Recorrido de un crucero fluvial por el Danubio – Al ritmo de la música

Las preguntas básicas sobre cómo es un crucero fluvial ya quedaron resueltas (espero) en el artículo anterior. Hoy la pregunta es más amplia: «Cuál fue el recorrido?». Visitar capitales históricas como Budapest o Viena nos convencieron para elegirlo frente a otras opciones también atractivas como el Volga o el Rhin.

El Danubio no es el río más largo ni el más bonito quizás, pero sí el más internacional: en este crucero fluvial con Politours pasamos por 3 países distintos (Hungría, Eslovaquia y Austria) y nosotros añadimos una extensión a Praga como traca final. En cada ciudad, había programada una visita guiada con Politours (a veces a pie, a veces en autocar) por parte de un guía local, que nos contaba la historia y lo más importante de la ciudad. Luego, siempre había tiempo libre para visitar a tu gusto – con una hora tope para volver al crucero.

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Ciudades imperiales, paisajes de viñedos austríacos, castillos y abadías de novela y una historia gloriosa que a menudo queda olvidada en los libros de historia. Europa Central nos cautivó. Sí, es cierto, esperábamos ver el Danubio algo más azul pero nos dejamos llevar a son de vals para quedar totalmente encantados con la cultura de la región. Que empiece la música, maestro!


 

Budapest, un csárdás

Sin duda, Budapest es un Csárdás: una danza muy folklórica, con estrofas rápidas y lentas intercaladas, en el que las piernas juegan un papel importante. Budapest es una ciudad vibrante, en la que hay que perderse por sus calles para aprovechar la ciudad al máximo, y con dos partes muy distintas: Buda, construida sobre una colina llena de historia; y Pest, totalmente llana, moderna y comercial. Y ambas se combinan la perfección. En Buda todo va despacio, como en el pasado, hay tiempo hasta para tomarse un te con vistas o para hacer un baño termal jugando al ajedrez. En Pest, el movimiento es constante: coches, bicicletas, un mercado enorme, gente en la calle… Budapest nos encantó, fue la gran revelación del viaje. Aunque las ganas por empezar el crucero y el calor que hacía cuando llegamos hicieron que no la aprovecháramos como se merecía. Volveremos algún día; eso sí, en invierno para bañarnos y jugar al ajedrez.

Recomendación en Budapest: bañarse en los baños termales de Géllert, de Széchenyi o de Rudas- hay distintas tarifas de entrada. Lo que más nos gustó: ver el Parlamento de noche desde el barco (excursión Politours para todos).

 


 Bratislava, un cha-cha-chá

La capital de Eslovaquia es un cha-cha-cha. Fácil, fácil y, sí, quizás un poco aburridilla. Tienen euros y una historia complicada con varias invasiones de distintos imperios. Su centro histórico es tan pequeño que en apenas un par de horas está todo visto. ¡1 calle, 2 calles, 3 calles, cha-cha-chá!

 


Viena, un vals vienés

Viena obviamente es un gran vals vienés. Con sus cafés históricos, sus palacetes, sus edificios preciosos, sus plazas y sus parques. Una perfecta armonía urbana en la que la gente joven se mueve en bici, los románticos pasean cogidos de la mano y los artistas llenan las salas de teatro y música. La primera vez que fui a Viena, me pareció una ciudad demasiado museística, monumental, clásica. Era invierno, hacía frío y no teníamos más remedio que ir del museo a la cafetería y de allí a la ópera. Esta segunda vez, visitando Viena en agosto, en un día con sol, la ciudad me pareció espectacular y preciosa; llena de vida que la primera vez no había visto. Más allá de sus edificios, Viena  está llena de historias en cada esquina.

Recomendaciones en Viena: en el Kleines Café comeréis bien, muy local y sin la muchedumbre de Stephanplatz (el café sale en la peli Antes del Amanecer). Si tenéis ocasión, no perdáis la oportunidad de asistir a un concierto en el Musikverein de Viena (el Palacio de la música donde se hacen varios conciertos, entre ellos el de Año Nuevo). Politours incluye una excursión opcional a un concierto con la Orquesta Mozart durante una de las noches en las que el crucero está en Viena. ¡Una «turistada» muy recomendable!

 


Valle Wachau, un tango

Austria es país con grandes montañas y enormes valles por los que pasa el Danubio. Navegando por el valle del Wachau descubrimos la Austria de los viñedos, de las abadías, de los castillos y de los pueblecitos tranquilos a bordo del río. Paisajes de cuento, a lado y lado del barco. A ritmo de tango, despacio pero firme siempre en línea recta y con maniobras de piernas complicadas al llegar a las esclusas. Maniobras técnicas precisas que nos llevaron hasta Dürnstein y Melk: ambas, pequeñas ciudades a bordo del Danubio llenas de turismo interior, familiar y ecológico. Muchos cicloturistas por esa zona también.

Recomendación en Dürnstein: En lo alto de la colina hay un castillo en ruinas desde el cual hay vistas impresionantes al valle Wachau. ¡Pero OJO! Hay dos caminos para subir; bien indicados, sí, pero «en alemán»: «schweriges Weg» significa camino difícil. Es decir, es más rápido pero sube más fuerte y el camino es más complicado (escaleras y algunas piedras); el «einfaches Weg» es el camino fácil, apto para todos, ya que es una rampa amplia y asfaltada. ¡Y también sube bastante! En este camino encontraréis bancos para sentaros y explicaciones sobre la leyenda de Dürnstein. Podéis subir y bajar por caminos distintos, todos llevan al mismo sitio.

Recomendación en Melk: si no deseáis hacer la visita guiada en la Abadía de Melk (que insipiró a Umberto Eco para El nombre de la rosa), podéis ir por vuestra cuenta y entrar solo en la iglesia (barroca barroquísima, pero de entrada libre si vais por detrás, solo entrando a la iglesia sin la visita completa de la Abadía). Se llega fácilmente andando (5 minutos desde el centro histórico; 20-25 min desde el puerto de cruceros).

 


Salzburgo, un do-re-mi

Los fans de Sonrisas y Lágrimas tenemos parada obligada en la región de Salzburg, al pie de los Alpes. La ciudad natal de la familia Von Trapp es turísticamente más conocida por su niño prodigio, Mozart, que por Fräulein Maria y el Capitán, pero para mí, Salzburg sonará siempre a Do Re Mi. Por Salzburg no pasa el río Danubio, pero el crucero Politours organiza una excursión opcional para visitar la ciudad y obtener así una perspectiva de Austria más montañosa, distinta a la que tienes en el Wachau y Viena. Me quedé con las ganas de hacer un tour guiado por las localizaciones de la película, ya que en Salzburgo propiamente solo están los Jardines Mirabell, donde se rodaron algunas escenas de do re mi precisamente, y un puente por el que llega María a la ciudad. El resto, están en las afueras y hay que ir en coche (precio: 40 €, todo el día).

Recomendaciones en Salzburgo: para tomar algo con vistas, subiros a la terraza del Hotel Stein justo delante del río. Desde allí, tendréis la «imagen de postal» típica de Salzburg, con sus tejados verdes y el castillo en la colina.

 


Praga, una conga

Aunque Praga debería ser una polca para nosotros fue más bien ¡una conga! Con tantísimos turistas, uno detrás del otro, siguiendo de un lado para el otro el mismo recorrido turístico-festivo. Es una ciudad preciosa, sí, PERO tanta gente solo hace que te sientas demasiado «turista» y muy cansado. A Praga fuimos por nuestra cuenta, tomando un tren en Linz (5 h hasta Praga con un cambio de tren) y alojándonos un par de noches en un hotel.

Recomendaciones en Praga: Dormir en un hotel céntrico (nosotros estuvimos de fábula en el K+K Central) os permitirá poder ir a todos lados andando. Levantarse pronto tiene recompensa: a primera hora (7h de la mañana) no hay nadie por la calle y conseguirás hacer fotos sin gente alrededor. Para cenar, os recomiendo la pizzería Casanova, justo debajo del Puente de Carlos, en el barrio de Saska (bajando por las escaleras de la izquierda). No os perdáis tampoco un brindis en los viñedos de St Wenceslas.


Cabañas de piedra Garrigues

La ruta del aceite de oliva. Paisajes y gastronomía de Les Garrigues

¿Si hay una ruta del vino, por qué no una del aceite de oliva? Con ganas de mojar el pan en un plato cubierto de aceite de oliva virgen extra, nos fuimos a pasar un fin de semana en Les Garrigues, listos para recorrer los pasos del aceite de oliva y aprender sobre su elaboración.

Para los que vivís fuera de Cataluña, ubicar la comarca de Las Garrigas quizás sea un pelín más complicado. Estamos en la provincia de Lleida, a 1,30h de Barcelona y a 2h de Zaragoza, en una zona tradicionalmente con poco turismo y una forma de vida agrícola. Les Garrigues es también una Denominación de Origen Protegida para el aceite de oliva, englobando varias comarcas  limítrofes. Un lugar ideal para desconectar, hacer vida rural de verdad y pasear sin aglomeraciones.


Muestra Ruta de l’Oli – les Garrigues – Catalunya en un mapa más grande

 

Nuestro fin de semana de escapada «aceitera» tuvo como campamento base el Agroturismo Cal Pastor, donde Anton y Carme nos recibieron con los brazos abiertos y dispuestos a mostrarnos la mejor cara de su región. Anton es el Presidente de la Asociación de Fomento del Turismo de Les Garrigues y un perfecto anfitrión de la comarca. Por eso, cuando se ofreció para darnos un tour por los paisajes de la zona para conocer de cerca la elaboración del aceite, ¡aceptamos al instante!

Nuestro tour empezó en el campo, junto a los olivos, para familiarizarnos. Entramos en algunas cabañas de piedra bien conservadas, utilizadas por los agricultores para resguardarse del frío (y descubrimos que no estábamos solos: algunos murciélagos nos acompañaban!). Visitamos también el EcoMuseu de l’oli (ecomuseo del aceite, en la Pobla de Cérvoles) donde vimos cómo se prensa la materia prima y descubrimos la importancia de tomar siempre aceite de oliva VIRGEN — lo que garantiza que el 100% de ese jugo proviene de la oliva y no de procesos químicos. Nuestro paseo terminó de nuevo en la casa rural Cal Pastor donde aprendimos a reciclar el aceite para realizar jabón! Quedamos fascinados, sin duda es algo que vamos a probar en casa.

Tras una mañana de descubrimientos, nos fuimos a Prades a comer. Son 20 km de vueltas pero la carretera no es complicada y apenas hay coches, por lo que se va muy tranquilo. Esta zona es montañosa y escarpada, y por eso la mayoría de carreteras son de curvas. ¡Tranquilidad al volante y paciencia!

Prades nos encantó. Es un precioso pueblo, con calles bien cuidadas, casas de piedra y balcones llenos de flores. Y cuando digo llenos, es literalmente llenos – ¡juzgad vosotros mismos por las imágenes! En Prades comimos en El Racó d’en Manelic, un restaurante con comida tradicional. Allí nos comimos un arroz delicioso y lo hicimos bajar con un buen paseo por el casco antiguo.

Tras volver a La Pobla para descansar y darnos un baño en la piscina, esa noche salimos a cenar a otro pueblo cercano: Cervià. Un pueblo más pequeño pero con el que quedamos absolutamente enamorados. Como La Pobla de Cérvoles, Cervià es un pueblo totalmente local, muy auténtico y súper bien cuidado. Da gusto pasear por sus calles y descubrir el encanto en cada esquina. Allí teníamos mesa reservada en Els Fogons de la Carme, un restaurante de autor, exquisito, apetecible y realmente encantador para una cena íntima y tranquila. Los platos son a la vez tradicionales y modernos, ofreciendo productos de la tierra cocinados de una forma innovadora. Apuestas muy ricas y asequibles para el bolsillo! – Tienen un menú de 25,50€ y de un plato principal y postres para los que tenemos el estómago pequeño por la noche. Echad un vistazo a su instagram para empezar a salivar.

Al día siguiente, nos levantamos tarde con las energías renovadas y salimos en dirección el Poblado Íbero de Els Vilars (Arbeca). Allí teníamos visita guiada a las 12 en punto y tuvimos la suerte de tener a Dolors como guía – Nos habían hablado muy bien de ella y sin duda fue espectacular la pasión con la que comparte las explicaciones acerca del poblado. La visita a Els Vilars es francamente recomendable para entender mejor quiénes eran y cómo vivían nuestros antepasados. Cuesta sólo 5€ por persona.

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Siguiendo nuestra ruta, comimos en el restaurante Cal Menut, en Belianes, a 10km de Arbeca. Cal Menut es un restaurante tradicional, con una carta breve pero de excelente calidad. Si os digo que allí probé el mejor entrecot de mi vida, ¡no os miento! Estaba absolutamente delicioso y cocinado con cariño. ¡Nos fascinaron sus postres! Sin duda, Les Garrigues nos estaba ganando no solo por su tranquilidad y ambiente rural sino también por su buen sabor. Empezábamos a entender lo que Anton de Cal Pastor quería decir con «degustar los paisajes del aceite de oliva«…

Tras la comida, aprovechamos la tarde para conocer dos poblaciones cercanas antes de retomar el camino de vuelta a Barcelona: paramos en Vallbona de les Monges para visitar su conocido monasterio, que forma parte de la Ruta del Císter – si os interesa, podéis visitar también en esa zona el Monasterio de Poblet y el de Santes Creus, los tres, monasterios de la orden cisterciense. La entrada a Vallbona de les Monges solo puede ser con la visita guiada: cada hora, y cuesta 10€ por persona.

Nuestra última parada fue en Guimerà. El recorrido de Vallbona a Guimerà fue precioso y el pueblo en sí bien valió la pena para un paseo con helado incluido. ¡Atención que las calles suben mucho! Pero desde arriba las vistas son estupendas.

Dónde dormir

El Agroturismo Cal Pastor es un buen campamento base para hacer «oleoturismo». Estaréis a pocos kilómetros de los principales lugares a conocer y disfrutaréis de la tranquilidad rural de la Pobla. Carme es una excelente cocinera, no os perdáis sus «orelletes», un dulce típico de la región. Las instalaciones de la casa están totalmente renovadas y su piscina climatizada apetece siempre. En verano, además, organizan Cenas Tertulia y Serenatas. Estas últimas son noches de poesía, abiertas para todo el pueblo, en las que difunden un poco más la cultura de su región e invitan a una cata de vino al finalizar (entrada libre).

¿Cómo es un crucero fluvial?

Del 11 al 18 de agosto tuvimos ocasión de hacer un crucero fluvial por el Danubio a bordo del Swiss Diamond, de Budapest a Linz, con el tour operador internacional Politours. Fue nuestro primer crucero fluvial (y de cualquier tipo) y al no encontrar mucha información por internet sobre este tipo de cruceros, me animo yo ahora a compartir mi experiencia con vosotros para ayudaros a resolver dudas si estáis planteando un viaje de este tipo.

¿Se mueve mucho?

No se nota absolutamente nada; ni mientras comes ni mientras duermes. Se mueve menos que un tren y, desde luego, menos que un avión o un coche. Es como flotar en el aire mientras ves pasar el paisaje a tu lado. Una sensación de paz y tranquilidad que merece la pena probar en algún viaje. El barco va a 16km/h, cuando va contracorriente (de Budapest a Linz), y a 22km/h cuando sigue la corriente del río. Nos pareció una forma fabulosa de ver paisaje, estar lejos de la carretera y disfrutar del slow-travel.

¿Es cómodo?

¡Mucho, por estar en un barco! Es muy cómodo poder tener un hotel que se mueve contigo a lo largo de la ruta; no hay necesidad de cambiar de hotel en cada ciudad, ni de hacer-deshacer maletas cada día. Además, el barco casi siempre llega al centro de la ciudad por lo que estás a pocos minutos andando del centro histórico. Otro punto que me gustó respecto a los circuitos habituales en coche o autocar es que con el barco ganas tiempo. Durante el día visitas al ciudad, mientras que es habitualmente de noche que el barco se traslada al siguiente destino. Así, ganas tiempo de viaje mientras estás cenando, tomando un té o durmiendo. Las guías de Politours se encargan de toda la logística y organización y te entregan un planning la noche anterior para que puedas organizarte mejor las visitas y el tiempo.

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¿Cómo es el camarote?

Es como una pequeña habitación de hotel, en la que hay de todo: secador de pelo, toallas, una buena ducha, lavabo, escritorio, aire acondicionado, televisión y armarios. Eso sí, hay poco sitio donde dejar la ropa así que la acabarás guardadando por todos lados, repartida entre todos los cajones del camarote. Los camarotes del Swiss Diamond dan todos a exterior, con grandes ventanas y tienen dos camas individuales separadas (literas en caso de ser 3 por camarote).

¿Qué ruta se hace?

Hay varias rutas posibles: el Rin en Alemania, Rusia (por el Volga), los Países Bajos e incluso ver París y Francia desde el Sena. Nuestra ruta elegida fue el Danubio. Visitamos Budapest, Bratislava, Viena, Dürnstein, Melk, Linz (excursión a Salzburgo) e hicimos una extensión a Praga para tomar el vuelo de regreso desde allí.

Mostra Crucero por el danubio en un mapa més gran

¿Hay tiempo libre para hacer turismo?

¡Sí, y más de lo que creía! Llegar al puerto de un río significa llegar directamente al centro ciudad por lo que al desembarcar estás en pleno centro (excepto en Viena, que hay que tomar el metro para 3 estaciones). En el crucero de Politours el programa incluía visitas guiadas en casi todas las paradas y otras que eran opcionales y se pagaban aparte. Si prefieres ir por tu cuenta, puedes optar por no hacer las opcionales y visitar la ciudad a tu aire. Cuando el barco está atracado, es como un hotel flotante, lo que significa que puedas entrar y salir a tu gusto, hacer una siesta en la habitación o pasar las horas en el salón-bar con otros pasajeros. Cada vez que salgas, te pedirán en la recepción que entregues tus llaves de camarote para controlar quien está a bordo y quien no. Y los guías Politours te indicarán a qué hora debes regresar al barco para zarpar al siguiente destino.

¿Cómo son las visitas incluidas?

A pesar de que siempre he sido de las que viajan a su aire, lo cierto es que las visitas guiadas en cada ciudad nos ayudaron mucho a situarnos en cada nuevo lugar, ver los monumentos principales, conocer un poco la historia del país e identificar lo más importante que queríamos hacer ese día durante nuestra estancia. Así, la visita se aprovecha al máximo por el poco tiempo que pasamos en cada lugar. En la mayoría de casos, las visitas guiadas las realiza un guía autóctono que nos recoge en el crucero por la mañana. A veces fueron visitas a pie y otras en autocar, y siempre utilizando una audio-guía proporcionada por Politours que facilita mucho el seguimiento de los comentarios. Vamos, un diez para la organización! En Budapest fue espectacular la visita nocturna por el río y en Viena fue muy útil dar un paseo panorámico en autocar para orientarnos fácilmente durante el resto del día.

¿Cuánta gente hay a bordo?

Éramos unos cien pasajeros, más treinta de tripulación y equipo Politours. Nada que ver con los cruceros marítimos en los que llegan a haber hasta 4 mil personas. En el crucero fluvial hay poquita gente y eso facilita muchísimo la logística (entrada y salida del barco, atención personalizada, comidas…). Prácticamente todo el equipo (excepto algunos camareros) habla español. En el equipo Politours iban cuatro guías y un animador, siempre pendientes de que estuviéramos a gusto y tuviéramos toda la información.

¿Qué tipo de gente va a estos cruceros?

No os negaré que la media de edad es elevada, ¡pero tampoco estamos hablando de jubilados típicos de la imserso! La mayoría son parejas (entre 40 y 65 años), también abundan los pequeños grupos de amigos y unas pocas familias (que viajan junto a los abuelos o hijos). Todos los pasajeros son hispanohablantes (había gente que venía expresamente para el crucero desde Uruguay, Colombia y Brasil). Fue un crucero muy familiar y personal. Algo bueno es que en las comidas se comparte mesa con otros pasajeros (siempre la misma mesa) y las actividades organizadas por Politours ayudan a conocer a los demás. Pudimos coincidir con un grupo muy agradable de gente: todos ellos grandes amantes de los viajes y con ganas de visitar el nuevo lugar. Hay gente que hace todas las excursiones posibles que existan y otros que prefieren ir a su aire o quedarse más tiempo disfrutando del barco y de sus actividades. ¡De todo un poco, como en todas partes! Nosotros lo pasamos en grande hablando y compartiendo anécdotas con todos ellos.

¿Cuándo se navega?

Hay navegación nocturna y diurna. Buena parte del recorrido lo hicimos por la noche, pero también hubieron un par de días en los que navegamos de día para poder disfrutar de los paisajes del Danubio (en el precioso valle del Wachau y de Bratislava a Viena) y ver cómo funcionan las esclusas.

¿Está adaptado el barco?

Sí, está adaptado para viajeros en silla de ruedas. Hay ascensor para subir de un piso al otro y una escalera adaptada para subir a cubierta.

¿Qué actividades se hacen a bordo?

Además de las visitas guiadas (a veces a pie, a veces en autocar) hay todo tipo de actividades organizadas (y totalmente opcionales) por las tardes y noches. Así, cada cual es libre de hacer más turismo o más vida de barco, según sus preferencias. Nuestra actividad favorita: el tai-chi, en la cubierta del barco «respirando» los maravillosos paisajes del río. Hay juegos y libros a disposición de los pasajeros, pequeños acertijos con recompensa para los más hábiles, té o café con pastitas a media tarde, talleres de manualidades, cenas temáticas (comida y vestimenta de cada país que visita), bailes y concursos por la noche y varios shows hechos por la misma tripulación y equipo Politours, además de algunos shows autóctonos (baile folklórico húngaro y visita nocturna por Budapest). ¡¡Vamos, que no hay tiempo para aburrirse si eso es lo que os preocupa!! Y si sois más tímidos y preferís no hacer tantas actividades, tranquilos: podéis subir a la cubierta a ver las vistas, bañaros en el jacuzzi exterior o ver las películas en vuestro camarote (sesión continua tematizada en cada ciudad que se visitaba: la historia de Sisi, Amadeus Mozart y Sonrisas y Lágrimas).

¿Cómo es la comida?

¡Absolutamente deliciosa! Creo que coincido con la mayoría del barco (o al menos con los que pude conversar) en decir que la comida fue estupenda, cada día iba a mejor y que las sopas estaban exquisitas! Había una sopita cada día (opcional) y un buffet muy completo y variado con comida continental y muy buena especialidades autóctonas de cada lugar que te permiten visitar cada destino a través de una degustación de sus sabores; desde el apfelstrudel austríaco hasta el famoso gulash húngaro. Hay buena variedad también para vegetarianos y veganos. Al ser un buffet, resulta muy rápido de organizar y cómodo para que cada cual elija lo que más le convenga. En todas las comidas el agua y café/té van incluidos. Si queréis vino, cerveza, refrescos o algo especial (un capuchino por ejemplo) se paga a parte (al final del viaje).

¿Hay wifi a bordo?

Sí, lo hay, pero citando al equipo de Politours «es bastante caro y no funciona demasiado bien». El precio es de 10 euros al día (50€ para toda la semana), hasta un límite de 1 GB. Actualmente (agosto 2014) las tarifas de internet en roaming (para países dentro de la Unión Europea) son muy económicas, así que si quieres mandar cuatro whatsapps, escribir un par de emails, enviar dos o tres fotos a la familia y renovar tu estatus en Facebook, te sale más a cuenta conectarte a tu internet en roaming (casi todas las compañías proporcionan planes para unos 3-5 euros al día con 50MB de internet roaming). A partir de 2015, el internet roaming en UE desaparecerá por completo por lo que el precio será el mismo que navegando en España 🙂
Leyendo en internet, descubrí que la cobertura de wifi en algunos puntos del barco no es demasiado buena (sobre todo en la navegación por el río).  Si no te corre prisa conectarte en el barco, puedes esperar a desembarcar en las grandes ciudades donde es muy fácil encontrar wifi público (o un café con internet). En Viena, Budapest, Salzburg y Bratislava no tendrás demasiados problemas.

¿Sale caro un crucero fluvial?

No es tan barato como quedarse en casa, está claro, pero sin duda es una gran forma de recorrer Centro Europa de una forma distinta a lo habitual y bastante única. Al tratarse de un viaje organizado y un crucero con todo incluido, resulta obviamente más caro que realizar el viaje por tu cuenta, pero no mucho más si tienes pensado comer en restaurante cada día y dormir en buenos hoteles. Además, hay que añadirle la comodidad de no tener que conducir ni de organizar las visita. No solo debes tener en cuenta el recorrido por las ciudades (Viena, Budapest, Bratislava, Praga…) sino que el crucero fluvial en sí forma parte de una experiencia a realizar al menos una vez en la vida, sobre todo si eres fan del slow travel

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¿Lo recomiendo?

Sin duda. ¡Nuestras expectativas se vieron superadas con creces! Viajar en crucero fluvial nos encantó, las ciudades a nivel turístico son impresionantes, el servicio a bordo fue excepcional y conocimos a gente estupenda (un saludo a Pedro, Teresa, Marisa, Gabriel y a todos los demás con los que compartimos charlas alrededor de una mesa!). Solo podría mejorarse todavía más si el Swiss Diamond tuviera alquiler de bicis a disposición de los pasajeros para recorrer ciudades como Viena o Budapest – aquí lo dejo para el equipo Politours 😉

Politours es un touroperador español que organiza todo tipo de viajes organizados. Puedes ver su catálogo completo de cruceros fluviales en este enlace o consultar el resto de viajes y cruceros en su página web www.politours.com o en tu agencia de viajes habitual. Las reservas siempre son a través de una agencia de viajes. Tuve la suerte de realizar este viaje gracias a BlogOnBrands.com

¿Tienes alguna otra pregunta? Déjala en los comentarios.

Volterra

Los Treinta

Mañana cumplo 30. A muchos les da una crisis existencial, laboral o sentimental. A mí me ha dado la crisis viajera.

Este último año ha sido estratosférico. He (hemos) podido vivir en un sueño estando en permanente viaje. Pero tanto subir y bajar del avión me ha trastornado. Necesito vacaciones de viajar.

Recién casados, los 29 empezaron como no podía ser de otra forma estando de viaje: Sicilia. Un mes más tarde, iniciábamos nuestra vuelta al mundo con un primer mes espectacular en Nueva York. Tras coger el vuelo más largo de nuestra vida y superar un jet lag intratable, exploramos Australia y se nos subió la felicidad a la cabeza. Con una sonrisa de oreja a oreja nos fuimos a Nueva Zelanda, donde soñamos quedarnos para siempre rodeados de Hobbits y delfines. A pesar de la gran decepción que nos generó la temporada baja en Tailandia, esas últimas semanas de vuelta al mundo las disfrutamos imaginando que éramos millonarios con una piscina privada con vistas a la playa.

Volvimos a casa por Navidad, como el turrón, y a mediados de febrero ya volvía a estar subida a un avión: mi segunda vez en Amsterdam para visitar a Mar y disfrutar de la alegría de poder viajar mientras tele-trabajaba. Ya no era un sueño sino que podía continuar haciéndolo donde quisiera. ¡Qué gusto! Le siguió un viaje de chicas a Roma y varias escapadas: Pirineo Aragonés para visitar a Pedro y a Laura con su proyecto EYNA , a los Alpes Franceses con una fiesta sorpresa incluida y a Madrid en Semana Santa para saludar a la familia.

En estos meses, también ha habido tiempo para escapadas de fin de semana más cercanas: al Montseny, a Girona, La Vall del Llémena, a Cadaqués y a Begur. La mayoría de las veces he viajado por placer (o por el placer de escribir un blog) pero en mayo también me tocó irme a París por trabajo y a Manresa para recoger un premio.

¡Mayo es para muchos el inicio de temporada de escapadas de primavera y no iba a ser menos en mi caso! Metí a mis padres en la maleta y nos fuimos a 3 días a Estocolmo. Nos faltó el cuarto miembro para ser un cuarteto ABBA total, pero esto de viajar les gustó tanto que en junio nos fuimos todos juntos de ruta familiar por la Toscana.

Quebec ha sido el último viaje (de nuevo por trabajo), antes de cumplir los 30. Diez estupendos días que han sido como un auténtico campamento de verano (mezclados con reuniones «serias» por las mañanas). En resumen, 20 viajes-escapadas en 12 meses. 4 continentes pisados varias veces. 6 capitales europeas en medio año. No está nada mal, pero necesito vacaciones.

Mi agenda viajera continúa y, aunque intento no apuntarme a todas las aventuras, lo cierto es que la agenda vuelve a llenarse poco a poco. ¡Pánico! La semana que viene nos escapamos a Les Garrigues y en tres semanas nos vamos a un crucero fluvial por el Danubio (con Politours). Será nuestro primer crucero y nuestra primera vez en muchas de las ciudades por las que pasaremos (Viena, Budapest, Bratislava y Praga). Me apetece porque será precisamente algo distinto a lo que estoy acostumbrada: un viaje totalmente organizado, sin demasiadas preocupaciones más que saber qué habrá para comer al día siguiente.

De todos los viajes se aprende, eso sin duda. ¿Qué he aprendido yo en estos 12 meses? A saber frenar a tiempo. A improvisar. A perder el miedo al descontrol. A quedarme en casa. A mantener una rutina de trabajo incluso cuando hay un auténtico espectáculo por la ventana. A calcular de memoria los husos horarios del planeta. A que todo va a su ritmo y que todo tiene su momento. A decidir lo que me apetece. A dejarme llevar.

 Estoy lista para los treinta. Que tiemble el mundo.

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Cicloturismo por Girona: Vall del Llémena (alrededores de Girona)

¿Os acordáis de la súper casa rural que alquilamos para nuestra boda rural hace un año? Hace poco pudimos volver; esta vez más tranquilos, viendo detalles que ESE día se nos pasaron por alto y probando su nuevo servicio de bicis de montaña eléctricas. ¡Bienvenidos al Nus de Pedra!

Como regalo de bodas, Joan y Montse, los propietarios del Nus, nos regalaron una estancia en la casa una vez pasada la celebración — para que volviéramos al Nus, sin ningún show que preparar, ni carpas que montar. Y sí, cuando volvimos, la casa era todavía más bonita de lo que recordábamos. La piscina no era sólo una piscina, sino el escenario de la fiesta de tarde; los árboles no eran solo eso, sino los dos mástiles perfectos donde colgaban las postales; y en la era empedrada no pudimos aguantar y nos volvimos a dar el sí, esta vez sin nadie que nos viera.

El Nus de Pedra es un alojamiento que me encanta (no me extraña que tenga un 9,5 en Booking.com!). Su éxito reside en clientes contentos que vuelven año tras año y que lo recomiendan a sus amigos. Trato amable, limpieza, tranquilidad y un entorno natural espectacular son los grandes secretos del Nus. Sus apartamentos rurales son independientes (se alquilan por separado), y cuentan con cocina, baño y terracita. A pesar de que los apartamentos son acogedores, lo que más apetece es estarse fuera y disfrutar del entorno común del alojamiento: un enorme jardín que rodea todo el alojamiento, una gran piscina de agua salada, un salón polivalente con chimenea para las noches frías, un parque infantil con columpios incluídos, mesa de ping-pong, billar e incluso una habitación con juegos para los peques de la casa. Y, desde hace muy poquito… también ofrecen bicis de montaña eléctricas para hacer rutas por los alrededores 🙂 ¡Y efectivamente, nosotros decidimos probarlas!

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Excursión en bici (de montaña y eléctrica)
por el Gironés – Vall del Llémena

En colaboración con la empresa catalana eBici.cat, el Nus de Pedra pone a disposición de todos sus huéspedes dos bicis de montaña eléctricas que funcionan la mar de bien y hacen que recorrer las colinas del Llémena sea fácil incluso para los que no estamos acostumbrados a pedalear demasiado (os lo dice una que va en moto cada día).

Para los que no habéis montado nunca en bici eléctrica, deciros que es más sencillo de lo que imagináis. Solo hay que hacer lo que se hace habitualmente: pedalear. La diferencia es que con cada pedaleo, el motor nos da un pequeño empujoncito para que avancemos mucho más rápido con muy poco esfuerzo. Así, conseguí ir en bici algo más de dos horas sin apenas sudar 😉

La zona donde se encuentra el Nus de Pedra es «la Vall del Llémena», una región preciosa, llena de bosques, pueblecitos y volcanes. Hay rutas para distintos niveles, incluso existe la opción de hacer el bici carril Olot – Girona (os llevan a Olot en coche y vosotros bajáis en bici). Pero para los que queráis algo más sencillo (un par de horas), una buena opción es hacer la ruta del Puig de la Banya del Roc, que es un camino rural que pasa entre campos y fácil para una bici de montaña. Para ello, seguid la carretera hacia Sant Martí de Llémena y antes de cruzar la Riera del Llémena (río antes de entrar al pueblo de Sant Martí), veréis un camino a la derecha (señalizado). Seguid por ahí.

Si el camino rural no está practicable (como nos pasó a nosotros tras 10 minutos de bici) otra buena opción es cruzar Sant Martí y seguir hacia Granollers de Rocacorba. El trayecto es por carretera secundaria, pero apenas hay coches. De hecho, nosotros por el camino encontramos a varia gente andando y también algún ciclista (de los de verdad, que van sin motor 😉 )

El precio del alquiler de las bicis en el Nus de Pedra es de 15 euros durante 2 horas; o 25 euros todo el día. Una ganga, no?! Consultad directamente con Montse y Joan para reservarlas para vuestra estancia.

Dónde comer por la zona de Vall del Llémena

Por recomendación de Joan y Montse, probamos un par de restaurantes de la zona. Mamma mia! Buenísimos, tradicionalísimos y bien de precio. Tomad nota si vais por allí:

  • Cal Ganso – Hostal Nou (a 5min en coche desde El Nus de Pedra). ¡Nos fundimos un desayuno de tenedor espectacular! Tortilla, café, zumos naturales, tostadas con pan con tomate. Sencillo, tradicional, agradable y de toda la vida. Si vais a desayunar, mejor llamad antes para reservar y confirmar que estén abiertos.
  • Celler de L’Adroher, en Canet d’Adri (a unos 10 minutos del Nus). Restaurante típico catalán con comida tradicional: butifarra, ensaladas, carne a la brasa, crema catalana… Las dos veces que hemos ido, estaba lleno de gente de la zona (sobre todo grupos — sí, quizás a veces hay demasiado ruido pero la comida y precio están tan bien que es un restaurante muy conocido). Si podéis, mejor reservad también para aseguraros mesa. Antes o después de comer, podéis hacer una excursión hasta la Font de la Torre (un paseo fácil de 10-15 min). ¡Más que recomendable!
intercambio de casa en la Toscana

Intercambio de casa en la Toscana

A veces no hacer planes es bueno. Cada vez hago los viajes de forma más improvisada. Y la Toscana también ha sido un viaje sobre la marcha; decidiendo el plan el día antes o incluso el mismo día. Sin prisas, sin expectativas, sólo disfrutando del placer de compartir un viaje en familia. Porque al fin y al cabo, cosas bonitas hay en todas partes y lo que recordamos luego son los momentos curiosos del viaje.

Gran parte del éxito de esta improvisación es precisamente gracias al intercambio de casas. Además de la idea ya obvia de poder disfrutar de estar en «casa» durante las vacaciones (poner lavadoras, cocinar a tu aire, tener un espacio «propio»), hay que sumarle el hecho de no estar pagando nada por la estancia. 

intercambio de casa en la toscana

Los 6 con Massimo y Giovanna

Nuestro intercambio

Nuestro piso en Barcelona por un «Vecchio mulino» reformado entre Florencia y Siena. Sus dueños, Massimo y Giovanna, una entrañable pareja de Florencia que un día se cansaron del tráfico de la ciudad y se mudaron al campo. Viven allí desde hace 25 años y aprovechan que tienen dos apartamentos separados dentro del molino para hacer intercambios de casa cuando les apetece. «Ya no viajamos de otra forma, ni siquiera si nos vamos un fin de semana por Italia» me dijo Giovanna.

Éste ha sido un intercambio no-simultaneo, lo que nos ha permitido hacer algo que nos encanta: conocer a nuestros partners de intercambio. Ellos vinieron a nuestra casa dos veces (en Semana Santa y en el pasado Puente de la Constitución); nosotros, esta única vez, en Junio (8 noches). Ellos viven en una casa enorme, nosotros en un piso normalito, sin apenas balcón. Ellos querían venir a Barcelona a ver a su hija que estaba de Erasmus un año entero; nosotros queríamos descubrir la Toscana desde hacía mucho tiempo. Ellos eran solo tres; nosotros, 6. Todos estos ejemplos son perfectos para explicaros que no hace falta intercambiar exactamente «lo mismo».

Lo mejor de este intercambio de casa en la Toscana

  • La tranquilidad del Vecchio Mulino en medio de un bosque, lejos de las aglomeraciones turísticas de Florencia y San Gimignano.
  • Que fuera no-simultáneo para tener los consejos diarios de Giovanna y Massimo (la mejor pizza para llevar de la zona, reservar una buena trattoria local cerca de casa…).
  • Oír el «Buongiorno» de Massimo cada mañana, saliendo por la ventana.
  • Ver decenas y decenas de luciérnagas volando en nuestro jardín por la noche. ¡Nuestro pequeño espectáculo privado de magia!
  • La panzanella para cenar (ensalada hecha a base de pan, típicamente toscana) con la que nos recibieron Massimo y Giovanna tras 1500 km de coche hasta allí.
  • La receta casera de Giovanna para hacer crema de limoncello (probaremos de hacerla muy pronto en casa; a ella le quedó buenísima).

¿Y lo peor? Tener que irnos. Saber que es solo un «intercambio» y no estamos viviendo allí.

 

¿Cuesta mucho encontrar un intercambio de casa para la Toscana?

Sí, no os lo negaré. Nos apuntamos a Intercambiocasas.com en mayo 2011 precisamente buscando un intercambio en la Toscana para verano. Tras enviar varios correos, vi que toda la Toscana tenía ya las vacaciones planeadas… Por eso, acabamos cambiando el plan y consiguiendo un intercambio en el Lago di Garda. Moraleja: para ir a la Toscana hay que buscar el intercambio muy pronto. Es un destino muy solicitado (como Barcelona) y hay que moverse rápido. Una buena opción es poner en el perfil de intercambio que queréis ir a la Toscana; así os pueden encontrar fácilmente. Giovanna y Massimo en octubre se pusieron en contacto con nosotros y al ver el mail acepté al momento. ¿Un intercambio a la Toscana con fechas que nos cuadraban bien para ir todos juntos? Sí, per favore!

Localización: más importante que nunca

A diferencia de estar de ruta, alojarse en la misma casa durante todo el viaje significa tener que hacer el doble de kilómetros: los de ida y los de vuelta. La mayoría de los viajes a la Toscana son en ruta, durmiendo cada noche en un sitio distinto. Por eso, si buscáis un intercambio en esa zona es primordial que la casa esté bien situada y podáis hacer el menor recorrido posible. Nuestra casa estaba en un lugar excelente, en Figline Valdarno, al sur de Florencia, justo a las puertas del Chianti. Buena situación como campamento base para explorar lo principal de la Toscana en una semana.

 


Muchos me preguntáis al leer estos posts sobre mis viajes haciendo intercambio de casas… «¿Pero tú con qué página web haces los intercambios?» Pues con IntercambioCasas.com! Tras 10 intercambios y una satisfacción total, ahora tengo el placer de forma parte del equipo también, así que os garantizo (desde dentro y desde fuera) que es una empresa 100% segura. Si utilizáis el link a continuación para registraros, me dan puntos a mí! Gracias de antemano y felices intercambios! 😉

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Chianti

De ruta por el Chianti: pueblos, bodegas y restaurantes

Entre Florencia y Siena, repleta de colinas y bosques, se encuentra la región del Chianti. ¿Qué hay allí? Buen vino, buena gente y, sobre todo, buena vida.

De los mejores pueblos de la Toscana (según nuestra humilde opinión) ya hablé hace un par de días (puedes leerlo aquí). Hoy toca centrarnos en la región Chiantigiana.

Quizás porque nuestro intercambio de casa se encontraba en esa zona o porque somos muy fans del paisaje verde, quedamos absolutamente enamorados del Chianti. Nos gustó incluso más que la zona de Volterra y San Gimignano. Aunque seguramente también ayudó el hecho de que sea una región sin demasiados turistas ni agobios. La vida es dulce y sencilla en el Chianti, como los Cantuccini (los «carquinyolis» italianos).

Hacer una ruta en coche por los pueblos del Chianti es más que recomendable. Aunque más que visitar pueblos, lo ideal es que recorráis paisaje. En un día (o dos, si queréis) tendréis suficiente. Veréis viñedos y descubriréis pueblos pequeños con personalidad. El paisaje en el Chianti es muy distinto al de la Toscana «clásica» del Valle de Orcia.

Greve in Chianti

Greve es quizás el pueblo más grande y bonito de la zona del Chianti. No os lo perdáis. Todo lo que tiene es una plaza central enorme, con una arcada preciosa y balcones con flores. La gente de Greve ha sabido vestir bien su pueblo y mantenerlo cuidado. La plaza está llena de tiendecitas locales artesanales, un poco turísticas, pero alejadas de las grandes masas de Florencia.

 

Panzano

Panzano está a apenas 5km de Greve. Es más pequeño pero realmente encantador. El pueblo sube en una pequeña cuesta y en la cima hay una bonita iglesia y un exquisito restaurante con patio interior: Il Vinaio, se llama (Via S. Maria, 22). ¡Comed allí y saborearéis la dolce vita! La comida está exquisita (desde la ensalada caprese hasta la pasta)y entra todavía mejor con las vistas al valle y la sombra de su gran parra. Con un poco de suerte, os atenderá el camarero que nos atendió a nosotros divinamente (era Mexicano y conocía bien Barcelona, pero no recuerdo su nombre). Si es así, dadle recuerdos de nuestra parte 🙂

 

 

Bodegas Vallone di Cecione

Si os apetece conocer alguna de las bodegas del Chianti, una excelente idea es acercarse a los viñedos Vallone di Cecione, que están a apenas 5 minutos de Panzano en coche por una calle sin asfaltar. Fuimos por recomendación del camarero del Vinaio y la visita a las bodegas nos encantó.

Vallone di Cecione está regentado por una familia toscana que había trabajado durante muchos años como aparceros (masovers, en catalán). Ahora, como propietarios, se encargan de elaborar un vino sumamente ecológico y de transmitir la pasión por el vino a la gente que quiere conocer su tierra. Son unas bodegas pequeñas, muy familiares, con mucha tradición y típicamente italianas (a diferencia de otras de la zona, que ya han sido compradas por americanos y otra nacionalidades extranjeras).

Llegamos a Vallone di Cecione, recomendados por el chico del Vinnaio. Salió la mamma a recibirnos y preguntamos por Francesco. Como si fuera el guión de una película italiana, ella gritó hacia los viñedos «Franceeeeescoooo!» y a los pocos minutos apareció él para darnos la bienvenida a sus bodegas. Quedamos encantados con la explicación, la cata de vinos informal y la visita con la mamma a sus pequeñas bodegas.

Actualización Feb 2017: Si queréis visitar las bodegas Vallone di Cecione, reservad a través de su página web para asegurar que tendrá disponibilidad. Hay que pagar algo para realizar la visita completa. Hay posibilidad de hacer cata de vinos.

Castellina in Chianti

Castellina es una ciudad etrusca con mucha historia. Si os gusta el arte histórico aquí encontraréis varios palacios y un museo arqueológico del Chianti.

Radda in Chianti

Radda es otro de los pueblos grandes del Chianti. Es un agradable paseo de un rato y vuelta a la carretera. Si, como nosotros, coméis allí algún día, os recomiendo el Bar Dante (Piazza Dante Aligheri, 1). Buen precio y comida.

La Botteghina – Dudda

A Dudda llegamos por recomendación de nuestros partners del intercambio de casas que hicimos en La Toscana. Massimo insistió en que fuéramos un día a comer para probar una auténtica trattoria toscana; y esperamos al último día. Las expectactivas eran altas pero quedaron incluso superadas. ¡Comimos divinamente! Ya se sabe que los locales saben siempre los mejores rincones. Así pues, si estáis por la zona y buscáis un sitio para comer, acercaros al minúsculo pueblo de Dudda (son dos calles) y al pie de la carretera encontraréis la Botteghina (que forma parte de un B&B llamado Casa al Chianti). Es una trattoria muy conocida en la zona así que mejor reservad – cuando fuimos, un sábado al mediodía, estaba a tope. Especialmente recomendado: el taglio di manzo agli aromi (carne, tipo carpaccio pero más grueso, con aromas de plantas y patatas al horno. Exquisito!).

Pizzería Zia Emilia – Poggio alla Croce

Otra recomendación gastronómica de nuestros partners de intercambio fue la de la Pizzería Zia Emilia, en la población de Poggio alla Croce. Pizzas deliciosas, extra finas y extra buenas; la primera vez que vemos que cortan el embutido delante nuestro y lo ponen en la pizza, directa al horno de leña. Poggio alla Croce es un lugar singular y con personalidad. Un pueblo para nada turístico, hyper local e incluso secreto. Queda colgado en lo alto de una montaña pero tiene un ambiente local fantástico. Cuando fuimos, estaban de fiestas locales.

Experiencias y Tours Guiados

Recomendaciones finales

rentalcars2Las carreteras del Chianti son estrechas y dan muchas vueltas, con subidas y bajadas. Sin prisas; los italianos tampoco van rápido por estas carreteras. Incluso encontraréis a más de uno que va andando o en bici. En más de una vez tendréis la sensación de que os habéis equivocado de ruta; probablemente vayáis bien, simplemente que las carreteras son más secundarias de lo que parecen. Haceros con un mapa en alguna oficina de Turismo (por ejemplo en Greve in Chianti) e id siguiendo el camino que más os apetezca. En la carretera también veréis señalizada la ruta del vino del Chianti Classico que pasa por algunos de los pueblos mencionados. Si necesitáis reservar coche, podéis hacerlo online a través de la web de rentalcars.

29 de junio 2014

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Pueblos con encanto de la Toscana

La Toscana: ese viaje que tenía pendiente desde hacía tanto tiempo. Hemos estado 8 días por esas tierras …y decir que nos ha encantado, es poco. Creo que ya es uno de nuestros destinos favoritos, Top 3. Seguro.

En casa siempre hemos sido muy fans de hacer rutas en coche; y éste es un viaje de mucho coche y paisaje. Un viaje sin prisas, con mucho tiempo para saborear un plato o unas vistas, y con calendarios abiertos para poder improvisar. Sin duda, un viaje que hay que hacer una vez en la vida.

A pesar de que es una zona muy turística, todavía existen pueblos preciosos y rincones por los que merece la pena pasar la tarde, sin hacer nada, viendo la gente pasar y comiendo un helado.

Disclaimer: no preparéis demasiado vuestro viaje, dejad lugar a la improvisación. Apuntad estos nombres en el mapa e intentad improvisar el resto. Es un gran país por descubrir (mapa en mano, eso sí).

Arezzo

Arezzo es para mí, una «pequeña Siena», más local y menos concurrida. Fuimos una tarde para cenar y salimos encantados. La primera sorpresa: saber que en Arezzo se han filmado una gran película: La Vida es Bella. A lo largo de la ciudad de Arezzo veréis carteles que explican el rodaje y cuentan curiosidades sobre las localizaciones. La segunda: coincidir con las Fiestas de Arezzo y poder ver los entrenos de las Justas de caballeros (entorno 18-20 junio). Ver el pueblo preparándose para la gran fiesta (sábado por la noche) fue realmente inspirador: banderas de colores en cada barrio, street art, habitantes que vestían con el pañuelo del color de su equipo y la plaza central vestida con escudos de colores para la ocasión.

Si cenáis en Arezzo, no os perdáis la pizzeria-ristorante «Mi va di più» (Via Garibaldi, 36 – Piazza San Agostino), recomendado por una familia de Arezzo que encontramos. Según mi hermano, «la mejor pizza que comió en este viaje». Y para mí, los mejores gnocchi en mucho tiempo. Si buscáis alojamiento, echad un vistazo a los más de cien hoteles en Arezzo.

 


Cortona

Cortona es una ciudad etrusca, construida (como casi todo en la Toscana) a lo alto de una colina y rodeada por una muralla con más de 3.000 años de antigüedad. Aquí abundan los turistas americanos y las galerías de arte (pero no es un lugar elitista, sino un pueblo que sabe sacar partido del turismo). En Cortona y alrededores es donde se rodó la película Bajo el Sol de La Toscana (¿de aquí que haya tanto turismo americano? Una camarera incluso nos dijo de forma irónica que Cortona es una «colonia americana»).


Montepulciano

Por nominación (casi) unánime de toda la familia, Montepulciano es el gran vencedor de la Toscana. Este precioso puebo medieval, situado en el Valle del Orcia, al sureste de Siena, fue una de las sorpresas más agradables del viaje. Lo que lo diferencia del resto de pueblos es que aquí éramos (casi casi) los únicos turistas (ojo: finales de junio). Su más que espectacular plaza en lo alto de la colina fue la guinda a un pastel lleno de cosas cuquis, tiendas artesanales, niños que jugaban a pelota en las calles, galerías de pintores contemporáneos y calles que subían girando alrededor del pueblo. Las calles suben, sí, pero la plaza del pueblo merece muchísimo la pena. Querréis parar el tiempo. Si buscáis alojamiento, echad un vistazo a este hotel con encanto, preciosísimo y muy «típico» llamado Villa Notolla.


 Pienza

Una visita por el valle de Orcia no está completa si no pasáis por Pienza. Podéis hacer el triángulo magnífico Cortona – Montepulciano – Pienza y os aseguro que os encantará. Pienza es el más pequeño de estos tres pueblos pero llegar hasta allí merece la pena para poder ver paisaje del Valle del Orcia. Entre Montepulciano y Pienza encontraréis las famosas colinas de color amarillento-amarronado de la Toscana. Desde el propio pueblo hay una buena panorámica al valle que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, pero no dudéis en pararos por el camino si encontráis paisajes bonitos. Otra recomendación: de Montepulciano a Pienza pasad por las carreteras secundarias, entre campos y viñedos.


Región del Chianti: Greve, Radda, Panzano…

El Chianti es una de las regiones del vino de la Toscana, situada entre Florencia y Siena. Ideal recorrerla en un día (o dos) muy tranquilamente, parando en cada pueblo, tomando fotos, visitando viñedos…. Las colinas aquí son más pronunciadas que en el sur de la Toscana y hay bastantes curvas. El paisaje también es distinto: mucho verde, viñedos y bosques húmedos. No os perdáis Greve in Chianti (con su preciosa plaza central), Panzano (y sus viñedos), Radda y Castellina, especialmente si os gusta el tema etrusco. Nuestro intercambio de casa estaba en esta región y pudimos recorrer las carreteras el Chianti varios días, parando incluso a comer en trattorias locales (en Dudda) y visitando bodegas ecológicas. El Chianti da para un post entero : leeros nuestras recomendaciones del Chianti en este otro post.


Siena

No sé si Siena cuenta como «pueblo» pero nos gustó tanto que merecía entrar en esta lista. Muchos menos turistas que en Florencia y calles preciosas por las que perderse. En Siena querréis ver la Plaza del Campo (donde se celebra el Palio cada 2 de julio y 16 de agosto) y el Duomo (si decidís entrar: 25 euros). Para comer, nos recomendaron la trattoria Papei, detrás del Ayuntamiento (Comunale, en el Palio), en la plaza del Mercado. Vale, no es el mejor restaurante italiano pero la calidad y precio no están mal. Ver hoteles en Siena


Monteriggioni

Monteriggioni es pequeño pero encantador. Para los que conocéis la Costa Brava, es un «Peratallada en la Toscana». Callejuelas, flores y tiendas en las que te lo comprarías todo: por ejemplo, un barretto! Está a lo alto de una colina y su muralla es circular, lo que lo hace especialmente curioso. Saliendo de Monteriggioni, dirección Volterra tendréis las vistas del pueblo. El 21-22 de junio en Moteriggioni se celebra el festival de la Viandanza, dedicado al «slow travel» y a los fans de viajar sin prisas, en bici o a pie.


San Gimignano

San Gimignano es uno de los pueblos más famosos de la Toscana. Seguro que pasaréis por allí, sale en todas las guías. Sus 14 torres lo hacen curioso, pero sus centenares de turistas paseando le quitan una parte del encanto. Lo que más nos gustó de San Gimignano fue coincidir con las Ferie delle Messi (fiestas de la recolecta, 14-16 Junio), una fiesta medieval en la que el pueblo se viste de la Edad Media y hay comparsas de caballeros, bailarinas, animales, etc. En San Giminiano no tendréis problemas para el alojamiento; ¡lo difícil será elegir en cuál quedarse! Desde B&B con vistas hasta agriturismos con encanto, encontraréis vuestra opción seguro: ver hoteles en San Giminiano.


Volterra

Volterra es un pueblo etrusco, sobre una colina (sí, la historia se repite). Creo que si no fuera porque era ya el último pueblo que visitábamos, ¡nos hubiera encantado! Tiene mucho ambiente, restaurantes, tiendas y heladerías. Especialmente recomendado el paseo alrededor de la muralla (acceso libre, gratuito)  para ver el teatro romano y las vistas desde el pueblo. Ah , y armaros de valor para llegar hasta allí: las curvas son infinitas!!

De camino entre Monteriggioni y Volterra descubrimos otro pueblo precioso: Colle di Val d’Elsa. Íbamos con el tiempo justo y no pudimos parar pero tenía muy buena pinta.


Florencia

Florencia es bonita pero parte del encanto se fue con el bochorno, el tráfico y la cantidad de turismo que había. Como gran ciudad, no debería estar en esta lista de «pueblos» con encanto… pero dejarme sólo que os haga una recomendación: no os perdáis la Piazzalle de Michelangelo. Fabulosas vistas a los tejados de Florencia, especialmente al atardecer si cae el sol. Tendréis que subir en bus o en coche, ya que se encuentra en una colina. Por lo demás, ya sabéis: paciencia para visitar junto a miles de turistas el El Duomo, la Piazza della Signoria, el Palazzo Vechio, el Ponte Vecchio, la Santa Croce, los jardines del Palazzo Pitti, los Uffizzi (a menos que seáis fans de la historia del arte, no entréis – menudo tostón) y la galería de la Academia donde está el verdadero David de Michelangelo. De todo esto, nosotros visitamos poco y acabamos pagando 30 euros por 6 cafés y dos helados. Mi recomendación es que os alojéis en el interior de la Toscana, pero si os apetece visitar bien a fondo Florencia, quizás sea buena idea alojarse una o dos noches en la ciudad–> Ver hoteles en Florencia.

Estos fueron nuestros pueblos favoritos de la Toscana. Seguro que hay más e incluso menos conocidos. Lo tendremos que dejar para otro viaje. También tuvimos que dejar aparacadas Lucca y Pisa, por quedarnos lejos de la casa y por preferir hacer pueblos más pequeños. Si pasáis por el norte quizás os interese saber que Pinocho «nació» en La Toscana. El Autor nació en Collodi (cerca de Lucca) y existe un parque dedicado al famoso muñeco de madera.

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Recomendación finales

  • En muchos pueblos tendréis que dejar el coche en los parkings y subir andando. Si tenéis dificultad para subir cuestas o vais con ancianos/niños pequeños, en muchos de los pueblos (ej: Cortona y Volterra) podréis subir hasta arriba, «descargar» a la familia y bajar de nuevo para dejar el coche en el parking.rentalcars
  • En primavera-verano hay muchas fiestas y festivales en todos los pueblos, incluso en los pequeños. Echad un vistazo a las agendas (online)  o preguntad en las oficinas de turismo de cada pueblo.
  • Igual de necesario es que pongáis un sombrero en la maleta como una chaquetita o cortavientos.
  • Si vais en coche a Florencia, aparcad en los parkings públicos subterráneos (están indicados en la ciudad) si no queréis que os pongan una multa. A pesar de que la hora sale cara, si vais un grupo os saldrá bien de precio (pagamos 18€ por estar 6 horas en Florencia; el tren nos habría costado 10 euros por persona = 60€). Eso sí, armaros de paciencia porque ¡el tráfico es horroroso! (no pitan ni conducen mal pero hay muchos atascos). Dos parkings que quedan cerca del centro histórico de Florencia: Mercato Centrale (pocas plazas) y Estación Central.
  • Si en Florencia tenéis pensado ir a los Uffizi y a la Academia, una buena idea es comprar los tickets por adelantado (aunque si vais al mediodía, sobre las 13h tampoco suele haber mucha gente). Recordad que los museos cierran el lunes (y quizás por eso se nota que hay menos gente paseando por la ciudad).

 


 

Aiguablava

Escapada a Begur, el corazón de la Costa Brava

Sabéis lo mucho que me gusta la Costa Brava. Uno de mis rinconces favoritos: el cabo de Begur. Aguas cristalinas, vegetación a primera línea de mar y un sinfín de acantilados que recorren las mil calitas que hay.

begurBegur está en el corazón de la Costa Brava, en la zona central. A 45min de Girona y a una 1:30h de Barcelona. Además de un enorme muchedumbre de turistas que repiten año tras año, en Begur veranean sobre todo los barceloneses. Seguro que habréis oído hablar de las aguas turquesas de Aiguablava, de lo cristalina que es el agua en Platja Fonda o de la lo precioso que es el pueblo de Sa Tuna. Todo esto está ahí, en el Cabo de Begur. Sin duda, el cap de Begur es uno de los lugares más bonitos de la Costa Brava.

Necesitaréis coche para moveros, sí o sí (aquí una ruta en coche por la Costa Brava). Hay servicio de autbosuses interubanos pero el coche os permitirá mayor flexibilidad de horarios y de itinerario. Al final, lo mejor de la Costa Brava es precisamente recorrer sus calas y pueblos. En un fin de semana podéis recorrer las playas de Begur tranquilamente. Habrá tiempo para bañarse, tumbarse al sol, ir de compras y cenar en una terraza. ¿Listos para el verano?

Las playas de Begur

El Cabo de Begur (Cap de Begur, en catalán) se divide en tres zonas de playas: norte, centro y sur.

Playas del sur: Aiguablava, Platja Fonda, Fornells

En Aiguablava os costará plantar la toalla en temporada alta. ¡No cabe ni una más! Por eso, si tenéis la ocasión de ir en temporada media (principios de junio o mediados de septiembre, idealmente) es una opción muy recomendable y la disfrutaréis el doble. Como su nombre indica, Aiguablava tiene aguas azul turquesa; muy espectaculares vistas desde lo alto de la colina por la que pasa el camino de ronda. En la playa hay algunos restaurantes, bares y chiringuitos donde comer (desde tapas, hasta una paella o también un bocadillo).

Platja Fonda es una de mis habituales por recomendación de Jordi y Lala que llevan muchísimos años yendo allí. Una playa ideal para los que saben nadar bien y que les gusten las playas hondas. Solo poner el pie en el agua, quedas hundido medio metro. Platja Fonda es una enorme piscina de agua cristalina (es de piedrecitas) y bien fresquita. Atención: para bajar a la playa hay varias escaleras.

En Fornells hay dos calitas chiquitinas pero paradisíacas, para aquellos que buscan algo más natural y menos turístico. Llegaréis a ellas a través del camino de ronda. Entre Fornells y Aiguablava hay unos 20 minutos andando por el camino de ronda (muy bien condicionado pero con varias escaleras).

Playas del centro: Aiguafreda, Sa Tuna

De Aiguafreda no os puedo contar demasiado, ya que no he estado; pero es bueno saber que queda resguardada, tierra adentro. Donde sí he estado y os recomiendo muchísimo la visita es el pueblo de Sa Tuna, un pueblo pesquero con casitas blancas preciosas y un ambiente muy local. La playa no es gran cosa pero está delante de la playa central del pueblo (¿o debería llamarlo «barrio» de Begur?) donde podréis comer tranquilamente sentados. Muy recomendable también un paseo por las callejuelas junto a la playa. Paredes blancas, buganvillas y geranios por todos lados. ¡Sa Tuna os encantará!

Playas del norte: Platja del Racó, Illa Roja, Sa Riera

Sa Riera es un pueblo muy animado con una de las playas más abiertas o amplias de la zona. Muy cerca queda Illa Roja (isla roja), una playa nudista muy conocida en la que se encuentra uno de los símbolos de Begur: una gran isleta de color rojizo. Y más al norte, Platja del Racó, que ya pertenece al pueblo de Pals, una enorme playa con vistas a las Islas Medas.

 

Si sopla Tramuntana: en el Cabo de Begur es frecuente que sople el viento. Si sopla tramuntana (viento del norte), en ninguna de estas playas estaréis resguardados del viento. Lo mejor, en ese caso, es que bajéis más al sur. Tamariu es una excelente opción en ese caso. Está a unos 15-20 minutos en coche desde Begur y queda totalmente a salvo del viento (comprobado en persona).

Por todas estas playas pasa el camino de ronda (GR), que recorre el Mediterráneo. Sería un pelín descabellado querer hacer el camino de un tirón entre Platja del Racó y Aiguablava, pero hay quienes se lo toman como una ruta de varios días. Informaos bien de las distancias antes de empezar. Lo que sí podéis hacer es el camino en pequeños tramos: de Aiguablava a Fornells por ejemplo; o de Fornells a Platja Fonda. Muy recomendable. No os hará falta calzado especial; hay quienes lo hacen con chanclas y la toalla colgando sobre espalda. Mapa de las playas recomendadas en este post

Tamariu

Tamariu

 

Qué hacer en Begur

Tras un día agotador en la playa, toca volver a Begur. Ducha en el hotel y listos para salir a ver la animación del pueblo. Las tardes y noches en Begur son muy animadas. Las calles son peatonales y el castillo (en lo alto de una colina) es de visita obligada. En un día claro, tendréis vistas a buena parte de Cataluña: Islas Medas, Pirineos, Montseny, etc. ¡Espectacular! Para llegar al castillo, muy recomendable el paseo por la calle de Vera (casitas blancas) y Sant Antoni (casitas típicas).

Si os interesa la arquitectura, pedid un mapa en la Oficina de Turismo para seguir el recorrido de las casas del centro histórico. Hay aunténticas mansiones.

 

Dónde dormir: hoteles con encanto en Begur

Os traigo dos opciones más que recomendables y agradables.

Hotel Aiguablava: un hotel muy familiar, cómodo y con impresionantes vistas al mar. De los de toda la vida y con las habitaciones situadas en pequeñas casitas que consiguen que te sientas aislado del resto de viajeros. Está situado en Fornells, frente a la playa. La mayoría de habitaciones tienen vistas al mar (ideales para una escapada con encanto). Un hotel perfecto para unas vacaciones tranquilas y relajantes. Tiene una enorme piscina, un jardín espléndido y bien cuidado, mesas de ping-pong (con raquetas y pelotas), pistas de tenis y un restaurante exquisito donde tendréis podréis desayunar, comer y cenar (con vistas al mar) si no os apetece salir del hotel. Y por supuesto, dispone de parking. Aquí también se celebran bodas, y cuando fuimos nos sorprendió la cantidad de clientes que ya conocían a los camareros y que incluso de despedían diciendo «hasta el año que viene». Sin duda, la atención y trato del personal del hotel es especial y muy cuidada, y esto se agradece. El hotel Aiguablava es ideal para aquellos que quieran relajarse e ir a la playa cada día. Está a pie de camino de ronda, así que si os apetece hacer la excursión os será muy fácil para llegar a Platja Fonda o a Aiguablava; un excelente hotel en la Costa Brava con vistas al mar !

[Reservar con Booking sin gastos cancelación]

Hotel Aiguaclara: si os apetece estar más en el centro de Begur, el hotel boutique Aiguaclara es una muy buena opción. Un hotel romántico, con encanto e ideal parejas. Un hotel «hecho con amor», su eslógan. Dispone de poquitas habitaciones, cada una de ellas personalizadas de una forma distinta. También dispone de parking y se encuentra a 5 minutos andando de la plaza central de Begur.