimos un pan con tomate y jamón y un tatin de patata como entrantes; luego, una dorada a la sal deliciosísssssima para los dos. Y lo mejor estaba por llegar con los postres: un gelée de pomelo, menta y apio. Una curiosa combinación que nos dejó muy buen sabor de boca – solo apto para atrevidos!
Sumando vino y cafés, la cena nos subió a 120 € (60 por cabeza); no somos fans del lujo pero sí de la buena comida y de darle de vez en cuando unos mimos a nuestro estómago. Esa cena nos sentó de maravilla.
Los entrantes eran enormes; nos cogimos uno cada uno pero quizás con uno para compartir hubiera bastado. Sobre todo, porque ellos también te llevan algunos entrantes más para picar y abrir el apetito. Nos trajeron un pan tostado extra fino para untar con mantequilla buenísimo. Se acabó la batería de la cámara y solo pude sacar una foto de jamón y el pan con tomate… ¡Viendo esto, ya os podéis imaginar la pinta que tenía todo lo demás!
4. Terraza privada para dos
Lo mejor de las nuevas habitaciones (las llamadas Spa) no es su enorme bañera, ni sus anchísimas camas, ni su ducha tropical, ni su luminosidad, ni su espejo glamuroso a lo camerino de estrella de cine… Lo mejor, sin duda, es su terracita privada con futón. Cada habitación tiene su salida al exterior, en forma de terracita de unos 6 metros cuadrados, tapada por arbustos que te aislan del resto de huéspedes de una forma más natural y totalmente integrado con el ambiente. La terraza es el mejor lugar para tomar el sol con intimidad o para ver las estrellas envueltos en una manta – aunque las hay que también la aprovechan para conectarse un segundo el ordenador y consutar un par de emails. ¡Lo que daría yo por poder trabajar desde allí cada día y con estas vistas!
5. Relax, sí. Turismo activo, también
La única pena de la escapada fue que el sábado por la tarde nos hizo mal tiempo. Teníamos planeada una ruta en bici por los alrededores de Empúries pero debido a la lluvia, tuvimos que descartarlo. Si os interesa alguna ruta a pie o en bici, podéis pedir información directamente en el hotel. Alquilan bicis para medio día o todo el día y hay caminos sencillos para recorrer el Empordà.
Otra buena opción es dar un paseo por la avenida peatonal que pasa justo por delante del hotel. Hacia la derecha, llegaréis a L’Escala en 15-20 minutos. Hacia la izquierda, veréis las ruinas griegas de Empúries, el vuejo muelle griego en el que desembarcaron a la Península hace miles de años por primera vez y Sant Martí de Empúries. Sant Martí es un pueblo pequeño pero encantador.
6. Respeto por el medio ambiente
Por último pero no por ello menos importante, otro de los motivos por los que elegir el Hostal Empúries es el respeto por la naturaleza. Es un hotel sostenible y responsable con el medio ambiente. Y eso se agradece. Desde 2011 gozan de la certificación LEED y su compromiso con el medio ambiente es total. Disponen de un huerto, todos los materiales son ecológicos, los productos del spa son naturales y el hotel está pensando para ofrecer una muy buena experiencia al usuario sin dañar el medio ambiente.
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Conciencia tranquila, mente relajada, comida sana y piel cuidada.
¿Qué más se le puede pedir a una escapada de dos días?
CÓMO LLEGAR
- Lo más cómodo es ir en coche. Coordenadas GPS: 42.13182400, 3.12234900. Cerca de l’Escala.
- La compañía de autobuses SARFA va de Barcelona a l’Escala a diario. El trayecto dura 3 horas porque para en muchos pueblos de la Costa Brava. Los buses salen de la Estació Del Nord y el billete cuesta 20€.
- Otra opción es llegar en tren a Figueres (tren regional y tren AVE) y desde allí tomar un taxi (unos 40€ por trayecto)
- Reservas a través de su página web, teléfono (+34) 972.77.02.07 o vía Booking.com