
Primeras impresiones (con jet-lag) desde Melbourne
On 30/09/2013 by Roser Goula[summary]Hace casi una semana que llegamos a Australia. Aquí ha empezado la primavera y hemos comprobado que, efectivamente, los remolinos en el hemisferio sur giran al revés.[/summary]
Nos ha costado más de lo que pensábamos recuperarnos del jet-lag. Las 14 horas de diferencia respecto a Nueva York y las otras 6 respecto a Barcelona, han hecho de nuestro ritmo vital un embrollo difícil de reorganizar. La falta de descanso real en el viaje en avión y el brutal cambio horario han conseguido que nos despertáramos cada día entre las 3 y las 5 de la madrugada (no importa las valerianas o lo cansados que estuviéramos el día anterior) y que tuviera que pasarme el día estirada por los sitios, medio mareada, como si estuviera en un barco. Arnau lo ha llevado mejor – siempre se adapta más rápido.
¿Vale, pero cómo es Melbourne?
Hemos salido poquito pero ya hemos visto bastantes cosas. Melbourne es una ciudad de un tamaño muy agradable, fácil de recorrer a pie. Muy distinta de Nueva York y parecida a las ciudades europeas y mediterráneas.
En parte, Melbourne se parece a Berlín, pero con mejor clima (o eso esperamos). Tranvías, parques enormes, un río que cruza la ciudad, mucho espacio, graffitis, arte por todos lados, artesanos vendiendo en las calles, muchos cafés donde tomar algo, y, sobre todo, esa multiculturalidad y sensación de que aquí hay espacio para todo el mundo.
Aquí no hay bocinazos; apenas hay tráfico. El centro está lleno de tranvías. Y los edificios antiguos (teniendo siempre en cuenta que Melbourne tiene 178 años de historia) conviven con los ultra-modernos, contemporáneos, con un look incluso futurista. Vivimos cerca de la plaza central, Federation Square, y vamos andando a casi todas partes. No sabéis lo agradable que es volver a pasear sin prisas y sin necesidad de subir al metro para moverse.
También se parece a Barcelona por su playa (St Kilda) con un precioso paseo que el domingo se llena de gente paseando, corriendo o tomando el sol. En toda la ciudad hay un gran ambiente por las calles, pero no es nada estresante, al contrario, todo es muy tranquilo, sin prisas, muy laid-back -viniendo de Nueva York, parece fácil que sea así, verdad?
Por ahora no hemos tratado con muchos australianos (aparte de nuestros partners de intercambio) pero a nivel turístico son un encanto con nosotros —y la oficina de turismo es la mejor preparada que he visto. Hay un shuttle-bus turístico gratuito (cinco dólares australianos a partir de octubre) en el que puedes subir y bajar tantas veces como quieras – y la conductora que nos llevó era más divertida que Andreu Buenafuente. Algo curioso de lo que ya nos habían avisado es de la cantidad de asiáticos que hay. Turistas y también locales, hijos de inmigrantes.
Aquí, vamos ocho horas por delante de la hora central europea, así que hemos cambiado nuestro ritmo turístico-laboral. Si en Nueva York trabajábamos por la mañana y salíamos por la tarde, aquí solemos hacerlo al revés: por la mañna, mientras Europa se va a dormir, salimos a ver cosas; y por la tarde trabajamos aprovechando que Europa se despierta. El problema es que cuando empezamos a recibir emails (a partir de las 18-20h), nosotros ya estamos mentalmente cansados. Sin embargo, sienta bien esto de levantarse y saber que tienes 8 horas por delante para hacer las cosas y entregarlas a tiempo, antes de que los demás se despierten 🙂
Dicen que en Melbourne se ven las cuatro estaciones en un sólo día. Y en esta semana ya lo hemos podido constatar. El tiempo es totalmente imprevisible. En un mismo día llueve, sale el sol, hace calor, sopla un viento fuerte y hace frío. Hay que salir preparados de casa con paraguas, chaqueta, jersey y también gafas de sol.
El deporte es una constante en la ciudad. Algunos van en bici, otros muchos corren y algún que otro rema por el río. Hemos coincidido con la Gran Final del fútbol australiano (y tras 3 horas de partido, creo que entendemos las reglas) y hemos comprobado la devoción de este país por el deporte -y por el civismo.
Hay un sistema de bike-sharing que queremos probar. Sin embargo, antes queríamos estar seguros de haber superado el jet-lag y de entender cómo se circula por la izquierda.
Melbourne nos resulta familiar: el fish and chips, la cultura del café, los viñedos en las afueras de la ciudad, las pizzas (aquí también hay un «Little Italy»), la playa… No sabíamos qué nos íbamos a encontrar, pero Melbourne ha superado (con creces) nuestras expectativas. Hay muchas cosas que hacer (teatro, cine, festivales…) y aventuras por descubrir (canguros y pingüinos incluídos) — no habrá tiempo para aburrirse, si el clima y el trabajo nos lo permiten.
Fins aviat!
You may also like
Compártelo:
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
1 comment
Archivos
- septiembre 2022
- junio 2022
- enero 2022
- noviembre 2021
- abril 2021
- abril 2020
- mayo 2018
- marzo 2018
- febrero 2018
- diciembre 2017
- agosto 2017
- julio 2017
- mayo 2017
- abril 2017
- marzo 2017
- febrero 2017
- diciembre 2016
- noviembre 2016
- octubre 2016
- septiembre 2016
- agosto 2016
- julio 2016
- junio 2016
- mayo 2016
- abril 2016
- marzo 2016
- febrero 2016
- enero 2016
- diciembre 2015
- noviembre 2015
- octubre 2015
- agosto 2015
- julio 2015
- mayo 2015
- diciembre 2014
- noviembre 2014
- septiembre 2014
- agosto 2014
- julio 2014
- junio 2014
- mayo 2014
- abril 2014
- marzo 2014
- febrero 2014
- enero 2014
- diciembre 2013
- noviembre 2013
- octubre 2013
- septiembre 2013
- agosto 2013
- julio 2013
- junio 2013
- mayo 2013
- abril 2013
- marzo 2013
- febrero 2013
- enero 2013
- diciembre 2012
- noviembre 2012
- octubre 2012
- septiembre 2012
- agosto 2012
- julio 2012
- junio 2012
- mayo 2012
- abril 2012
- marzo 2012
- febrero 2012
- enero 2012
- diciembre 2011
- noviembre 2011
- octubre 2011
- septiembre 2011
- agosto 2011
- julio 2011
- junio 2011
- mayo 2011
- abril 2011
- diciembre 2010
- noviembre 2010
- octubre 2010
- septiembre 2010
- agosto 2010
- julio 2010
- junio 2010
- mayo 2010
- abril 2010
- marzo 2010
- febrero 2010
- enero 2010
- diciembre 2009
- noviembre 2009
- octubre 2009
- septiembre 2009
- agosto 2009
- julio 2009
- junio 2009
- mayo 2009
- abril 2009
- marzo 2009
- febrero 2009
- enero 2009
- diciembre 2008
- noviembre 2008
- octubre 2008
- septiembre 2008
- agosto 2008
- julio 2008
- junio 2008
- mayo 2008
- abril 2008
- marzo 2008
- febrero 2008
- enero 2008
- diciembre 2007
- noviembre 2007
- octubre 2007
- septiembre 2007
- agosto 2007
Ooohhh! Melbourne és d’aquelles ciutats on també ens hi quedaríem una temporadeta, ens va encantar, sobretot la vida al carrer, els músics, les terrasses,i la sensació que sempre passen coses a tot arreu. La Great Ocean Road també és d’aquells paisatges al.lucinants que se’t queden per sempre a la retina…
A seguir gaudint!