Géisers, maoríes y hobbits en Rotorua

¿Recordáis el día en que vuestra profesora de ciencias naturales os explicó la teoría sobre las placas tectónicas de la tierra y la formación de terremotos y actividad volcánica? Nueva Zelanda surgió por el choque de dos placas tectónicas: la Pacífica y la Australiana. La unión entre las dos placas atraviesa las dos islas, de sur a norte, causando pequeños terremotos frecuentes y una alta actividad volcánica, sobre todo en la isla norte, donde se encuentran los dos volcanes más famosos: Rotorua y Taupo. En esa zona, la corteza de la tierra sólo tiene 3km de grosor y la proximidad del magma hace que sea una zona llena de aguas termales, géisers y «piscinas de champagne» de las que salen burbujas y gases todo el día. Y sí, por la acción de estos gases, toda la zona huele a huevo podrido.

Allí nos hemos ido 4 días para asistir a una clase en vivo de todos estos espectaculares fenómenos naturales. ¿Listos para un viaje al centro de la Tierra?

Mostra Rotorua y alrededores en un mapa més gran

Qué hacer en Rotorua y alrededores – Recomendaciones

Rotorua es sin duda la zona más turística de Nueva Zelanda. La ciudad está situada al lado de un lago formado en el cráter de un volcán. Las aguas termales son un reclamo para los viajeros de luna de miel y las múltiples excursiones volcánicas lo son para los viajeros aventureros. Lo cierto es que hemos llegado encantados de Rotorua. Tanto, que ya no sabemos si nos gusta más la isla norte o la isla sur. Rotorua realmente marca la diferencia. Hay tantas cosas por hacer que podrías pasar una semana o dos tranquilamente sin aburrirte – eso sí, si aguantas el fuerte olor de los gases…

Actividad geotérmica y géisers

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Hay numerosos parques (de entrada de pago) entre Rotorua y Taupo para explorar de forma segura los géisers y calderas. Wai-O-Tapu (en la foto) es el más conocido y espectacular pero también merecen una mención Waimangu y Orakei Korako. Todos ellos son parecidos y tienen una gran cantidad de géisers, aguas sulfurantes y espectáculos naturales. Hablaré más detalladamente en un próximo artículo, y son totalmente imprescindibles en un viaje a Rotorua. En pocos lugares del mundo vas a ver tantos y tan de cerca.

Experiencias culturales con los maoríes

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En Rotorua vive una buena parte del 14% de maoríes que tiene actualmente Nueva Zelanda. Llegaron a NZ hace más de mil años y cuando los europeos colonizaron la isla las dos culturas convivieron hasta el punto que hoy día los símbolos de Nueva Zelanda, muchos de los nombres de lugares (Rotorua, sin ir más lejos) y las tradiciones son eminentemente maoríes: para poner un ejemplo, el equipo de rugby nacional baila la Haka (baile maorí) antes de cada partido. En todo el país se puede escuchar «Kia Ora!» (que literalmente significa «Que tengas salud» y se usa para saludar y dar la bienvenida) pero es en Rotorua donde hay más abundancia de experiencias turísticas para conocerles. A diferencia de Australia, en Nueva Zelanda, la cultura europea y maorí se respetan mutuamente y han sabido recoger lo mejor de cada una.  Precisamente dentro de Rotorua se encuentra el poblado de Whakarewarewa (abreviación del nombre completo: Te Whakarewarewatanga O Te Ope Taua A Wahiao). Destinamos medio día a visitar el poblado de la mano de la guía autóctona. Vimos la Haka en directo, visitamos un poblado maorí moderno por dentro y aprendimos un poco más de esta interesante y amigable cultura. Más sobre esta experiencia en este otro artículo.

  • Puedes visitar Whakarewarewa cada día, de 9 a 17h. La visita guiada cuesta 35 NZD (20 eur).

Hobbiton – Donde viven los Hobbits

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Hobbiton, el lugar donde viven los Hobbits, existe. ¡Y es tal cual en las películas! Era uno de los puntos principales de nuestro viaje a Nueva Zelanda y no nos decepcionó. El set de exteriores de las trilogías de El Señor de Los Anillos y El Hobbit se encuentra en una granja enoooorme de 500 hectáreas. Sus montes verdes y su gigantesco árbol enamoraron a Peter Jackson y desde entones la Granja Alexander tiene un pequeño espacio reservado para Hollywood. En el resto de la granja, campean tranquilas las ovejas. Destinamos medio día para pasear por Hobbiton y conocer los secretos de los rodajes. La visita a Hobbiton solo puede hacerse en tour guiado (aprox 2 horas) y es un «must» para todo fan del cine y de las pelis de LOTR. Está solo a 1 hora al norte de Rotorua. ¿Tenéis ganas de ver Hobbiton por dentro? Calma, calma! Pronto en el blog 🙂

  • Hobbiton está en las afueras del Pueblo de Matamata, a una hora de Rotorua. El precio de la entrada es de 75 NZD (45 eur). Salen tours cada hora y se puede reservar hora a través de su página web.

Polynesian Spa

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Seleccionado en varias ocasiones por Condé Nast Traveller como uno de los 10 mejores Spas del mundo, el Polynesian Spa de Rotorua es de visita obligada para recuperar fuerzas. Nos sorprendió su popularidad entre todo tipo de clientes, incluso familias con niños. El spa es famoso por sus tratamientos de barro (que obviamente probamos!!) pero la mayoría de clientes van para hacer uso de sus piscinas termales. Las hay de distintos tipos y precios: para adultos, para familias con niños, privadas, públicas, con vistas al lago de Rotorua, de distintos grados… Y es un gran plan para una tarde/noche tomando un zumo de frutas en la piscina. Está abierto hasta las 23h cada día.

  • Los precios para acceder a las piscinas van entre 24 y 43 NZD por persona. Hay tratamientos de 30, 45 y 60 minutos, siendo el de barro el más famoso, y con precios a partir de 85 NZD. El tratamiento incluye acceso gratuito a las piscinas del Lago desde una hora antes y relajación en la sala con vistas al lago. Ver tratamientos

El lago de Taupo

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A una hora en coche desde Rotorua se encuentra Taupo, el lago más grande de Nueva Zelanda, también situado en el cráter de un volcán. Aunque, con su permiso, a nosotros nos sigue gustando mucho más Wanaka y los lagos del sur.  Taupo es conocido por ser el lugar desde donde salen muchas de las excursiones y tours para explorar el Tongariro, uno de los trekkings más famosos del mundo. Es una excursión de alta montaña, espectacular que atraviesa cráteres de volcanes y lagos. Pero requiere una buena preparación que yo no tengo, así que lo descartamos (es una excursión de un día entero, de media se tardan entre 8 y 10 horas en hacerla).

  • Si tienes pensado pasar alguna noche en Taupo, nuestra recomendación es el Baycrest Lodge, un aparthotel a 4 minutos en coche del centro, que tiene preciosos studios inviduales con cocina y salón cada una. Las de la planta superior tienen vistas al lago y jazcuzzi en la habitación; las de la planta inferior tienen piscinas minerales privadas de agua caliente en el patio. También existe una piscina caliente común  (36º) genial – sobre todo si fuera llueve como nos pasó a nosotros. Si os quedáis en Taupo, tened en cuenta los horarios para cenar: a partir de las 21h es casi imposible encontrar un restaurante abierto y tendréis que conformaros con algún lugar de comida rápida.

Las cuevas de Waitomo

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A 1 hora de Taupo y a 2 horas de Rotorua están las cuevas de Waitomo. Existen varias en la región pero las más conocidas son las Glowworm Caves: «cuevas de gusanos de luz». Y sí, efectivamente, en la cueva viven miles de pequeños gusanos que brillan en la oscuridad como forma de natural de atraer insectos y sobrevivir en la cueva (éstos se enganchan en unos hilos que segregan, como si fuera una telaraña). Hay varios tours por las cuevas que van desde 1 hora hasta medio día, ideales para fans de la espeleología y del barranquismo . Nosotros hicimos el tour clásico, «el fácil»: visita guiada a la cueva de Glowworm para ver a los gusanos navegando por la cueva en una barca.

 

  • Los tours salen cada media hora (cada día, entre las 9 y las 17h) y duran aprox 45 min. Precio: 48 NZD (30 eur). Fotos cortesía de Glowworm Caves, ya que dentro no está permitido sacar fotos (tampoco saldrían bien porque hay muy poca luz).

Dónde dormir en Rotorua – albergues YHA

Al ser la ciudad más turística de Nueva Zelanda la oferta turística es grande. Nosotros elegimos el YHA de Rotorua por su precio económico (así, podíamos gastar más en actividades y visitas) y localización. En este gran viaje por el mundo hemos descubierto los YHA y los recomendamos. Son albergues muy limpios, con grandes salas comunes, cómodos y muy céntricos. El YHA de Rotorua no es una excepción. No es tan moderno como el YHA de Sydney Harbour pero está bien para ir a tu aire, sobre todo si quieres socializarte y conocer a otros viajeros. Las habitaciones dobles son chiquitinas pero dispone de espaciosas salas comunes: cocina, comedor, sala de estar y terraza. Con el carnet de alberguista tendréis descuento en este YHA y en todos los de Nueva Zelanda.

 

Un baño con delfines en Bay of Islands

La punta norte de Nueva Zelanda es uno de los lugares donde se vive mejor, según los propios kiwis. Aquí el riesgo de erupciones volcánicas y terremotos es menor (menos mal) y el deporte nacional es salir a navegar y pescar con sus barcos. Una zona tranquila, sin prisas y con buen clima. Allí se encuentra Bay of Islands que además de ser una preciosa bahía llena de pequeñas islas es el lugar donde viven todo tipo de animales marinos; entre los más graciosos, los delfines.

Nuestra casa de intercambio está en Warkworth, entre Auckland y Northland, a dos horas y media de Bay of Islands. Hace unos días, reservamos un coche en el taller local de Warkworth (Rodney Rental Cars, 22 Glenmore Drive, Warkworth) y pusimos rumbo al norte. Dos hora y media de ida y otras dos y media de vuelta en un mismo días con el único objetivo de ver delfines y nadar con ellos.


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Coduciendo sin parar, llegamos a Paihia puntuales para el tour del mediodía y tras el briefing del capitán zarpamos con nuestra barquita a explorar Bay of Islands en busca de delfines. La primera sorpresa fue descrubrir que en el tour éramos unas 15 personas y la media de edad estaba en los 27 años. Sin duda, el tour más joven que hemos hecho en todo este viaje!!! Nada raro si tenemos en cuenta que el objetivo principal de la excursión era lanzarse al mar a una temperatura de 18ºC y perseguir a los delfines nadando tras ellos. ¿¡Suena divertido, no?! Supongo que los mayores se conforman con ver a los delfines a lo lejos mientras toman una taza de té caliente (ya llegará el día que prefiramos eso nosotros también…).

La empresa Fullers Great Sights es una de las encargadas de realizar los tours para ver delfines en Bay of Islands. Nos decidimos por ellos por ofrecer garantías ecológicas, hacer un tour menos comercial y más casero, con poca gente y que te permite estar más cerca del agua y, sobre todo, porque ellos ofrecen la posibilidad de nadar con los delfines. Además, en la excursión te acompaña una bióloga que lleva más de 20 años observando los delfines de Bay of Islands y les reconoce con solo asomar la aleta. Impresionante.

Tras navegar por la bahía unos 25 minutos el barco se paró. El capitán nos contó que en el tour de la mañana habían visto delfines en ese punto. Cada uno de nosotros se fijaba en algún punto del mar en busca de aletas de dos palmos. Pero nada. Ya no estaban allí. Tras arrancar de nuevo el barco, a los cinco minutos volvimos a pararnos. ¡Delfín a la vista! Esta vez sí. Cinco delfines, todos juntos, nadaban casi en la superficie. Nuestra bióloga nos contó que estaban durmiendo y el sueño podría durar 10 minutos o 1 hora.

delfines bay of islands

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Desafortunadamente para ellos y afortunadamente para nosotros no tardaron mucho en despertarse. Pudimos verles como se reincorporaban poco a poco y, mientras, nosotros nos pusimos el neopreno, las gafas y un par de aletas. Si había ocasión de saltar  al mar con ellos teníamos que estar preparados. Tras comprobar que no había ningún delfín pequeño con ellos y que parecían estar de buen humor (algunos hasta se habían acercado a saludarnos), la biológa nos dio la aprovación para saltar al agua. Saltaron primero dos chicas, y tras un primer intento fallido de ir a buscarles (¡nadan muy rápido!), de repente los delfines se dieron la vuelta y decidieron jugar con nosotros. ¡Todos al agua! Saltamos uno detrás de otro intentando no hacer ruido para no molestarles.

snorkeling

Se quedaron en el barco el capitán, la bióloga y un par de pasajeros que decidieron que el agua estaba demasiado fría. Ellos nos guiaban para saber hacia donde nadaban los delfines. Lo cierto es que dentro del agua solo puedes hacer una cosa: nadar en la dirección que van ellos y no ir demasiado junto a otras personas, porque en realidad son los delfines los que deciden jugar contigo, nadando por debajo tuyo y usándote «de cono marino» para nadar haciendo zig-zag. Fueron cinco minutos (y pasaron muy rápido) pero pudimos ver a un metro de nosotros como los delfines pasaban delante nuestro moviendo su cola.

Los delfines se fueron rápido, con un par de aletazos. Nosotros subimos al barco de nuevo para secarnos y recomponernos. Felices y contentos por haber cumplido nuestro objetivo, ahora ya sólo quedaba disfrutar del resto del tour por la bahía. El capitán aprovechó ese rato para mostrarnos calas y rincones bonitos de la bahía. Agua transparente, de color verde tropical, y playas desiertas y salvajes. Un paisaje precioso.

bay of islands

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De repente, alguien exclamó un «Oooooh» gigante en el barco. Aseguraba haber visto un delfín saltando. ¡Y sí, bingo! Dimos con otro grupo de delfines, éstos más juguetones que los anteriores. Paramos el barco a una distancia prudencial y salimos todos a proa para disfrutar en directo de un espéctaculo natural. Delfines saltando, en grupos de dos y tres, o a veces solos, moviendo la cola o trompeteando. La bióloga nos contó que esto es algo natural que hacen, a menudo para reclamar la atención de otros delfines. Daban saltos espectaculares de un par de metros y a nosotros se nos escapaba algún «Oh!», «Ah!», «Wow!» como banda sonora.

delfines bay of islands

delfines bay of islands

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En libertad, los delfines pueden vivir  hasta 60 años, mientras que en captividad (zoos, acuarios) enferman rápido y viven apenas diez años. Nos encantó conocerles en su estado natural, nadar junto a ellos (o intentar perseguirles) y aprender un poco más de sus curiosos saltos. Si tenéis ocasión de nadar algún día con delfines, no lo dudéis ni un segundo. Esta será otra de las grandes experiencias que recordaremos de este viaje.

 

CONSEJOS PARA IR A VER DELFINES

· A diferencia de las ballenas, los delfines no se encuentran en aguas tan profundas y por eso no suelen haber muchas olas. En este caso, además, al navegar dentro de una bahía, el mar estaba bastante calmado – algo parecido a navegar en la Costa Brava, por ejemplo.  Sin embargo, si soois de los que os mareáis con facilidad, tomad algo antes de subir al barco.

· Llevad ropa de abrigo porque suele correr viento y después de meterte en el agua necesitarás sentirte abrigado.

· Para nadar con delfines es imprescindible saber nadar bien. Muy bien. No hay colchonetas ni churros para aguantarte; debes lanzarte al agua y nadar (a fondo) para seguir a los delfines. Si no sabes nadar bien, puedes verlos desde el barco. También hay otros tours más de observción.

· Un termo con café o alguna bebida caliente no sería mala idea para después del baño. En el barco puedes comer y beber pero ellos no venden nada; asegúrate de llevar algún snack en la mochila porque son 4 horas de excursión.

 

Como en casa, pero en Nueva Zelanda

No hay nada como 11 días de carretera, moviéndote de un lado para otro, haciendo y deshaciendo las maletas cada día, para acordarte de lo bien que se está en casa. Ahora estamos en la isla Norte; ya por fin en nuestro intercambio de casa. El cuarto (de cinco) de este gran viaje por el mundo.

Nueva Zelanda fue el primero de los 4 destinos de nuestra vuelta al mundo en el que encontramos intercambio de casa. Los kiwis sienten devoción por viajar, sobre todo si es a Europa, por lo que fue realmente muy sencillo acordar el intercambio. Lo cerramos en enero y en seguida vimos que congeniaríamos fabulosamente con nuestra partner de intercambio, Margaret. Ella está ahora en nuestra casa en Barcelona y, aunque por desgracia no concidiremos, mantenemos el contacto vía email, skype y facebook.

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Resulta muy agradable llegar a casa de alguien que no conoces pero con el que hablas desde hace prácticamente un año. Reconocer el despacho desde el que hacía los skypes con nosotros, el comedor en el que tantas veces habrá preparado té o café (estos kiwis son taaaan británicos!) y tomar el sol en la terraza que tantas veces habíamos visto en el perfil de la web. Sabíamos que aquí estaríamos bien, pero lo cierto es que estamos todavía mejor. Seguro que el hecho de estar 14 días «sin casa» ha ayudado mucho. Aquí  hemos encontrado todo lo necesario para poder recuperarnos y poner al día nuestra rutina de trabajo –lo habréis notado con la cantidad de posts nuevos que están saliendo últimamente!

Estamos en Warkworth, una población a una hora al norte de Auckland. No tenemos ovejas en el jardín pero sí vecinos amables que nos han llamado para presentarse por si tenemos algún problema durante nuestra estancia. Estamos a quince minutos andando del supermercado y del centro del pueblo -o a tres minutos en el coche que nos han dejado Margaret y Sewlyn. Han vuelto nuestras ganas de cocinar y de cuidarnos. Aquí apetece. Mucho.

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Nuestro barrio en warkworth

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Es fácil entender por qué se vive tan bien en este país. Hay espacio por todos lados, las casas son de planta baja (tienen tanto espacio que no necesitan ni construir hacia arriba), y todas tienen jardín (y quizás huerto, como nosotros); y en la calle se respira tranquilidad.

Warkworth es más grande y animado de lo que pensábamos (tras pasar por la desolada isla sur, nos pasó por la cabeza que todos los pueblos de NZ fueran igual de pequeños), hay de todo: supermercado, cafeterías, panadería, restaurantes, peluquería… e incluso un pequeño embarcadero fluvial en el que navegan barcos de época (y patos, en este país hay muchos patos, que se pelean por trozos de pan). Vamos, que estamos muy a gusto en nuestra «comarca» particular.

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Embarcadero fluvial de Warkworth

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Matakana Market, sábado por la mañana

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Matakana Market, sábado por la mañana

Viñedos de Brick Bay con esculturas a lo largo de un camino

Viñedos de Brick Bay con esculturas a lo largo de un camino

Viñedos de Brick Bay con esculturas a lo largo de un camino

Viñedos de Brick Bay con esculturas a lo largo de un camino

Viñedos de Brick Bay con esculturas a lo largo de un camino

Viñedos de Brick Bay con esculturas a lo largo de un camino

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Snel Beach, un mar de conchas

En nuestra región hay viñedos (como el de Brick Bay, con un paseo de 1 hora con esculturas), pequeños montes verdes y playas en las que pasear. Especialmente impresionante es la playa de Snel Beach, con la cantidad de conchas más grande que hayamos visto nunca.

Cada sábado hay un mercado muy animado en el pueblo de al lado, Matakana (muy fans de los nombres maoríes), en el que es casi obligado comer o tomar algo escuchando música en directo: croque-monsieurs, salsichas italianas, smoothies orgánicos, gofres belgas… Una prueba más de que Europa está de moda en NZ.

Hablando de Europa… Aquí la diferencia horaria es de +12 horas. Si en Australia lo llevábamos mal, aquí es todavía peor. Solo coincidimos con los horarios laborales de Europa por la mañana y por la noche, lo cual significa que cada día nos levantamos con mil emails por leer y nos vamos a dormir contestando emails desde la cama. Un desastre. Menos mal que buena parte de mi trabajo lo hago con el equipo de Los Angeles, con los que la diferencia es mucho menor: -3 horas (pero del día siguiente!)

En fin, esta será nuestra base de operaciones para trabajar y hacer mini-escapadas las tres dos próximas semanas (cómo pasa el tiempo!): al norte está Bay of Islands (delfines, ballenas y la famosa canoa maorí); y al sur, Auckland, Hobbiton, las cuevas de Waitomo, la actividad geotermal de Rotorua y Taupo. La isla norte es muy grande y hay demasiadas cosas por hacer; ya sabemos que no nos va a dar tiempo de hacerlas todas pero siempre podemos dejar algo para la próxima vez que vengamos de intercambio a Nueva Zelandapara pensárselo seriamente a pesar de las 24h de avión.

Pronto más y mejor. Mientras, seguiremos disfrutando de esta tranquilidad.

 


Muchos me preguntáis al leer estos posts sobre mis viajes haciendo intercambio de casas… «¿Pero tú con qué página web haces los intercambios?» Pues con IntercambioCasas.com! Tras 10 intercambios y una satisfacción total, ahora tengo el placer de forma parte del equipo también, así que os garantizo (desde dentro y desde fuera) que es una empresa 100% segura. Si utilizáis el link a continuación para registraros, me dan puntos a mí! Gracias de antemano y felices intercambios! 😉

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Dónde dormir en Sydney

Tras un largo y duro día de turismo en Sydney, llega el gran momento de volver a nuestro hotel. Para ese entonces nos conformaremos con cualquier cama cómoda donde dejarnos caer, pero si hemos elegido bien, por la mañana nos despertaremos con vistas a la Opera House y un sol brillante. Ducha fría para despertarnos, un buen desayuno y CHAS! ya estamos listos para un otro buen día de turismo en Sydney.

Durante nuestra visita en Sydney estuvimos en alojamientos bien distintos: un hotel de lujo y dos albergues backpackers. A algunos les pueden parecer elecciones un tanto extremas y opuestas, pero lo cierto es que se asemejan más de lo que parece. Todos tienen camas, habitaciones y turistas! Que elijáis uno u otro ya dependerá más de la clase de viajeros que seáis…

 

SHANGRI-LA SYDNEY

Si sois asiduos a los buenos hoteles, ya conocéis la cadena oriental Shangri-La, una cadena enfocada a hoteles de lujo. Sin embargo, ésta era nuestra primera vez en un Shangri-La y lo primero que nos sorprendió fue que, a pesar de que la decoración y el personal del hotel es de origen oriental, muchos de los turistas que se alojaban eran americanos, canadienses y europeos. Familias, parejas jóvenes y algún viajero solo con traje y maletín.

Shangri-La Sydney

Shangri-La Sydney (176 Cumberland Street, The Rocks, Sydney) es uno de esos hoteles en los que pagas por un buen servicio que luego disfrutas al 100%.  Me refiero a mil y un amenities en el cuarto de baño (dan ganas de meterlo todo en el neceser por si no tenemos tiempo de ponernos tantas cremas!), wi-fi gratuito de buena calidad en las habitaciones (estuve hace unos meses en un Hilton en el que el wifi se pagaba a 10 eur por día. WTF!) y piscina climatizada para todos los clientes (no os olvidéis el bañador!). Además de un spa y un completísimo buffet desayuno con deliciosas opciones que pasan por todos los continentes e incluyen una chef que cocina tortillas y huevos benedict delante del cliente (sí, mejor que cenéis ligero el día antes). Con sólo llegar ya vimos que un día no era suficiente para disfrutar de todo lo que tiene por ofrecer el Shangri-La Sydney.

Shangri-La Sydney

Vistas desde nuestra habitación Premier Grand Harbour

Shangri-La Sydney

Deberíamos haber cenado menos para poder probar todo esto

Shangri-La Sydney

Elección jugosamente difícil durante el desayuno

El hotel está muy céntrico y es fácil de situar para viajeros que se orientan poco, como yo: desde cualquier punto del puerto de Sydney veréis el hotel! Tiene su lugar en el skyline de Sydney gracias a un total de 36 pisos llenos de habitaciones con vistas, como las Premier Grand Harbour, en las que tuvimos la suerte de alojarnos nosotros. Espacio, comodidad y unas ENORMES (sí, en mayúsculas) ventanas panorámicas para no perder detalle del Puerto. Con una habitación así daba cosa pasarse el día paseando fuera.

Shangri-La Sydney

La fruta sienta mejor con estas vistas

Shangri-La Sydney

Nuestra habitación

Shangri-La Sydney

Nuestra habitación Segunda Parte

Shangri-La Sydney

Vistas al skyline de Sydney desde el Puente. Allí tenéis el Shangri-La Sydney en primer plano

Si no quedan habitaciones libres con vistas, no os preocupéis: siempre podéis pasar la tarde entera en el Blu Bar on 36 tomando un refresco o uno de sus coloridos cocktails. Si sois buenos fans del gourmet, aseguraros de reservar mesa en su flamante restaurante Altitude …  en el que hay hasta lista de espera. Ambos, bar y restaurante, están abiertos al público y ofrecen un fabuloso 2×1: exquisita comida e inmejorables vistas!

Vistas Shangri-La Sydney

Vistas desde el Blu Bar on 36

Blu Bar Shangi La

Blu Bar Shangi-La

Blu Bar Shangi La

Blu Bar Shangi-La

sydney night

La Opera House de noche desde el Shangri-La

Lo mejor: Despertar con esas vistas. Creo que son las ventanas más grandes que jamás haya visto en un hotel. ¡Eso sí que es una vista panorámica!
Lo peor: Como viajeros independientes nos cuesta mucho dejar que un botones nos organice nuestras maletas. Por eso, siempre lo pasamos fatal cuando en la entrada y salida, los botones vienen a por ti y tus maletas. ¡Si tenéis algún truco, contádnoslo!
Nuestra recomendación: Aunque no te alojes en este hotel, sube a tomar algo una tarde/noche en su Blu Bar (de 17h a medianoche). ¡Alucinarás!

 

 YHA SYDNEY CENTRAL

Para nuestra segunda noche bajamos del piso 36 de un hotel de lujo al tercer piso del albergue YHA Sydney Central (11 Rawson Pl, Sydney) Con solo llegar al albergue (por la tarde), decidimos darnos un chapuzón para ver si conseguíamos ver el lado positivo de nuestro «bajón». Y lo cierto es que estar solos en la piscina nos ayudó a reflexionar y a ver que no estábamos tan mal! Al fin y al cabo teníamos una habitación doble privada con baño, limpia, cómoda y una espectacular terraza con piscina digna de un hotel de boutique.

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Piscina en la terraza del YHA Central

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Nuestra habitación doble

El YHA Sydney Central forma parte de la red de albergues nacionales de Australia (YHA) y con sólo un par de horas en él me di cuenta que el nivel de los albergues en Australia es mucho mayor que en Europa. ¡Estos australianos sí que saben de albergues y hostales!  Salas comunes enormes y muy acogedoras en las que realmente apetece salir a socializarse. Parecía que estábamos de nuevo en un campamento de verano, eso sí rodeados de viajeros de todo el mundo y todas las edades: familias con niños, grupos de estudiantes, mochileros que iban con lo puesto y poco más, y parejas de jóvenes como nosotros que buscaban un lugar económico donde pasar la noche y poder estar a su aire. Y eso es precisamente lo que más me gusta de estos sitios: que puedas cocinar, lavar tu ropa, trabajar o descansar en el salón leyendo un libro. Como si estuvieras en casa, pero en una casa enorme con gente de todo el mundo, claro!

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Comedor del YHA Central

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Salón YHA Central

El YHA Sydney Central está situado en la estación de tren central (de aquí su nombre). Muy práctico si tenéis que coger el tren/metro a menudo o si queréis estar más cercanos al aeropuerto o estación porque disponéis de poco tiempo. En este albergue no estáis tan cerca del Puerto o la Ópera pero sí de barrios de moda donde hay movimiento de diseñadores, estudiantes y ambiente joven. No os perdáis Surry Hills.

El wifi es de pago pero funciona muy bien (5 AUD / 24h, son unos 3 euros). Las habitaciones privadas se cierran con llave, pero si os alojáis en un dormitorio y queréis dejar vuestras cosas guardadas bajo llave (o hacéis el check-out y necesitáis dejarlo en el albergue unas cuantas horas) tienen servicio de Lockers. No son económicos si lo tenéis que dejar todo el día (entre 4 y 6 dólares cada 4 horas) pero van bien para tener tus cosas controladas –e incluso puedes dejar el móvil u ordenador cargando dentro.

Lo mejor: Sin duda, su piscina, sauna y piscina en la última planta. La sala común comedor-salón-cocina también me pareció muy acogedora. Hay incluso video-juegos y una sala de cine donde ponen películas.
Lo peor: El check-in es a partir de las 13h y suelen formarse largas colas. Fue un poco caótico así que si tenéis pensado llegar por la mañana tomároslo con calma. Quizás sea mejor llegar más tarde.

 

YHA SYDNEY HARBOUR

Para la tercera noche volvimos al puerto y quedamos enamorados del YHA Sydney Harbour The Rocks (110 Cumberland Street, Sydney): un albergue como el anterior pero completamente nuevo y moderno, con un diseño minimalista y mucha luz. Incluso la decoración de la habitación doble es fashion. ¡Como un «albergue boutique» diría yo!

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Nuestra habitación doble con baño en el YHA Sydney Harbour

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Socializándonos un poco

Este albergue está situado en la misma calle del Shangri-La y también ofrece vistas a la Ópera desde algunas de sus habitaciones (aunque no es comparable con los grandes ventanales del hotel oriental) y, sobre todo, desde su más que espectacular terraza en la última planta. No es un edificio muy alto pero su situación sobre una pequeña colina hace que las vistas sean increíbles. Tumbonas, mesas grandes y plantas convierten ese lugar en agradable y acogedor. ¡No me extraña que la terraza esté completa ya para New Year’s Eve!

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Vistas desde la terraza del YHA Sydney Harbour

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Un buen lugar para buscar inspiración para escribir

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La terraza del albergue

El YHA Sydney Harbour es una opción chic, cómoda y económica para viajeros independientes. Un hostal cool; lo dice también su apabullante nota de 94% en las reviews de otros clientes. Como en otros YHA, aquí podrás cocinar, trabajar, leer un libro en el salón o lavar la ropa; todo a tu aire. Si viajas solo, echa un vistazo a las múltiples actividades que organizan (también en el Sydney Central) para explorar la ciudad.

Como en otros YHA, el wifi es de pago (5 AUD por 24h) y hay lockers con cargadores a disposición de los clientes. Además, ofrecen un buen desayuno con tres opciones a elegir para los perezosos como nosotros. 

El YHA Sydney Harbour fue nuestra confirmación de que los albergues australianos son una opción muy práctica y cómoda.

Lo mejor: Su terraza superior, al atardecer. Una botella de vino y dos copas de cristal y ya tenéis el atardecer perfecto al estilo parisino pero con vistas Sydneydianas.  En un día de sol (muy habitual en Sydney) podéis descansar en una de sus tumbonas y olvidaros de ir a Bondi Beach.
Lo peor: Tener que subir las maletas hasta lo alto de la cuesta. Hay algunos escalones por el camino entre Circular Quay (parada del puerto) y el hostal. Pero tranquilos, que una vez arriba se os pasa! 😉

 

¿Con cuál de los tres os quedaríais?

Ruta isla sur Nueva Zelanda (3) – de Kaikoura a Christchurch

El tercer y último tramo de nuestro viaje por la isla sur de Nueva Zelanda fue para recorrer un tramo de la costa este: Kaikoura y Christchurch. Nuestras fuerzas empezaron a flojear y nuestro ritmo bajó considerablemente. Si vosotros empezáis el viaje aquí, muy probablemente tengáis energía y ganas para hacer mucho más de lo que hemos hecho nosotros.


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DÍA 9 – BALLENAS EN KAIKOURA

En Arthur’s Pass dormimos 11 horas seguidas. La dosis de descanso perfecta para volver a la carretera con energía suficiente para llegar a Kaikoura (en la costa este) de un tirón. El viaje por el parque natural de Arthur’s Pass hasta Springfield es bonito, pasa por un valle entre montañas (de nuevo, algunas curvas y puentes de un sólo sentido), pero lo cierto es que el tramo de la carretera 1 de Christchurch hasta Kaikoura es todavía más espectacular; un tramo escénico que merece mucho la pena (son unas 2,5 horas de camino). Montañas verdes que se tiñen de amarillo en primavera y, de nuevo, nuestras amigas, las ovejas (¿os he dicho ya que en Nueva Zelanda hay 35 millones de ovejas? Eso son 4 veces más ovejas que personas). Y, finalmente, el mar en Kaikoura. Un mar de un color azul que parece tropical – ¡y las montañas de Kaikoura de fondo! simplemente wow.

Kaikoura Nueva Zelanda

Fuimos a Kaikoura para una sola cosa: ver ballenas. Y fue un «veni, vidi, vici«. Llegamos a Kaikoura justos para el tour de ballenas de las 15:30h, subimos al barco (con biodramina, por supuesto) y vimos una ballena. A diez metros de nuestro barco, durante un par de minutos. El tiempo justo para verla respirar soltando agua por su nariz y meterse de nuevo en el océano con la cola como protagonista de la foto que todos esperábamos. ¡Bien!

Whale Watch Kaikoura

Whale Watch Kaikoura

Ballenas en Kaikoura Nueva Zelanda

Esa tarde, el mar estaba muy movido y el capitán del barco decidió que teníamos que regresar a la costa antes de tiempo. Las olas eran de dos metros, así que nos pareció una buena idea. Al fin y al cabo, ya habíamos cumplido nuestro deseo de ver al menos una ballena. Además, los organizadores decidieron darnos a todos el 80% de reembolso por haber tenido que regresar antes de tiempo – ¡Bravo por su servicio de atención al cliente!

Whale Watch Kaikoura es la empresa encargada de realizar los tours para ver ballenas en Kaikoura. Fue fundada por maorís y buena parte del equipo del tour es maorí. Ese fue nuestro primer contacto con esta curiosa cultura de Nueva Zelanda y lo cierto es que nos han entrado más ganas de descubrirla a fondo; en la Isla Norte esperamos tener nuevas oportunidades.

Whale Watch Kaikoura

Whale Watch Kaikoura

Escuchando el océano en busca de más ballenas

Whale Watch Kaikoura

Whale Watch Kaikoura

Whale Watch Kaikoura

Ofrecen entre tres y cinco tours cada día, dependiendo del estado del mar. Las ballenas nadan libres por el océano pero el equipo de Whale Watch te garantiza que verás como mínimo una o dos ballenas en el tour – de no ser así, te devuelven el 80% del ticket (145 NZD, aprox 90 euros). Se puede reservar vía web y los cambios son gratuitos – por lo que si el día que vais hay mala mar y preferís esperar al siguiente, podéis hacerlo sin coste.

El pueblo de Kaikoura tiene una fosa de agua a pocos metros de la costa. En tan solo 20 minutos en barco nos encontramos en pleno océano, a mar abierto, con mil metros de agua por debajo. Por eso, Kaikoura es uno de los mejores sitios del mundo para ver ballenas, delfines, focas u otros animales acuáticos curiosos.

Nuestras recomendaciones si vais a ver ballenas:
La excursión se realiza en alta mar así que tanto si sois de los que os mareáis con facilidad como si no, es bastante recomendable tomar pastillas contra el mareo.
Por la mañana, el mar suele estar más calmado (aunque no es una garantía); quizás sea una buena opción elegir un tour de mañana si tenéis disponibilidad.
Es una excursión que merece mucho la pena. ¡Que no os asusten las olas! El equipo de Whale Watch está pendiente durante todo el tour para ayudarte si estáis mareados o necesitáis algún tipo de ayuda. Y lo cierto es que la emoción por ver ballenas cura cualquier mareo.

Tras el «bailoteo» en el barco, nos sentó de maravilla tumbarnos en la playa de Kaikoura, con unas vistas espectaculares. Luego, recargamos pilas con una de las mejores pizzas que hemos probado en este gran viaje (The Black Rabbit, 17 Beach Road) y al atardecer volvimos a nuestro B&B Nikau Lodge, uno de esos lugares en los que te plantearías quedarte a vivir para siempre.

Kaikoura Nueva Zelanda

agua

Kaikoura Nueva Zelanda

Nuestra recomendación:
B&B Nikau Lodge (53 Deal Street, Kaikoura – Reservar) es un Boutique Bed and Breakfast en el que además de una buena cama y un exquisito desayuno de cuchillo y tenedor, la experiencia es totalmente de lujo y diseño (190$ la noche – 110 €). Todo está cuidado hasta el más pequeño detalle. Saludad a Jane y Quentin cuando paséis por allí – les encanta recibir huéspedes internacionales.

Nikau LOdge

Nikau Lodge Kaikoura

Si os entra hambre de camino a Kaikoura, existe un café absolutamente precioso y bien de precio: Main Line Station Café en la población de Cheviot (en la misma carretera, veréis que está bien señalizado). Merece la pena incluso que vayáis con hambre para poder parar a comer! Una crêpe con carne, pasta bolognesa casera, cafés y postres nos costó 28 NZD (17 eur). Y todo exquisito. Una parada perfecta para descansar media hora de tanta carretera.

 

Día 10 y 11 – Christchurch

Al día siguiente, tras un buen desayuno en el B&B y una mañana de relax en la playa decidimos poner rumbo a Christchurch, nuestra última parada antes de volar hacia Auckland, en la isla norte.

En Christchurch estuvimos dos días, pero lo cierto es que no visitamos mucho. Nuestro cansancio empezaba a ser extemo y nuestros ordenadores nos pedían a gritos que hiciéramos algo de trabajo. Así que reservamos un aparthotel céntrico con cocina y wifi para trabajar y aprovechamos el final de etapa en la isla sur para poder poner las cosas en orden.

Quizás lo recordaréis – al menos yo lo tenía muy presente: hace un par de años, en febrero 2011, hubo  un terremoto sumamente devastador en Christchurch. Es una zona con alta actividad sísmica pero el de 2011 afectó seriamente el centro de la ciudad hasta dejarla prácticamente en ruinas.

Cathedral Christchurch 2013

Cathedral Christchurch 2013

jardines botanicos christchurch

Jardines Botánicos Christchurch

jardines botanicos christchurch

Jardines Botánicos Christchurch

En Noviembre de 2013 todo el centro sigue devastado. Paseamos por Christchurch con una sensación de impotencia y tristeza al ver el rastro del terremoto por todo el centro histórico, dejando al descubierto una «ciudad a medias». La catedral sigue en ruinas, muchos hoteles y edificios de la plaza principal fueron derruidos y otros se mantuvieron en pie pero han tenido que cerrar por falta de seguridad. A la zona central de Christchurch («la llamada zona roja») le faltan unos años para reconstruirse y volver a ser la que era. Mientras, algunos barrios periféricos han aprovechado este desastre para resurgir. Christchurch vive más en los otros barrios de la ciudad, en los Hills (no os perdáis la Gondola – nosotros nos la perdimos por no tener en cuenta los horarios de cierre) y las múltiples actividades deportivas y lúdicas que hay organizadas.

Nuestra recomendación:
Si queréis alojaros en el centro, informaros bien del estado del edificio. Algunos edificios y hoteles del centro están en obras o cerrados por falta de seguridad debido al terremoto. El Novotel, el Ibis y el aparthotel City Central, donde estuvimos nosotros, son los tres nuevos y están muy cerca de la Plaza de La Catedral (el antiguo centro de Christchurch). En los tres es muy fácil aparcar.
No os perdáis los Jardines Botánicos. Absolutamente preciosos.

 

 

nueva zelanda desde un avion

Rumbo al norte. Alrededores de Auckand desde el avión.

Al día siguiente subimos a un avión y en una hora nos plantamos en Auckland, en la isla norte, donde estaremos 3 semanas más. Eso sí, ya no de road trip, sino más tranquilos en un intercambio de casa. Tras 15 días en movimiento (4 en Sydney + 11 en Isla Sur) con la maleta a cuestas nos apetece más que nunca un poco de estabilidad viajera.

Ruta isla sur Nueva Zelanda (2) – Cruzando la West Coast

Para la segunda etapa del viaje por la isla sur de Nueva Zelanda nos esperaban los paisajes más inhóspitos y abruptos. El azul de los lagos de Wanaka y Wakatipu pasó a ser marrón, gris y blanco. Estábamos en la costa oeste de la isla, donde las montañas alpinas llegan prácticamente la línea de la costa y los glaciares se juntan con selvas temperadas. Sin duda, la Nueva Zelanda más salvaje.

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DÍA 6 DE WANAKA A FOX GLACIER, PASANDO POR HAAST PASS

Éste es el GRAN día de carretera de todo el viaje: 350 km cascadas, ríos de agua azul cristalina, bosques y glaciares. Bordearéis los lagos de Wanaka y Hawea (absolutamente preciosos) y atravesaréis las montañas alpinas por el paso de Haastno os asustéis por el nombre ni por el hecho de que sea un paso; Haast está solo a 500 metro sobre el nivel del mar.

lago hawea

Lago Hawea, cerca de Wanaka

En los 80 km del parque entre Makarora y Haast hay varias paradas interesantes (y muy bien señalizadas) en las que podréis aparcar el coche, andar 20 min y encontrar una enorme cascada justo enfrente vuestro. No tiene pérdida, hay una única carretera que atraviesa el parque y los senderos son muy accesibles. Es como una pequeña procesión de «turistas en busca de la cascada perdida».

Muy recomendables: cascada de Roaring Billy, las Blue Pools, las Fantail Falls y Thunder Creek Falls. Pedid un mapa del parque en el Visitor Center  – en cualquiera de las entradas (Makaroha o Haast, dependiendo del sentido de vuestra ruta) y sobre todo tened muy en cuenta el nivel de gasolina: no hay gasolineras entre Makaroha y Haast (80 km) ni entre Haast y Fox Glacier (120 km).
Camino a Haast

Camino a Haast

Blue Pools New Zealand

Arnau metiendo los pies en las congeladas y preciosas Blue Pools

agua cristalina

Los pies de Arnau para comprobar que el agua es cristalina

cascada haast

Cascada Roaring Billy

Abrazo arbol

Abrazando a un árbol

Thunder Creek Falls

Thunder Creek Falls

subiendo a haast pass

Subiendo andando a Haast Pass

arnau gollum

Arnau haciendo de Gollum…

Cuando salgáis de Haast estaréis en la costa oeste, la «wet coast» (un juego de palabras entre «oeste» y «mojada»). Es muy probable que esté lloviendo, como siempre. Pero gracias a la lluvia tienen bosques verdes y frondosos que llegan hasta el nivel del mar. Como también lo hacen sus glaciares – los más conocidos, Fox Glacier y Franz Josef (30km de distancia entre ambos). El viaje de Haast a Fox es largo y muy irregular, lleno de curvas típicas de la costa. Tomároslo con calma y disfrutad del paisaje. Y llevad una buena colección de CDs porque como podéis imaginar, aquí no llega la cobertura de radio.

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El mar desde la West Coast de Nueva Zealanda, entre Haast y Fox Glacier.

west coast NZ

Costa Oeste, NZ

Nuestra recomendación: Tendréis que decidir entre dormir en Fox Glacier o en Franz Josef. Ambos son pequeños pero hay una buena oferta de hoteles. Aunque les separan 30km, la carretera está llena de curvas así que si venís cansados tras un viaje largo desde Wanaka, es mejor quedarse en Fox. Nosotros dormimos la mar de bien en el Fox Glacier Inn, un alojamiento entre albergue y hotel, con cocina y lavandería a disposición de los huéspedes. Muy fans de este concepto de hotel. Si buscáis algo más cuco, las habitaciones del Fox Lodge con chimenea tienen muy buena pinta.

DÍA 7 VISITA FOX GLACIER, LAKE MATHESON Y CAMINO A ARTUR’S PASS

El día anterior es muy largo y cuando llegas a Fox ya es el atardecer. Por eso, es a la mañana siguiente que puedes visitar los glaciares y alrededores. Hay visitas guiadas para visitar ambos glaciares – desde 2 horas hasta todo el día, o incluso varios días de trekking. Como nosotros ya visitamos «a fondo» el glaciar La Mer de Glace del Montblanc, decidimos no hacer ningún tour en Fox y visitarlo como turistas independientes. Puedes acercarte al parking de la terminal del Glaciar y desde allí andar por un sendero, unos 30 min, hasta llegar al glaciar (quedarás a unos 300 metro de este, pero se ve muy bien). Si tienes dudas sobre cual de los dos glaciares visitar, echa un vistazo a esta web. Por lo que tenemos entendido, Fox es más accesible y espectacular para los que no hacen ningún tour porque te permite acercarte más. Franz es mejor para los que quieren adentrarse en el glaciar ya que la excursión es más sencilla -o el glaciar es más «amable».

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Fox Glacier

Si cuando os despertáis hace buen día y el cielo está despejado, dejadlo todo e iros inmediatamente a Lake Matheson, a 10 min en coche desde Fox. En los días claros se refleja el Mount Cook (la montaña más alta de NZ), ofreciendo una imagen digna de fondo de escritorio. Pero no lo olvidéis, estáis en la «Wet Coast», así que lo más probable es que el cielo esté encapotado (los dos días en nuestro caso) y tengáis que conformaros con las imágenes de Google. Al mediodía, tras visitar Fox, nosotros salimos ya en dirección a Arthur’s Pass, el paso más conocido que atraviesa los Alpes (Southern Alps) desde Greymouth hasta Christchurch. Para llegar a Arthur’s hay 4 horas y pico de carretera irregular que mezcla curvas, vistas y rectas infinitas. Pocos pueblos, varias granjas y algunas gasolineras. Por el camino no hay gran cosa, sólo paisaje. La llegada a Arthur’s pass es sencilla. Solo en los 10 km finales la carretera sube, pasando del nivel del mar a los 700 metros donde se sitúa el pueblo (por así llamarlo) de Arthur’s Pass. Algunos alojamientos, una gasolinera y un colmado en el que venden poquita cosa – así que si tenéis previsto quedaros varios días, pasad por el supermercado en Hokitika o Greymouth, antes de atravesar las montañas.

Nuestra recomendación: Alojaros en el YHA Arthur’s Pass Mountain House, un albergue de diez. Salas comunes enormes y muy acogedoras, ideales para trabajar un rato. Hay conexión a internet, lavandería, cocina y habitaciones muy cucas. Todo el albergue es como una gran cabaña de bosque.

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El albergue de Arthur’s Pass YHA, una auténtica cabaña alpina con todas las comodidades

DÍA 8 ARTHUR’S PASS

Ese día decidimos darnos un descanso y pasar el día entero en Arthur’s Pass, durmiendo una noche más allí. Aprovechamos para hacer una pequeña excursión de 3,5h por la mañana y darnos un momento de relax por la tarde. Pero si no disponéis de mucho tiempo, es totalmente factible seguir el camino hacia Christchurch al mediodía /tarde, o incluso plantearte la opción de hacer de costa a costa en un solo día (300km). Arthur’s Pass es una parada interesante en el caso que te gusten las excursiones de montaña o que quieras descansar por el camino.

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Excursión Bealey Spurs en Arthur’s Pass. La carretera pasa por el valle.

Nuestra recomendación: Pasad por el Visitor Center de Arthur’s Pass (en la carretera principal) donde os informarán de las excursiones más recomendable según vuestro nivel y climatología del día. Nosotros hicimos la excursión de Bealey Spurs, 3,5 horas ida y vuelta con buenas vistas en la cima. Hay otras más espectaculares y largas pero requieren más preparación –que yo no tengo.

Toda la isla sur está muy bien señalizada, llena de caminos («tracks») en los que parar el coche y empezar a caminar. Los senderos son naturales pero están marcados y bien señalizados. Sin embargo nos chocó que nunca nos dieran mapas ni  indicaran cuánto faltaba para la cima. Los Kiwis se lo toman todo tan relajadamente que esperan que tú también te lo tomes así –  «no worries mate, no necesitas mapa; es todo recto 3,5 horas». Eso sí, te avisarán de que no debes salirte del camino; aunque si te sales «allá tú». En realidad, no hay nunca nadie que te frene los pies (ni siquiera en los glaciares), solo un par de vallas que marcan el límite de lo que está permitido y del «fuera pista».

Ruta isla sur Nueva Zelanda (1) – Queenstown, Milford Sound y Wanaka

La primera etapa de nuestro viaje por la isla sur de Nueva Zelanda fue en la zona de los grandes lagos del sur (Southern Lakes). Sin duda, uno de los escenarios más bonitos de la isla, sobre todo en primavera con las montañas alpinas nevadas. Lagos azules, montañas de fondo, aguas cristalinas, el verde de los prados… Uno de los que más nos ha gustado hasta el momento. Fácilmente descubriréis porque.


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DÍAS 1-2-3 QUEENSTOWN y MILFORD SOUND

A diferencia de lo que hace la mayoría de gente, nosotros llegamos a Queenstown (desde Sydney) y allí decidimos quedarnos tres días para poder descansar y empezar el road trip con energía. Aún así, no hubo tiempo para aburrirse: un vuelo en helicóptero, un viaje de 10 horas hasta Milford Sound y un par de paseos por el lago Wakatipu.

Queenstown es la capital de la aventura de NZ. Puenting, vuelos en helicóptero, sky-diving, esquí (y heli-ski), deportes náuticos… En esta ciudad corre adrenalina por las venas en lugar de sangre. Queenstown es también popular por ser un lugar de paso para llegar a Milford Sound, a 5h de camino. Desde aquí salen cada día autocares que hacen el trayecto ida y vuelta para que no tengas que darte la paliza de conducir 10 horas en un día.

Lago Wakatipu Queenstown

Lago Wakatipu Queenstown

Lago Wakatipu Queenstown

Lago Wakatipu Queenstown

Frankton Track Queenstown

Frankton Track Queenstown

Frankton Track Queenstown

Frankton Track Queenstown

Vistas a Queenstown desde el Bed and Breakfast Larch Hill

Vistas a Queenstown desde el Bed and Breakfast Larch Hill

Vistas a Queenstown desde el Bed and Breakfast Larch Hill

Vistas a Queenstown desde el Bed and Breakfast Larch Hill

Milford Sound se encuentra al suroeste, en Fiorland, un parque natural de fiordos, de muy difícil acceso, completamente aislado por montañas alpinas. La única vía posible es a través de Te Anau y es una excursión de un día entero. Nosotros fuimos desde Queenstown reservando un tour guiado con Eco Tours (26b Shotover Street, Queenstown). Milford es un lugar bastante espectacular, AUNQUE (sí, en mayúsculas) no dejan de ser fiordos, como los de Noruega (¿es motivo suficiente para un viaje de 10 h? Os dejo elegir a vosotros). En un día claro y calmado, las aguas hacen de espejo perfecto y reflejan los fiordos. En un día primaveral como el nuestro, el cielo está totalmente encapotado y no hay reflexiones pero es espectacular ver como cae agua por todos lados. Vimos Milford desde el barco y desde el helicóptero. Os dejo adivinar cuál nos gustó más… 🙂

Milford en un dia nublado

Milford Sound en un dia nublado

Cataratas de Milford Sound

Cataratas de Milford Sound

Milford Sound desde el helicóptero

Milford Sound desde el helicóptero

Nuestras recomendaciones:

  • Dormir en el B&B Larch Hill (16 Panners Way, Goldfields – Reservar) y despertar con fabulosas vistas al lago y con el desayuno casero y exquisito de Leslie, su propietaria. Croissants calientes, distintos tipos de panes, cereales, zumos naturales y huevos cocinados al momento para empezar el día con energía. Las habitaciones tienen vistas al lago y algunas de ellas disponen también de cocina y lavadora. Leslie y Chris han hecho de su casa un precioso alojamiento en el que quedarse una o varias noches y sentirse como en casa. Incluso te recogen y te llevan al aeropuerto en caso que no dispongas de coche! Desde el B&B podéis ir andando al centro de Queenstown por el paseo que rodea el lago y va de Queenstown a Frankton. Es un paseo peatonal muy tranquilo con numerosos bancos donde sentarse. En 35 min os plantaréis en el centro de Queenstown.
  • Si queréis cenar bien (y bien de precio), a 5 minutos andando del B&B Larch Hill está el restaurante del Resort Goldridge. El menú de cena consta de 3 platos deliciosos de temporada por 30 NZD (18 €).
  • Queenstown es una de las ciudades más frías de NZ. Sólo hace falta decir que el primer día nos nevó (27 de octubre). Poned unos guantes, gorro y polar en la maleta.

DÍAS 4-5 LAGO WANAKA

Wanaka fue nuestra primera parada tras dejar Queenstown, a sólo 1 hora y media de camino. Wanaka es igual de bonita que Queenstown pero mucho más tranquila. El lugar ideal para pescar, jugar a golf o ir en bici – como hicimos nosotros. Alquilamos un par de mountain bikes y bordeamos el lago hasta Albertown. El sendero está totalmente señalizado, pero hay que avisar que a partir del río se complica un pelín más y se convierte en una auténtica pista mountain bike con terrenos distintos y pequeños cambios de nivel estrechos.

Lago Wanaka

Lago Wanaka

En bici por el lago Wanaka

En bici por el lago Wanaka

Un picnic durante la excursión en bici por lago Wanaka

Un picnic durante la excursión en bici por lago Wanaka

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Excursión por los alrededores Wanaka: Albertown

Nota importante: de Queenstown a Wanaka hay dos vías posibles: la que pasa por el Crown Range y Cardrona Valley es más complicada y vertiginosa, mientras que pasando por el pueblo de Cromwell recorres el valle de los viñedos (tardas sólo 20 min más). En ambos casos, pasaréis por delante del famoso puente donde se hace «bungee jumping» (puenting), en el que podéis parar para ver saltar a la gente (o decidir saltar vosotros, claro).

Bungee Jump Queenstown

Bungee Jump Queenstown

Si queréis descansar un rato, una visita rápida a Cromwell merece la pena. Es una antigua población minera con un centro histórico pequeño pero curioso y animado.

Nuestras recomendaciones:

  • En la tienda Green Toad ofrecen alquileres de mountain bikes por 25 NZD todo el día y 50 NZD si es eléctrica – menudo descubrimiento! Así sí que puedo seguir a Arnau a todas partes!
  • El Wanaka Hotel (71 Ardmore Street – Reservar) nos abrió las puertas de un nuevo tipo de hotel en NZ: económico y útil. Habitaciones sencillas pero limpias y cómodas, y sobre todo disponibilidad de cocina y lavandería. A medio camino entre un albergue y un hotel estándar. Disponen de habitaciones con distintos precios según si quieres vistas al lago o no.
  • En los alrededores de Cromwell y Wanaka veréis algunos puestos de venta de fruta y verdura. Son tiendas caseras, orgánicas y con una buena selección. Allí compramos fruta para los cuatro siguientes días – kiwis incluidos, por supuesto!

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Ruta por la isla sur de Nueva Zelanda – Recomendaciones iniciales

Si preguntas a un «kiwi» sobre qué deberías visitar en un viaje a Nueva Zelanda te responderá que vayas a la isla sur. Allí está la Nueva Zelanda más salvaje, más inhóspita y más pura. Kilómetros y kilómetros de naturaleza en estado puro, sin casas, sin pueblos, sin nada entre medio. Tal cual ha estado toda la vida. En la isla sur de Nueva Zelanda sólo viven un millón de personas divididas en un territorio aproximadamente del tamaño de Irlanda. 300km de este a oeste y 800 de norte a sur.  La isla sur es un país de paisajes. Montañas, lagos, praderas, bosques… Por eso, la mejor manera de conocerla es haciendo un viaje por carretera pasando por diferentes puntos de la isla.

Durante estos últimos 10 días hemos recorrido la isla sur, desde Queenstown hasta Christchurch. Diez días hay tiempo de sobras para ir tranquilos y poder hacer dos noches en más de un sitio para poder combinar mejor nuestro ritmo de trabajo y no tener que ir con el cohete en marcha todo el día.  El hecho de ir durante la temporada media-baja, nos ha permitido poder hacer un viaje totalmente improvisado, decidiendo sobre la marcha donde nos quedaríamos a dormir y hasta donde llegaríamos al día siguiente.  A pesar de lo organizativa que puedo llegar a ser, dejarse llevar por unos días y aventurarse a no saber donde dormirás mañana tiene su gracia!

Reservamos el coche con la empresa local Omega Rental Cars, que tienen oficina en la calle principal de Queenstown (20, Shotover Street). Tienen un buen stock de coches y buen precio (coche más económico: 39 NZD por día), y un trato muy amable – nos encantó que nos explicaran en palabras «normales» todo el contrato que estábamos firmando.


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En las próximas crónicas os contaremos con detalle nuestro recorrido por la isla sur. No os lo toméis como una ruta a seguir, pues solo es un ejemplo de muchas combinaciones posibles. Os puede servir para saber qué hay en cada lugar, pero lo mejor es que tracéis vosotros vuestra propia ruta por la isla, teniendo en cuenta vuestros intereses. Toda la isla es preciosa (en serio) y hay paisajes bonitos cada dos por tres. Que vayáis por un sitio o por otro solo dependerá de lo que queráis ver o hacer en el camino (¿más senderismo? Pasad más días en los Alpes,  ¿Más cultura? Quedaros más tiempo en Christchurch, ¿Más biología? Quizás os convenga pasar por la costa este). No olvidéis que esto es un road trip, un viaje por carretera, y que prácticamente todo lo que hay que ver está precisamente allí: en la carretera. Dejando de lado Christchurch, los pueblos en NZ sur pasan a ser meros núcleos donde poder dormir y poner gasolina, hasta los próximos 150 km. Así que carretera y manta, y unas buenas botas de montaña para recorrer la NZ más salvaje!

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Cosas que hemos aprendido en este viaje por la isla sur:

  • Llevar siempre biodraminas en el bolso. Para las curvas y para las ballenas.
  • Las distancias son más largas de lo que parecen y 3 horas de conducción según Google Maps pueden convertirse fácilmente en 5 h contando las paradas, las curvas y el mal tiempo.
  • La velocidad media habitual en las carreteras de la isla sur es de 60-80 km/h (pocas veces puedes ir a 100 y muchas tienes que ir a 40km/h)
  • Pon un polar en la maleta. En Queenstown puede estar nevando mientras que en Kaikoura nos bañamos en la playa.
  • Es mejor improvisar (con un mapa mental aproximado de lo que queremos visitar) que tenerlo todo reservado. De nuevo, por las distancias, por los imprevistos y por poder decidir en qué paisaje queremos quedarnos más tiempo.
  • El concepto «Boutique B&B»: un bed and breakfast moderno que cuida el diseño y la experiencia del cliente.
  • El concepto «albergue-para-no-tirados»: un hostal a camino entre un hotel y un albergue en el que hay mochileros que duermen en dormitorios compartidos para ahorrar pero también parejas (jóvenes y mayores) que se alojan allí para poder disponer de cocina y lavadora. Son lugares limpios y muy recomendables si vuestro presupuesto es ajustado.
  • Los kiwis son bromistas y su sentido del humor es un tanto extraño. Nos han tomado el pelo varias veces y no les pillamos el sarcasmo. No repiten las bromas así que muchas veces nos quedamos con la duda de si iba en serio (hasta que nos lo dicen ellos — uf menos mal!).
  • Son gente relajada. Muy relajada. «No worries, mate» es su frase favorita. Todo les parece bien si a ti te parece bien.
  • Octubre es temporada media-baja y no hay tanta gente. Esto nos ha permitido poder ir sobre la marcha, reservando la noche de hotel el día anterior (o incluso el mismo día) y accediendo a los tours sin agobios de gente (casi siempre sobraban asientos).
  • Conducir por Nueva Zelanda es fácil. Las carreteras no son sencillas (muchos kilómetros, curvas de montaña, pocos túneles, puentes de un solo sentido, muchos camiones…) pero como hay muy pocos coches por el camino, puedes ir a tu aire, sin que te agobien. Y si necesitas parar a descansar o cambiar de piloto, a pesar de que normalmente no hay arcén, hay muchos espacios reservados para coches lentos y paradas temporales.
  • No es un mito: hay muchas autocaravanas. Una gran forma de recorrer la isla sur a tu aire parando realmente donde tú quieras. Los lugares para dormir están bien indicados.
  • Si queréis ir en autocaravana, tendréis que reservar con (mucha) antelación. Era nuestra idea inicial pero a dos semanas de iniciar nuestro viaje ya estaban todas agotadas; y eso que vamos en temporada media-baja… No me imagino como es en temporada alta!
  • En la isla sur hay «Alpes». Pero que no os dé miedo el nombre. Aunque tienen montañas de 3.000 metros, los pasos para cruzar de este a oeste están sólo a 700 metros y no son nada complicados. Es como hacer la Collada de Tosses.
  • Por poco que podáis, reservad un vuelo en helicóptero. Los hay por toda la isla. Y es la única forma de darse cuenta de la inmensidad de este país. Desde la carretera los paisajes son fenomenales pero no tienes la «big picture» que te ofrece la vista desde el aire ni puedes ver los lugares totalmente inaccesibles. Hay vuelos en Queenstown, Wanaka, en Milford Sound, en Fox Glacier e incluso en Kaikoura para ver ballenas.

 

Vuelo en helicóptero por Nueva Zelanda

Esta historia empieza el 1 de junio de 2013, cuando en el día de nuestra boda, Arnau se puso el bañador y unas zapatillas de Hobbit y se lanzó en bomba a la piscina para recoger un regalo para nuestro gran viaje: un vuelo en helicóptero por Nueva Zelanda para recorrer a vista de pájaro los escenarios del Señor de Los Anillos!

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Casi cinco meses más tarde, por fin llegó el día de volar en helicóptero. Quisimos que fuera lo primero que haríamos al llegar a Nueva Zelanda – ¡así, con lo más espectacular por delante! El día de nuestra llegada a Queenstown nevó toda la tarde y al día siguiente lucía un sol radiante. Cielo azul y las montañas alpinas completamente cubiertas de blanco. El escenario no podía ser mejor.

Ese día todo el mundo estaba ilusionado, incluidos los pilotos, que decidieron hacer una parada extra para gozar del buen tiempo. A nuestro vuelo 107 LOTR le añadirían gratuitamente un vuelo con aterrizaje a Milford Sound. WOW!! Un total de 2h 15min volando sobre las montañas, bosques y lagos del sur.

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Nueva Zelanda es un país de paisajes espectaculares que, vistos desde arriba, ganan en inmensidad. Solo volando en helicóptero te das cuenta de extensión de las montañas y de la cantidad de lugares totalmente inaccesibles en coche. Para poneros un ejemplo, en media hora llegamos a Milford Sound, cruzando todas las montañas de nieve. En autocar/coche, de Queenstown a Milford hay 5 horas por carretera.

Volar en helicóptero es una sensación muy agradable. Es muchísimo más suave que un avión y el movimiento que tienes desde dentro no es tan abrupto. Es realmente como si fueras un pájaro moviéndote entre el viento. Tuvimos sensación de seguridad en todo momento – y no sólo porque fuéramos con uno de los pilotos que rodó algunas escenas de El Señor de Los Anillos.

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Lo que más nos impactó fueron los lagos escondidos entre montañas y la visión desde arriba de las montañas nevadas. El azul del cielo y de los lagos contrastaba y complementaba perfectamente el blanco puro de la nieve. Durante el vuelo nuestro piloto nos iba explicando lo que veíamos, incluyendo paisajes donde se rodaron las películas de LOTR, pero costaba recordar exactamente a qué se refería. Tendremos que volver a verlas a nuestro regreso a Barcelona para poder disfrutar de los paisajes que hemos recorrido estos días en Nueva Zelanda. El piloto nos contó que algunos días se pasaban el día filmando con el helicóptero y al final, se convertía en una escena de 10 segundos – los que venís del mundo audiovisual ya sabéis como funcionan estas cosas del cine 😉

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Glacier Southern Lakes Helicopters es la empresa que se encarga de realizar los vuelos. Te recogen en el hotel donde estés alojado en Queenstown y te llevan al aeropuerto (y luego te devuelven donde les indiques). Si ese día no hay buenas condiciones para volar, hay posibilidad de cambiarlo o de devolución del dinero.

En nuestro tour íbamos un total de 6 personas (otra pareja y dos chicas solas). Se realizan dos aterrizajes: uno en un glaciar y otro en una montaña alpina (que en nuestro caso estaba recién nevada). Y en caso de ir hasta Milford Sound, allí se realiza otro aterrizaje y una parada de 30 min para acercarnos a los fiordos. Lo mejor de ese momento fue llegar cuando los tours de autocar no habían llegado por lo que estuvimos completamente solos disfrutando del paisaje. En cada aterrizaje el propio piloto cambia a los huéspedes de posición dentro del helicóptero y así todo el mundo puede gozar de todas las vistas (ventanilla, medio, delante, detrás, junto a los mandos del piloto…). Sin duda, el mejor lugar es delante, al lado del piloto. ¡Desde allí, parece hasta fácil pilotarlo!

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Los vuelos en helicóptero son caros pero merecen mucho la pena. No sólo por probar la sensación de volar en uno, sino porque realmente la perspectiva que se obtiene es de WOW! Nuestra única queja al finalizar fue que se nos hizo corto el viaje! Nuestra recomendación es que por poco que podáis, hagáis uno. La experiencia es inolvidable y las vistas, fabulosas. Hay distintos precios y quizás una buena combinación sea reservar uno que vaya a Milford Sound, ya que así te ahorras las 5 horas de autocar. Pero de Milford ya hablaremos otro día…

¿Habéis volado alguna vez en helicóptero?